Análisis de Hellgate: London (PC)
A mediados de la década de los noventa Blizzard Entertainment, compañía por aquel entonces ya respetada gracias a su clásica saga de estrategia Warcraft, lanzó al mercado la que sería sin duda una de las franquicias más importantes en el mundo de los videojuegos: Diablo. Este juego y su fantástica secuela, que combinaban acción y rol a la perfección, sumergían al usuario en un mundo de espada y brujería dominado por las fuerzas del mal en el que, como principal aliciente, podían moldear con una gran libertad de acción a su avatar, no ya solo a nivel de equipamiento, que resultaba sin duda uno de sus aspectos más interesantes por lo desafiante que resultaba el encontrar las mejores armas o corazas, algunos de estos objetos de carácter único, sino también por el presentar a siete combatientes distintos (con la expansión de Diablo II) que, siendo totalmente opuestos entre sí, también podían llegar a diferenciarse de forma notable dentro de su propia categoría dependiendo de las elecciones tomadas en el transcurso de la partida. Además, su vertiente online, ya desde el original, se convirtió en todo un referente que muchos otros títulos imitarían después.
Ahora el equipo Flagship Studios, formado por algunos de los creadores de este clásico, entre los que destaca también la figura de Bill Roper (uno de los máximos responsables de Diablo y Warcraft), rescata esta frenética fórmula de juego aunque trasladándola a un campo de batalla totalmente novedoso: la ciudad de Londres tras haber sido arrasada por las terribles fuerzas del averno.
Como decíamos, esta obra de Flagship Studios se mantiene totalmente fiel a las bases establecidas por la serie Diablo. De este modo, antes de adentrarnos en las infernales calles de Londres, deberemos crear al avatar que nos representará en el juego, para lo cual contaremos con seis tipos de combatientes distintos, a cada cual más interesante. De este modo, podemos optar por los caballeros templarios, que presentarán a los guardianes, soldados que usan armas blancas combinadas con escudos o determinadas armas de fuego, y los espadachines, que causarán estragos entre las filas enemigas portando armas afiladas en cada mano.
También, los cabalistas nos ofrecerán la vía mágica con sus convocadores, que podrán invocar a determinados demonios con los que atacar a los rivales, y los evocadores, que harán uso de un importante repertorio de conjuros con los que abatir a todos los demonios y muertos que nos salgan al paso. Por último, nos encontramos con los cazadores, que se centrarán por completo en el uso de armas de fuego, como los tiradores, o combinarán este tipo de armas con sus habilidades para desarrollar nuevos tipos de tecnología, incluyendo la posibilidad de crear drones y bots en el caso de los ingenieros.
Una vez realizada la elección, nos veremos envueltos en el caos más absoluto al encontrarnos frente a decenas y decenas de enemigos de todo tipo que no dejarán de acosarnos en ningún momento de la partida. En este aspecto, como resaltábamos con anterioridad, tanto el planteamiento jugable como el desarrollo de la acción serán prácticamente idénticos a lo visto en la mentada serie Diablo, destacando como principal novedad el nuevo sistema de control con el que nos encontraremos, ligado este aspecto al nuevo enfoque visual que se nos ofrece. Y es que a diferencia de la mayoría de títulos de este género, que suelen optar por una vista isométrica (se nos presenta toda la acción desde arriba), en Hellgate: London disfrutaremos de la partida en primera y tercera persona dependiendo del arsenal que llevemos equipado (con armas blancas obligatoriamente jugaremos en tercera persona), lo que no significa que se haya potenciado excesivamente el apartado de acción relegando a un segundo plano el rol.
Y es que a pesar de que en esta ocasión controlaremos a nuestro avatar como en cualquier juego de acción combinando el teclado (controlamos los movimientos, los ataques especiales y el acceso a los menús) con el ratón (con el que asestaremos golpes e interactuaremos con el entorno), en todo momento estarán presentes los elementos del género rol. De este modo, en primer lugar, conforme vayamos abatiendo a las decenas de enemigos que nos saldrán al paso adquiriremos puntos de experiencia que, llegado el momento, nos permitirán avanzar de nivel sumando una serie de puntos de atributo a distribuir en aspectos como la fuerza, resistencia, voluntad o precisión; y también puntos de habilidad que invertiremos en el clásico repertorio de ataques y poderes especiales que podremos usar, previo gasto de energía, en el transcurso de las batallas (también hay lógicamente habilidades pasivas).
