Análisis de Los Sims 4: Urbanitas (PC)
El mundo de Los Sims 4 continúa creciendo expansión a expansión. Acaba de salir la tercera en los dos años de vida que tiene el juego, tras Los Sims 4: ¡A trabajar!, que nos abría la posibilidad de acompañar a nuestros sims en algunas profesiones y hasta tener su propia tienda Los Sims 4: ¿Quedamos?, que apoyaba la parte narrativa del juego al permitir que los personajes celebrasen reuniones de clubes de aficiones específicas.
Los Sims 4: Urbanitas cambia los típicos barrios residenciales por una ciudad, San Myshuno, que está dividida en cuatro barrios, cada uno con un nombre que lo define muy bien: la cosmopolita plaza de las especias, el bohemio barrio de las artes, el sofisticado barrio de la moda y la elitista zona rica. Los sims pasan a vivir en apartamentos y pueden participar en cinco festivales, hay una buena cantidad de objetos nuevos y tres profesiones más se añaden a las ya existentes.
No es la primera vez que los sims dejan los barrios residenciales para trasladarse a la tumultuosa ciudad, ni mucho menos, peros sí la primera vez que sentimos que se vuelven amantes del asfalto de forma entregada y decidida, y con posibilidades abiertas para contar historias: puedes ser un inmigrante recién llegado, o una pareja que ha decidido independizarse, o un rico propietario...
El simple hecho de dónde vivas ya indica tu estatus: a diferencia de los barrios residenciales que son bastante parecidos y en los que las diferencias las marca el tamaño de la casa y su mobiliario, en San Myshuno el precio de los apartamentos varía desde los muy accesibles 400 simoleons semanales de Casa Culpepper a los 7.500 del apartamento Chapitel de tres plantas. Y esto en lo que respecta a los apartamentos, ya que también se puede vivir en una casa de las habituales y en áticos, aunque en ambos casos hay que comprar, y no son nada baratos.
La vida tan en proximidad con otros sims trae la ventaja de que se presentan en tu casa en cualquier momento (si les has dado la llave del apartamento) y puedes bajar a la plaza en cualquier momento sin tiempo de carga, pero también el inconveniente de tener que soportar ruidos vecinales, algo que no sucede en la tranquilidad de los barrios residenciales. Broncas, amantes fogosos o música a un volumen desaforado turban el descanso de tus sims y los llevan a un alto grado de enfado.
Mientras juegas ves a los vecinos entrar y salir, recoger el correo y a veces indican su deseo de que los invites a tu casa. Tu personaje puede también ir a la suya simplemente llamando, pero a costa de un buen tiempo de carga que se repetirá cuando quieras volver a tu vivienda. Es extraño que puedas bajar a la plaza en unos instantes pero tengas que esperar para pasar al otro lado del descansillo.
Lo siguiente suele ser llamar a casa del vecino a quejarse si quieres seguir durmiendo y el vecino se disculpará o te dirá que tu vida es triste, según le dé o según la relación que tengas con él, y así se repetirá mientras lo tengas como vecino. Igualmente, de pronto puede aporrear tu puerta cualquier noche si considera que estáis haciendo demasiado ruido. Y, a veces, las tres actitudes se ven en el mismo vecino en pocos días.
El alquiler tiene el gran inconveniente de que te limita mucho, muchísimo, a la hora de construir, porque no puedes modificar ventanas del exterior del edificio ni la forma externa del apartamento. Los más baratos son, además, muy pequeños y en algunos casos su forma irregular deja muy poquito margen de reforma. Además, cuando te vas de un apartamento a otro debes decidir si te llevas los muebles contigo o te quedas con los nuevos, porque están todos amueblados.
Los áticos te dan algo más de libertad, pero nada comparado con la que tienes al construir en tu propia finca. No es una expansión pensada para construir, aunque la decoración de interiores tiene bastante interés con los objetos nuevos.
Vivir en un apartamento e ir cambiando según la unidad familiar de tu sim va creciendo o según sube profesionalmente le da un aire nuevo al juego, aunque un proceso bastante lento y el resto de los contenidos se queda corto en el camino, porque los barrios en realidad se limitan a una plaza y poco más, y en las plazas tampoco hay tantas cosas para hacer: comprar comida, oír músicos callejeros, jugar baloncesto (y no en todas), ver estatuas vivientes y manifestarse. En la zona rica hay también una zona de discursos, pero todo esto es insuficiente para mantener la atención.
