Análisis de King Arthur II - The Role-playing Wargame (PC)

Muchas son las historias a las que ha dado pie la leyenda del Rey Arturo. Se han escrito infinidad de libros, filmado innumerables películas e incluso hemos podido disfrutar de varios videojuegos basados en esta historia. Arraigada ya como parte de la cultura popular, raro es que alguien no conozca a Arturo, Merlín, los Caballeros de la Mesa Redonda, la legendaria Excalibur o la búsqueda del Santo Grial.

Hace un par de años pudimos disfrutar de El Rey Arturo, un juego desarrollado por Neocore Games que nos llegó bajo el sello de FX Interactive.

A pesar de que se tomaba algunas licencias respecto a la leyenda original, supo convertirse en una oferta cuanto menos interesante que mezclaba una jugabilidad similar a la de la saga Total War con el encanto de las antiguas aventuras conversacionales, al mismo tiempo que nos narraba cómo Arturo llegó a ser rey y reunificó toda Britania.

Pues bien, por fin tenemos entre nuestras manos la segunda parte de aquel juego, que tal y como veremos a continuación, mantiene una línea tremendamente continuista, aunque se esfuerza por mejorar algunos puntos que no terminaron de funcionar en el título original y en ofrecernos una historia completamente inédita.

"Cuando el rey sufra, sus tierras sentirán su dolor"

El argumento de King Arthur II comienza justo donde acaba la primera entrega, y por tanto, donde suele acabar la leyenda, con Arturo como Rey de toda Britania y en posesión del Santo Grial. Pero todavía hay peligros que acechan al reino, y tras un periodo de paz y tranquilidad, una poderosa y oscura entidad se vio atraída por la prosperidad de estas tierras y del poder que emanaba del cáliz sagrado. Temiéndose lo peor, el legendario monarca convocó al valiente Sir Lancelot, al leal Sir Kay y a su reina y esposa Guinevere en el santuario del Santo Grial para discutir sobre el tema. Pero no todo salió como esperaba y en un momento dado de la reunión, la reliquia sagrada estalló en una explosión de luz que hizo desaparecer a todo el mundo menos a Arturo, que quedó inconsciente y enfermo por una maldición de la que no se conocía cura.

Esto provocó que el caos se fuera extendiendo por el reino, empezaran a aparecer monstruos por todos lados y las tierras fueran perdiendo su vida. Además, el único que parecía poder curar el mal que aqueja al rey, el mítico Merlín, ha desaparecido. Por lo tanto, nos tocará encarnar a William Pendragon, el hijo de Arturo, encontrar a alguien que pueda curarle, acabar con todo esto y salvar Britania.

El argumento es sin duda una de las grandes bazas de este título. Haciendo gala de una cuidada narrativa, nos sumerge de lleno en una historia de fantasía épica oscura con innumerables giros, situaciones tensas, personajes que son lo que parecen, misterios y donde nosotros seremos los auténticos protagonistas con nuestras decisiones.

Si jugasteis a la entrega original, su jugabilidad os resultará bastante familiar, ya que sigue la misma línea. Esta se divide en dos tipos distintos. Por un lado, una parte de su jugabilidad está enfocada como un juego de estrategia por turnos con combates a gran escala en tiempo real que nos recordará enormemente a la saga Total War, y por el otro, tenemos una aventura de rol conversacional, donde leeremos una ingente cantidad de textos y donde tendremos que ir tomando decisiones.

Los momentos de aventura están muy bien narrados y conseguirán captar nuestra atención fácilmente y sumergirnos de lleno en la historia. Dependiendo de las opciones que vayamos escogiendo el argumento irá tomando un rumbo u otro, podrán darse diversas situaciones y ayudará a definir nuestra moral como afín a las creencias cristianas y paganas, y como defensor de la justicia o la tiranía. Además, según nuestra moralidad obtendremos unas mejoras u otras, como la posibilidad de invocar dragones o ángeles al campo de batalla. Algo bastante interesante es que la gran mayoría de las decisiones que tendremos que tomar serán entre una escala de grises, ya que no está definido cuál es buena o mala, por lo que tendremos que escoger entre la que consideremos correcta o menos mala, algo que hace crecer su interés y que nos hará meditar con cuidado nuestras acciones.

Pero no todo será ir pulsando opciones sin más para que la historia vaya avanzando, sino que también tendremos que resolver puzles de esta forma, según las pistas que hayamos encontrado. Algo bastante interesante, es que en ocasiones para resolver estas situaciones, tendremos que echar mano de antiguas leyendas que tengamos registradas en nuestro códice, ya que pueden esconder la clave a nuestros problemas. Una forma interesante de darle uso y que no se quede en simplemente un elemento informativo opcional.

Como se puede comprobar, no es muy habitual este tipo de jugabilidad hoy en día y para muchos está completamente desfasada, ya que en ocasiones parecerá que hayamos comprado un libro interactivo en vez de un videojuego. Por esto, King Arthur II no conseguirá captar a nuevos jugadores, pero quienes disfrutaron de la primera entrega lo volverán a hacer, más todavía si cabe gracias a los avances que se han hecho en su historia y narrativa. Eso sí, tenemos que avisar que en esta ocasión el título ha llegado completamente en inglés, tanto voces como textos, por lo que quienes no dominen la lengua de Shakespeare no encontrarán prácticamente ningún aliciente para hacerse con él, ya que se perderán prácticamente la mitad de lo que ofrece el título.

