Análisis de Lucius (PC)
La primera obra de Shiver Games ha resultado ser el ejemplo perfecto de cómo una buena idea puede quedar arruinada por una mala ejecución. A pesar de que su planteamiento inicial es bastante prometedor, Lucius padece de demasiados problemas como para convertirse en un clásico al nivel de las películas que pretende emular. Si queréis saber por qué el elegido del mal no ha dado la talla, simplemente tenéis que seguir leyendo.
Asesinatos en forma de puzles
El argumento del título es bastante sencillo. Nuestro papel será encarnar a Lucius, el hijo de una rica familia de los años 70. Pero como era de esperar, no se trata de un niño normal, ya que el día de su sexto cumpleaños descubre que es el Anticristo y su padre Lucifer comenzará a encargarle diversos asesinatos para que con cada sacrificio se haga más fuerte y sus poderes se vuelvan más poderosos.
Poco más se puede decir del argumento, ya que su narrativa es bastante pobre y forzada, su desarrollo es muy limitado, las escenas cinemáticas con las que nos pretenden contar lo que está pasando están muy poco inspiradas y no hay prácticamente ninguna sorpresa. Simplemente somos un asesino en serie de seis años que acaba con la vida de todo aquel que le rodea y que cada mes tiene un nuevo objetivo que llevar al matadero.
En contra de lo que podría parecer, su jugabilidad lo que nos propone es una aventura gráfica de toda la vida pero con controles en tercera persona. Por tanto, podremos recoger objetos, combinarlos y usarlos con otros elementos del escenario. Además también tendremos una serie de poderes que podremos usar en nuestras fechorías.
Esto hace que cada asesinato sea un puzle en sí mismo que tenemos que resolver, algo que provoca que el título caiga en una linealidad realmente alarmante al obligarnos a realizarlos de una única forma, limitando toda nuestra creatividad (y por consecuencia el uso de los poderes) cuando detectamos alguna otra forma de poder matar a nuestra víctima. Quizás se deba al estilo de juego escogido, el cual deja poco margen para la improvisación, pero no deja de ser un aspecto muy decepcionante.
Además, este problema se ve agravado cuando nos damos cuenta de lo mal planteados que están algunos puzles. El escenario siempre será la enorme mansión en la que vivimos, y en varios asesinatos sabremos lo que tenemos que hacer gracias a las sutiles pistas que encontraremos en los apuntes de Lucius y en las conversaciones que escucharemos de los residentes de la casa, por lo que el reto al final acabará consistiendo en encontrar el cómo llevarlo todo a cabo.
Por desgracia, esto no siempre es así y algo muy habitual y frustrante será el vernos dando vueltas por la casa sin saber qué hacer arrimándonos a las paredes para ver si nos aparece algún elemento con el que podamos interactuar y que nos dé la clave de lo que hacer, por lo que a pesar de que todos ellos responden a una lógica, esta no siempre está clara.
La gracia de cometer asesinatos con un niño de 6 años, es que nadie sospechará de él, por lo que nuestra prioridad será cometerlos sin que nos vean y haciendo que parezcan desafortunados accidentes. Por tanto, si nos ven usando poderes o llevando algún objeto peligroso como una pistola, nos detectarán y se acabará la partida, volviendo al comienzo del capítulo en el que estemos. A mitad de la aventura ganaremos un poder que nos permitirá borrar la memoria a corto plazo a quienes nos vean para evitarnos ver la pantalla de fin de partida, aunque sus cargas son limitadas.
Esto también desemboca en que tengamos que superar algunas secciones de sigilo terriblemente llevadas a cabo, en las que nos despertaremos en mitad de la noche y tendremos que llegar a un punto determinado de la mansión sin que nos pillen por el camino. Con evitar las luces de las linternas ya nos debería de bastar, pero probablemente os toque repetir un par de veces estos momentos para aprenderos bien las rutinas de los "vigilantes". Por suerte solo tendremos que lidiar con esto un par de veces en todo el juego.
Aunque peor que las secuencias de infiltración resultan ser las de combate, ya que a lo largo de la aventura también tendremos que hacer frente a un par de enemigos con nuestros poderes de fuego, que básicamente consisten en correr, lanzar magia, alejarse cuando se acerquen, lanzar magia y contemplar cómo arden. Una ejecución terriblemente pobre y con un planteamiento que desentona notablemente con el resto del juego.
También se han incluido una serie de objetivos secundarios que básicamente consisten en realizar las habituales tareas de un buen niño, como recoger nuestro cuarto, ayudar a los mayores, etcétera. Estas son muy aburridas, aunque completarlas nos recompensará con algunos regalos, como una ouija o un triciclo. La duración del título tampoco está muy allá, oscilando entre las cuatro y las cinco horas, contando con que no nos atasquemos demasiado. Además, sus valores rejugables brillan por su ausencia, por lo que no encontraréis mayores alicientes para repetir.
A nivel gráfico nos encontramos con un juego que no explota ni por asomo las capacidades de un PC actual, con unos modelados muy pobres para los personajes, animaciones faciales inexistentes, clipping, una IA lamentable, animaciones totalmente robóticas y ortopédicas, efectos de luces mejorables, etcétera. Lo que sí que merece la pena destacar es el diseño de la mansión y su ambientación, sin duda lo más logrado del juego, así como la representación del cambio de las estaciones. También merece la pena destacar lo sangrientos y crueles que son la mayoría de asesinatos, ya que no se cortan ni un pelo a la hora de mostrarnos cosas como un cráneo abierto al ser aplastado o a una persona partida por la mitad por una sierra.
En cuanto al sonido, FX Interactive vuelve a deleitarnos con un buen doblaje, con voces muy reconocibles del cine y de la TV, el cual se ve empañado por una terrible sincronización labial que conseguirá despistarnos bastante como nos dé por fijarnos en ella. La banda sonora cuenta con unos buenos temas musicales que encajan muy bien con lo que vemos en pantalla, pero son poco variados y todos ellos se repiten demasiado, llegando a cansarnos rápidamente.
Conclusiones
Como hemos dicho al principio de este análisis, la idea de ser el Anticristo y de encarnar al malo de la película es atractiva, pero su limitada jugabilidad no acompaña a la hora de ofrecer una buena experiencia de juego. Por desgracia, el guion tampoco es gran cosa y no consigue convertirse en la excusa que el juego necesita para recomendar su compra. Un título condenado al limbo de las oportunidades perdidas y que difícilmente pasará de la mera curiosidad.