Por suerte, están los festivales para añadir algo de variedad. Sabes cuándo se celebran porque lo ves en el tablón de anuncios del descansillo de tu apartamento y aparece un aviso dentro del juego. En el mercadillo encuentras objetos especiales, en el festival de las trastadas y las carcajadas puedes dar rienda suelta a la pillería y las bromas, el del romance es adecuado para encontrar pareja y casarse allí mismo y el de las especias ayuda a conseguir las 27 nuevas recetas de platos exóticos que hay en la expansión
El friquicon es sin duda el más versátil y con más posibilidades con personajes disfrazados, competiciones de videojuegos, pirateo de ordenadores e incluso la posibilidad de dar un paseo virtual. Pero cuando has estado ya tres o cuatro veces en cada festival se empiezan a quedar cortos.
Cada una de las tres profesiones (gestor de redes sociales, político y crítico) se divide luego en dos ramas. Su planteamiento está a medio camino entre el vacío absoluto que era el día a día laboral habitual en la serie y el hecho de acompañar y dirigir al sim en su jornada laboral de ¡A trabajar, ya que el personaje puede irse él sólo a su puesto y desaparece durante las horas que está allí, o puede trabajar desde casa y realizar distintas -y a veces disparatadas- actividades establecidas durante la jornada. No se sabe si el teletrabajo es un avance laboral en el juego o no, pero por lo menos permite tener cierto control y cuidar un poco a un sim que no esté en condiciones de trabajar un día sin que pierda la jornada laboral.
De las tres profesiones la que más entretenida nos ha parecido a la hora de jugar y prosperar en ella es la de político. Como gurú de las redes sociales te conviertes en un influencer y siendo crítico parte de tu trabajo puede consistir en ir a un puesto de comida y explicarle a quien lo atiende lo que te parece su comida, o ir al museo y dar una dura opinión sobre una obra. Pero como político las dos ramas están mucho más diferenciadas y puedes ser un activista o un político al uso y hacer promesas vacías que engatusen a los votantes para asegurar su voto o pedir un soborno. Es uno de los caminos profesionales más divertidos que hemos podido realizar en la serie participando de forma activa.
Además de su profesión principal, el sim puede ganarse un dinero extra, y hasta hemos llegado a tener una sim que compaginaba su trabajo de crítica con el de escritora de cierto éxito, cobrando dinero cada día por los libros publicados, y además conseguía alguna propina en sus ratos libres ejerciendo de estatua viviente en la plaza.
Su división tan compartimentada en cuatro barrios acaba haciendo que sea demasiado limitada, porque no sientes que tienes la ciudad entera para recorrer, sino que tienes tu casa y una pequeña plaza con, como mucho, un local más. Para cualquier otra cosa tendrás que pasar por tiempos de carga como si cambiases de zona del juego.
Con la adicción de esta expansión hemos notado que se quiebra el juego con más frecuencia de lo habitual, h hemos experimentado fallos tan variados como no poder ir a un festival mediante el acceso directo y tener que trasladarse, que de repente una mañana dos sims que eran amigos se odien sin que haya sucedido nada, desajustes con el reloj del juego, o personajes que desaparecían al bailar y se transportaban a algún lugar del edificio, por mencionar algunos.
Visualmente, el estilo de San Myshuno nos gusta porque es muy llamativo, cada barrio está muy bien definido y tiene personalidad muy marcada por los edificios y la plaza. En el sonido nos gusta que a veces el viento ulule por el barrio y los ruidos animados de los festivales, al igual que las nuevas emisoras de radio.
Una expansión divertida aunque falta de contenido
Con Urbanitas tenemos la misma sensación que con ¿Quedamos?, que la propuesta que tienen es acertada, pero que se podía haber desarrollado más, porque en este caso cada barrio se queda pequeño y ni los festivales pueden librarte de la sensación de que la expansión va escasa de contenido. Maxis va construyendo el juego sobre el esqueleto que salió inicialmente con ideas acertadas, pero tan medidas que empieza a parecer demasiado rácano, sobre todo cuando una expansión es tan limitada como esta que sale a 40€.
Aunque nos ha gustado vivir en la ciudad y hemos pasado ratos muy agradables en los festivales y desarrollando las nuevas profesiones, no deja de ser un envoltorio nuevo para el mismo caramelo. Urbanitas incluye bastantes cambios, pero quedan lejos de esa sensación de tantas cosas por ver que tenías en ¡A trabajar!, y está más cerca de esas posibilidades limitadas que ofrecía ¿Quédamos?, que consiste en ofrecer algo más pero tiene la misma jugabilidad del juego que salió hace dos años, y una expansión para ser realmente buena debe tener una experiencia de juego diferente.
Este análisis se ha escrito después de jugar con un código proporcionado por Electronic Arts.