Cambiando de tercio y entrando en la parte estratégica, lo primero que nos daremos cuenta es que ahora el mapa que tenemos disponible para recorrer es prácticamente el doble de grande que el del primer juego. En cada turno podremos movernos una distancia determinada con cada héroe y aunque podamos ir hacia donde queramos, es recomendable ir hacia donde están las misiones para no perder el hilo argumental y obtener jugosas recompensas. Estas pueden ser de distintos tipos, principalmente de combate, diplomacia o aventura. Las primeras como su propio nombre indican nos sumergirá de lleno en una batalla. Las de diplomacia nos plantearán problemas que han surgido en el reino o con algunas de las facciones y tendremos que decidir cómo resolverlo, lo que nos puede granjear el favor o la antipatía de ciertos grupos (los cuales nos darán ventajas si mantenemos contentos). Por último, las de aventura se resuelven en forma de aventura conversacional y pueden acabar desembocando en combate o no.

Cada turno representa una estación, por lo que cada cuatro de ellos llegaremos al invierno. Este se trata de una estación especial en el que la acción se paraliza, lo que significa que no podremos movernos. En cambio, este será el único momento en el que podamos subir de nivel a nuestras unidades y decidir qué opciones de las disponibles en nuestro árbol tecnológico queremos desarrollar. Para ir desbloqueándolas necesitaremos acumular puntos de Lore, que los conseguiremos de distintas maneras.

También tendremos que gestionar las ciudades que conquistemos, construyendo determinados barrios o estructuras que nos otorgarán diversos beneficios, aunque claro, solo nos beneficiaremos de estas mejoras si nos encontramos en su zona, ya que cada ciudad tiene un rango de influencia determinado. Otro aspecto que se ha mejorado es el de los artefactos mágicos, los objetos que podremos equiparnos para ganar ventajas en la batalla. Ahora podremos incluso encontrar las "recetas" para fabricarlos nosotros mismos si reunimos los materiales necesarios.

En cuanto a las batallas, estas tienen un objetivo claro: acabar con todo el ejército del rival. Aquí, la acción cambia al campo de batalla, donde cada una de nuestras unidades tendrá un determinado número de soldados. Podremos escoger que formación queremos que lleven cada una, lo que les dará diversos bonificadores y penalizadores. Existen diversos elementos bastante importantes a tener en cuenta. Por ejemplo, el terreno es clave para asegurar victorias, por lo que tendremos que ingeniárnoslas para hacernos con los puntos estratégicos para obtener las bonificaciones que nos darán. La Inteligencia Artificial ha sido también muy mejorada y responde a la perfección, con tácticas muy elaboradas y que nos pondrán las cosas realmente difíciles. La magia también jugará un papel bastante importante, y saber usar nuestros hechizos en el momento y lugar adecuado será de vital importancia.

Como novedad principal encontramos la inclusión de unidades aéreas, las cuales nos darán probablemente más de un dolor de cabeza. En términos generales, las batallas las hemos encontrado mucho más equilibradas. Los puntos estratégicos son importantes, pero no vitalmente indispensables, y ahora los hechizos del rival si estamos atentos podemos contrarrestarlos con mayor facilidad, gracias a la opción de realizar un escudo mágico para protegernos. Eso sí, los controles de la cámara no nos han gustado demasiado y podrían haberse trabajado mucho más. En caso de que no queramos librar estas batallas, siempre podremos escoger la opción de "auto combate" para que este se resuelva automáticamente en un segundo, aunque esta opción no es nada recomendable en los niveles de dificultad más altos.

Una Britania impresionante, pero mal optimizada

Llegamos a uno de los puntos más agridulces de este título. Gráficamente, King Arthur II se ve imponente y espectacular. Escenarios grandes y amplios, miles de soldados batallando en encarnizados combates masivos, efectos ambientales muy conseguidos, unas texturas muy cuidadas y un apartado artístico soberbio bastarían para definir lo bien que entra por los ojos lo nuevo de Neocore Games. El problema viene a la hora de verlo en movimiento.

Ya podemos tener un equipo con las últimas piezas del mercado o que bajemos sus opciones gráficas, que el motor del juego se resiente demasiado. En ningún momento lo veremos funcionar realmente fluido y como debería ir, algo que por desgracia acaba afectando a la jugabilidad de las batallas, ya que su poca fluidez y lo irregular del control de su cámara, hacen que movernos por el campo de batalla sea prácticamente una odisea y nos estropeará bastante la experiencia. Además, los tiempos de carga tienen una duración más larga de lo normal, por lo que también necesitaremos de una buena dosis de paciencia para lidiar con ellos.

En cuanto al sonido, nos encontramos nuevamente con una de cal y otra de arena. La banda sonora es buena, se adapta perfectamente a lo que vemos y funciona especialmente bien en el mapa de exploración. En cambio, en el campo de batalla resulta mucho más repetitiva y menos inspirada. Aunque el auténtico problema viene por culpa del doblaje del narrador, ya que nos narra todo lo que pasa como si leyera un cuento infantil y tuviéramos cinco años, con momentos realmente ridículos como cuando imita las voces de unos niños o a las mujeres. Esto no tendría porque ser malo, pero considerando lo dura, adulta y madura de la historia, desentona mucho y dificulta la inmersión, por lo que probablemente acabaremos desactivándolo.

Conclusiones

King Arthur II: The Role - Playing Wargame es un buen juego de estrategia que hará las delicias de los fans del primer juego, a pesar de que no evoluciona demasiado, por lo que a quienes no les gusto la entrega original esta tampoco les atraerá. Ofrece una gran historia y una jugabilidad mucho más pulida y equilibrada, llena de opciones de gestión y estrategia militar, y donde en todo momento nos sentiremos protagonistas de la leyenda. Sin embargo, su pobre optimización y la falta de una traducción, suponen graves lastres para su pleno disfrute.