Análisis de Imperivm Civitas (PC)
Nos encontramos, entonces, con un desarrollo claramente diferente a lo visto en Imperium, y que retrotrae a los simuladores de administración de ciudades. Pero, ¿Realmente los supera en complejidad y desarrollo? Esta es la pregunta en la que vira todo el análisis, ya que aunque el concepto es escasamente innovador fuera de la ruptura en la franquicia, lo cierto es que el juego incorpora importantes novedades tanto en control como en diseño que lo hacen especialmente interesante para los aficionados al género.
Como es habitual, la idea es mantener la dualidad equilibrio – expansión a través de la gestión de unos recursos limitados en número (aunque no se agotan, algo que hace fácil el desarrollo). Todo ello condicionado fuertemente por las peticiones de la plebe, que se convertirán en mandatos una vez tengamos las villas de los patricios en nuestra urbe. Si bien estos son, entonces, condicionamientos internos, tendremos en algunas ciudades que enfrentarnos a los condicionamientos externos. Esto es, los bárbaros, que obligarán a mantener un cuartel y varias legiones para tenerlos controlados.
En fin, una tarea nada sencilla, aunque el juego – y esto es una gran virtud – está escalonado de manera progresiva para no resultar especialmente difícil al inicio.
Imperium Civitas ha resuelto este problema con uno de los interfaces más brillantes que se han visto en el género: rotae. Esto es, una rueda de menús activable con el botón derecho que da lugar a otras ruedas presentando distintos menús circulares. Estos últimos representan agrupaciones comunes: edificios públicos, recursos, etc. La mejora con rotae es obvia por dos elementos diferenciados: la facilidad para realizar las acciones y la liberación de elementos inútiles en la pantalla. Es, efectivamente, uno de los pocos simuladores urbanos sin la molesta barra lateral con el conteo de recursos o los botones clásicos.
Sin duda, todo un acierto que repercutirá en la accesibilidad de un género en ocasiones difícil.
Aquí hay dos elementos que resultan sumamente interesantes: la esclavitud y la microadministración. La esclavitud modifica en parte el sistema de trabajo, ya que nos permite tener una mano de obra libre dispuesta a realizar nuestros edificios. Si bien es cierto que el mantenimiento es mínimo, la obtención no lo es, y tendremos que pagar oro. Es importante, también, no mantener demasiados, ya que podrían dar lugar a rebeliones, caso que da de manera específica si los cargamos de trabajo. La microadministración es un concepto tomado de Sim City, y que estaba peor implementado en Caesar. Supone, en fin, poder seguir la vida corriente de un habitante de nuestra civitas. Algo inútil en principio, pero útil una vez se profundiza en las demandas de cada uno de ellos. Será una especie de termómetro social sobre el estado de la urbe, y de las demandas de cada uno de los habitantes.
Las necesidades básicas se concretarán tanto en los recursos ya manufacturados como en los objetos de lujo, necesarios para mantener el patriciado y sobre todo el aspecto visual de tu populosa urbe.
El apartado sonoro muestra en la mayoría de ocasiones música ambiental, adaptada a cada ciudad, y que sirve de medio para ubicar al jugador en el mundo romano. Los efectos sonoros, las voces, son en contrapartida un fin, y FX Interactive ha realizado una labor brillante doblando todas, incluidas las de los ciudadanos en la microadministración. Todo un punto a favor del distribuidor, que cuida con mimo todas y cada una de las adaptaciones a nuestro mercado.
Entonces, Civitas con un sistema económico más desarrollado que incluyera agotamiento de recursos, construcción de alcantarillado (¡Esencial ya en época romana!), y lucha de facciones políticas podría haber sido el juego definitivo en el género, ya que tiene todo, absolutamente todo, para triunfar. Es esta falta de ambición en el diseño la que limita en parte el mejor juego de Haenimont hasta la fecha.
Este Imperium Civitas se queda corto más bien en las posibilidades de construcción y las revueltas sociales, que podrían haber estado vinculadas a la escasez de recursos o a las luchas políticas (revueltas a favor de la ciudadanía, etc.). Y a pesar de ello - y citando todo lo anterior -es quizá el mejor título de la franquicia Imperium, con un gran mimo en la distribución y producción por parte de FX y por el cambio – siempre arriesgado – a los polígonos.
En fin, gracias a su optimización, facilidad y traducción íntegra al castellano es sumamente recomendable para cualquier jugador de PC.