Lógicamente, dependiendo del tipo de personaje escogido, y también del estilo de combate que decidamos desarrollar, la forma de afrontar la acción variará de forma considerable, lo que resulta de lo más divertido y adictivo. Así pues, podemos comenzar la partida encarnando a un guardián con el que abatir a los enemigos con certeros golpes de espada, y después decidir completar la aventura de nuevo con un tirador, con el que podremos combatir a los rivales desde la distancia con una increíble variedad de armas de fuego, o con cualquier de los hechiceros, que nos deslumbrarán con un importante repertorio de poderes mágicos.
Como en Diablo, cada vez que eliminemos a los enemigos iremos encontrándonos con infinidad de tesoros que, dependiendo de nuestra clase, nivel y atributos, podremos usar o no. Este elemento, unido al ya citado gran abanico de golpes especiales que podremos desarrollar, de nuevo juega un importante papel en la distinción que lograremos crear entre nuestro avatar y el de otros jugadores, ya que dependiendo de nuestras decisiones, y del equipo que llevemos, jugaremos un papel distinto en cada contienda: podemos actuar como un luchador nato que se abalanzará al frente de batalla sin pensarlo, o con una misma clase de personaje, mantenernos en la retaguardia para beneficiar a nuestros aliados con una serie de auras mágicas, o perjudicar a los contrarios con gritos provocadores.
Flagship Studios, como indicábamos, también ha tenido muy en cuenta el increíble repertorio de objetos que encontraremos a lo largo de nuestras andanzas por Londres ya que, aparte de los objetos básicos que contarán con sus propias estadísticas, habrá una infinidad de armas, corazas, y demás ítems mágicos, especiales, o únicos que lógicamente potenciarán el aspecto de rejugabilidad en Hellgate: London. Además, por si esto no fuera suficiente, también podremos mejorar algunas de las armas con determinados dispositivos, lo que de nuevo viene a ahondar en la ya vista libertad de desarrollo de cada personaje.
Por supuesto, estos portales no siempre nos conducirán directamente al lugar deseado, sino que en la mayoría de casos serán el nexo de unión entre la estación de la que partimos y el lugar de destino. Esto, para nuestra desgracia, significa que deberemos recorrer infinidad de pasadizos y zonas repletas de decenas y decenas de criaturas infernales que nos pondrán las cosas realmente difíciles, sobre todo cuanto más avancemos en la aventura. Y es que aunque en Hellgate: London la base de los objetivos sea siempre similar, conforme progresemos en la partida las misiones resultarán mucho más frenéticas y complicadas, ya que aparte de tener que matar a un número determinado de enemigos, encontrar una serie de objetos, o adentrarnos en un portal concreto, las hordas de enemigos que nos saldrán al paso serán mucho más numerosas y letales, destacando en estos grupos la figura de los demonios únicos o raros que, pese a ser en la mayoría de casos idénticos al resto de monstruos de su especie, sí presentarán unas habilidades fuera de lo común.
En este tipo de situaciones no todo se limitará a pulsar repetidamente el botón izquierdo del ratón mientras lanzamos sin descanso nuestros golpes especiales o conjuros mágicos, sino que deberemos tratar de evitar las grandes aglomeraciones (se pueden llegar a juntar varias decenas de enemigos a la vez), esquivar los ataques a distancia de los demonios, los posibles estados alterados provocados por muertos que dejan tras de sí un rastro letal, y los lugares peligrosos, entendidos éstos como las zonas en las que podamos ser rodeados sin posibilidad de escape. Además, estas situaciones resultan francamente impresionantes, sobre todo gracias al gran nivel de detalle logrado tanto en los entornos como en la increíble fauna con la que nos encontraremos en nuestra tenebrosa historia. Y es que estos seres, que nada más vernos se lanzarán a toda velocidad hacia nosotros sin pensárselo dos veces, harán uso de todas sus habilidades para acosarnos desde la distancia con poderes mágicos o armas de fuego, y en las distancias cortas con sus garras, espadas, o cualquier objeto que lleven encima, llegando al extremo de poder rodearnos y molernos a palos, o lanzar brutales golpes que nos dejarán aturdidos durante varios segundos. Si encima nos encontramos con alguno de estos seres con estados alterados permanentes, como el lanzar energía eléctrica con cada uno de nuestros golpes por ejemplo, la cosa se complica todavía más.
