Análisis de Hyper Light Drifter (PC, PS4, Xbox One)
La crítica fácil a Hyper Light Drifter sería que no es precisamente el juego más original del mundo. ¿Pero cuándo ha sido eso un aspecto realmente de peso para su valoración? Casi todos los juegos toman elementos de aquí y de allí, combinados con acierto o no. El juego de Heart Machine en una descripción de telegrama sería una revisión del estilo The Legend of Zelda 2D modernizado con algunas de las mecánicas que ha puesto de moda principalmente la saga Souls de From Software. Hay varios juegos independientes que lo han intentado –el mediocre Animal Gods-, muchos centrados sólo en los jefes finales –Titan Souls, Jotun-, y hay otros que están por venir, caso de Eitr, pero pocos resultan tan espectaculares como Hyper Light Drifter.
Puede que lo más llamativo de este título financiado en Kickstarter sea su estilo gráfico pixelado, realizado con un gusto exquisito que no muchas veces encontramos en los lanzamientos que se autodefinen pixel-art y que derivan más pixels que arte. Sin embargo, Hyper Light Drifter es más que una fachada bonita, es un adictivo juego de acción y pinceladas de rol pensado para los más jugones. Se lanza ahora en PC y a lo largo del año a Xbox One, PlayStation 4, Wii U y PS Vita.
Hyper Light Drifter comienza con una secuencia animada un poco críptica donde descubrimos que el misterioso héroe sufre de algún mal. La narrativa escogida, muy para la interpretación del propio jugador, es quizás el punto más discutible de su desarrollo. Ocasionalmente encontraremos personajes que en nos hablan con una ilustración en lugar de texto, y en otras el lenguaje son signos extraños que no logramos comprender. En este caso los creadores no se han obsesionado con dar un gran argumento o siquiera de explicarlo claramente, sino en transmitir emociones con los gráficos –la paleta de colores es preciosa- y la melancólica música ambiental a cargo de Disasterpeace –Fez, Bit. Trip Runner2, o la película It Follows, por citar ejemplos conocidos-, que fuera del juego no tiene demasiado sentido, pero dentro ayuda a dar un aire mágico.
Dejando a un lado lo agradable que es investigar las mazmorras y escenarios del estilizado mundo de Hyper Light Drifter, Heart Machine se apoya por un control sencillo y efectivo, pensado más para pad que combinación de teclado y ratón. Como hemos mencionado, los clásicos Zelda u otros action-RPG de vista isométrica de la era 8 y 16 bits son el punto de partida para el sistema de exploración y combate, esto es, un botón de acción para golpear con la espada a nuestros enemigos/objetos cercanos, y un acceso directo para recuperar salud. Está potenciado con un ritmo rápido gracias a un movimiento evasivo que nos saca de apuros ante cualquier embestida, o para saltar pequeños precipicios durante la exploración, y dispone de limitados disparos para ataques a larga distancia que se recargan matando enemigos –es decir, nunca llega a convertirse en un shooter-.
Es un control al que te acostumbras enseguida, pero eso no significa que estemos ante una aventura fácil. Nuestra salud se compone de bloques que se van perdiendo con cada error; frente a un grupo de enemigos durillo puedes morir en un santiamén. Por suerte, también los enemigos muestran sus bloques de salud, algo que puedes aprovechar para plantar tu estrategia y eliminar primero a los más débiles, o saber si toca huir para buscar una mejor posición. La mecánica funciona porque hay una abundante cantidad de criaturas con distintos patrones de ataque, algunos son rápidos, otros lentos, con proyectiles, ataques de área o mueren con una traicionera explosión. Aprende el comportamiento de monstruos y jefes –una auténtica prueba para tus nervios-, aunque sea a base de muertes, y tendrás medio juego hecho.
Hyper Light Drifter no perdona los errores, así que advertimos que los jugadores menos pacientes encontrarán la frustración pronto. Hay un generoso sistema de puntos de control, prácticamente a cada piso o habitación importante que se descubre se guarda la partida, no obstante a veces se puede registrar la partida cuando peor estamos –a punto de morir-, lo que crea una situación de peligro para las siguientes partidas que empezarán al borde de la muerte. Dado que no siempre abundan los ítems de salud, a veces toca volver atrás o a la ciudad principal, lo que parece un pequeño fallo de diseño o comodidad. Nos ha sucedido que el juego guardó después de ganar, con la vida tiritando, un combate con un subjefe; el progreso desde ese punto se hizo muy complicado, a cada reparación lo hacíamos con escasa salud.
El mundo se divide en grandes zonas accesibles desde el mundo central, desde el que se pueden adquirir valiosas habilidades, tipo devolver proyectiles, aumentar salud, más balas, etc. Es un mundo abierto en el que puedes volver atrás para fortalecer a tu personaje si el reto se hace muy cuesta arriba.
A medida que se progresa por las ruinas y catacumbas, desbloqueamos puntos de teletransportación para llegar rápidamente a las zonas ya descubiertas. El objetivo es activar un pilar de cada región, y además de los citados enfrentamientos o la presencia de trampas, hay pequeñas dosis de búsqueda porque es un juego que apenas te guía; tu intuición te dice lo que hacer en cada momento. Confía más en ella que en el farragoso mapa, que muchas veces no aclara bien hacia dónde dirigirnos.
El diseño libre del juego eleva innecesariamente la dificultad provocando que más de un jugador se encuentre por momentos perdido, sobre todo en las primeras horas de una curva de dificultad un poco alta. ¿Eres muy buen y todavía te parece poco reto? Tras terminar el juego, de aproximadamente siete horas, podrás comenzar Nueva partida + con menos salud. Sólo para masoquistas.
Una pequeña queja sobre los gráficos: está limitado a 30 imágenes por segundo. Esto afecta al desplazamiento de la pantalla y puede ser un inconveniente en las situaciones con múltiples enemigos en movimiento, aunque es fácil acostumbrarse después de unos minutos de partida. Por lo demás, escenarios maravillosos, animaciones detalladas, arquitectura fantástica, un trabajo visual que saca lo mejor de la baja resolución gracias a los vibrantes colores y degradados. Juegos como este nos reconcilian con los pixels tamaño puño.
Conclusiones
Hay quien dirá que Hyper Light Drifter es otro ejemplo de estilo sobre sustancia, en parte porque hay lanzamientos independientes -y superproducciones, sea dicho de paso- que ya nos la han colado pobre jugabilidad detrás de arte arriesgado o atractivo. No es este caso. Es fácil destacar todo lo audiovisual porque es donde este título muestra su personalidad, pero hay un divertidísimo sistema muy fácil de aprender, difícil de dominar, que hace mucho mejor lo que otros proyectos indie han buscado sin tanto éxito.
Advertir que sufre de pequeñas decisiones cuestionables que suben la dificultad un poco más de lo deseable como para recomendar abiertamente y sin reparos a la gran mayoría. Para el jugón del rol o la acción 2D no será un obstáculo insalvable, y ellos sí deberían dar una oportunidad a una de las sorpresas de los últimos meses.
Hemos realizado este análisis en su versión de PC con un código de descarga que nos ha proporcionado Heart Machine.