Análisis de Memoranda (PC, Xbox One, Switch, PS4)

Haruki Murakami es uno de los pocos escritores japoneses con proyección internacional y eterno candidato al Nobel de Literatura. Además de novelas muy conocidas como Tokyo Blues o Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, es autor de varios volúmenes de relatos cortos. ¿Por qué hablamos de él en una página de videojuegos? porque ahora sale a la venta Memoranda, una aventura gráfica inspirada en su obra.

Esto supone que el juego está lleno de gatos, personajes que cocinan espaguetti, situaciones extrañas que sus protagonistas asumen como algo cotidiano y de experiencias existenciales que se presentan un mundo en el que los sueños desempeñan un papel relevante y en el que la fantasía y la realidad se funden.

Memoranda toma algunos de los elementos de los relatos cortos del autor japonés y los fusiona en una nueva historia. Por citar los ejemplos más relevantes, la protagonista es la joven Mizuki, que, como en El Mono de Shinagawa olvida a veces su nombre y una de las subtramas lleva a buscar a un paquidermo, como en El Elefante Desaparece.

Es necesario conocer los relatos cortos de Murakami para disfrutar del juego

Estamos, pues, ante un juego pensado para los amantes de la obra de Murakami, porque, además, es difícil entender lo que sucede si no conoces dichos relatos cortos.

Hay personajes que están ahí sólo como referencia al autor japonés y subtramas que acaban de forma abrupta, dejando en el jugador la misma sensación de desamparo y desconcierto que logra en sus cuentos Murakami, lo que supone un tanto para el estudio. Si no los conoces, el juego te parecerá un sinsentido y, si eres de los que te parece un escritor pesado, confuso y demasiado "intensito", tampoco disfrutarás de Memoranda.

La forma que Bit Byterz ha elegido para materializar este homenaje es la de aventura gráfica tradicional, y por tradicional entiéndase aquella que tiene un inventario en el que hay que combinar objetos entre sí, con algunas soluciones ilógicas de los puzles y en la que no estaban los ahora tan populares hot spots que indican los puntos con los que se puede interactuar en cada escenario.

Con esas influencias tradicionales extraña que haya veces en que intentas unir dos objetos del inventario o utilizar un objeto con el escenario y el juego te avise de que "eso es algo que harías antaño" pero no ahora.

La dificultad de llevar el realismo mágico a un videojuego

Así eran en los años 90 las que se consideran algunas de las mejores aventuras gráficas de la historia de los videojuegos, pero lo que las hacía grande no era esa dificultad, sino la historia que contaban y, sobre todo, cómo la contaban, y a Memoranda le limita su propia naturaleza onírica y compleja.

Puedes seguir una historia de piratas en la que casi nada tiene lógica si te la narran con humor, pero es difícil si se trata de ir dando pinceladas con historias a veces no explicadas. Algunos toques divertidos aquí y allá se perciben como algo extraño en un mundo que el resto del tiempo es demasiado serio.

Hay objetos y personajes con los que puedes interactuar y que no tienen ningún papel en la historia -lo que le da un toque interesante- y otros que están bastante ocultos, con lo que hay que recorrer con el cursor todos los escenarios cuidadosamente, sin dejar ni un pixel sin revisar, para que no se escape nada.

La solución a algunos puzles es arbitraria, y a veces tienes que recorrer los distintos escenarios una y otra vez hasta que pasas por el lugar más insospechado para activar la secuencia que te desbloquee el camino sin que nada te indique que debes hacerlo.

Tampoco es algo que suceda todo el tiempo (de otra forma el juego sería demasiado frustrante), y hacia el final los puzles son mucho más congruentes. Precisamente cuando la historia se vuelve más onírica es cuando cobra más coherencia y es más fluido el avance, de forma que es difícil saber si la falta de lógica que se produce a veces es una decisión de diseño.

Al principio del juego tienes acceso a un puñado de pantallas, pero poco a poco el mapa se va ampliando a nuevas zonas. Es algo gratificante cuando accedes a un área más pero también complica estos momentos en los que no sabes qué hacer ni dónde ir o con quién hablar. Lo mismo que el juego tiene esos puzles ilógicos, tiene otros momentos brillantes en que se desbloquea la historia y de repente la trama cobra un sentido diferente.

El apartado artístico es uno de los puntos más sólidos del juego

El diseño artístico de Memoranda es uno de sus puntos fuertes: el estilo y la paleta de colores retro encajan muy bien con el realismo mágico de la obra de Murakami. Mizuki representa al tiempo la fragilidad y la determinación y cada personaje que aparece tiene fuerza y profundidad tanto en su aspecto como en el papel que desempeña.

Mizuki mira a la cara del jugador cuando hace un aparte y, si está un rato sin recibir una indicación, saca la libreta y revisa sus notas, sus memoranda, lo que le acerca al jugador, lo mismo que las interacciones con algunos personajes que ayudan a reconstruir -o, mejor dicho, entrever- su historia. Los escenarios están llenos de detalles y cuidados con mimo. Y lo mismo puede decirse de una bella banda sonora y unos muy adecuados efectos de sonido.

Memoranda es una aventura gráfica diferente, dura de jugar en ocasiones por esas características clásicas a las que ya no estamos acostumbrados los jugadores y difícil de entender para quienes no estén familiarizados con la obra de Haruki Murakami.

Pero quienes gusten de esa jugabilidad tradicional y conozcan los relatos y la iconografía del escritor japonés sin duda disfrutarán de cada pequeño homenaje. El aspecto delicado pero rotundo a la vez del juego y su ambientación sonora suponen un plus para cualquiera.

El surrealismo es difícil de encajar en una aventura gráfica, y Memoranda no siempre lo consigue, pero sí es, como poco, un interesante ejercicio creativo y constituye un buen homenaje a los relatos de Murakami.

Este análisis se ha realizado tras jugar gracias a un código proporcionado por Digital Dragon.