Por supuesto, como ya destacábamos con anterioridad, nosotros también podemos marcar la diferencia gracias a nuestro equipamiento o algunas de las habilidades especiales que podremos desbloquear conforme avancemos de nivel, ya que del mismo modo, nosotros podemos provocar estados alterados en los rivales al contacto con los mismos (hay infinidad de armas con diversas características especiales), o simplemente con nuestra sola presencia. Este tipo de situaciones resultan todavía más emocionantes en las partidas a través de Internet, ya que junto a otros jugadores, podemos crear grupos de combate portentosos que, por supuesto, permiten la estrategia entre usuarios: mientras que los luchadores especializados en el combate cuerpo a cuerpo frenan las acometidas rivales desde la retaguardia el resto puede lanzar todo tipo de ataques ofensivos y defensivos. El problema en este aspecto lo encontramos en la imposibilidad de usar a nuestro personaje diseñado para la vertiente monojugador en las partidas en línea, lo que nos obliga a crearnos a un avatar destinado únicamente al juego online.
Este aspecto, unido a ciertos problemas de latencia en la conexión (el conocido lag), resta un gran atractivo al juego en solitario, ya que muchas veces los usuarios lo suelen emplear para encontrar algunos de los objetos más importantes del juego, o ampliar su botín. Pero ahora, si alguien quiere demostrar su valía en el juego ante otros jugadores, no le queda otra que jugar siempre a través de la red con los citados problemas de conexión que hay actualmente, lo que como os podéis imaginar resulta francamente decepcionante. Y es que entendemos que esta medida se tome por cuestiones de seguridad, pero en el ya citado Diablo II, existía la opción de jugar únicamente a través de Internet, o disfrutar de ambas facetas fuera de estos servidores específicos.
Sin embargo, esta variedad en los enemigos, que como decimos serán de todos los tipos y colores, con algunas bestias enormes que nos dejarán con la boca abierta, no se ve reflejada en los entornos que recorreremos. Y es que aunque cada vez que iniciemos la partida cada escenario de batalla se creará de forma aleatoria, al final la mayoría de elementos que los compondrán serán idénticos entre sí, lo que hará que recorramos una y otra vez las mismas vías del metro, o pasemos decenas de veces por unas instalaciones subterráneas o calles de Londres similares a las vistas en otros momentos de la aventura. Aún así, por supuesto, también hay lugar para entornos macabros o siniestros que nos harán vivir situaciones de lo más emocionantes, como nuestra visita al museo, a diversas zonas del infierno atravesando portales dimensionales, o a la mente de un enfermo desquiciado. También nos encontramos con otras zonas en las que nuestros objetivos variarán algo con respecto a la mayoría de misiones, o nuestra forma de afrontar la misión será totalmente distinta: podemos adentrarnos en unos entornos completamente a oscuras en los que deberemos usar una linterna para lograr ver a las decenas de enemigos que gritarán y correrán hacia nuestra posición, o guiar a unos soldados hacia la victoria sin intervenir nosotros en el combate de forma directa.
La intensidad en las batallas, y también la espectacularidad, cobrará un mayor protagonismo en algunos de los momentos en los que combatamos junto a otros templarios en escenarios de proporciones considerables mientras decenas de criaturas gigantescas nos acosan desde todos los frentes. En este sentido, como hemos remarcado con anterioridad, el diseño de las criaturas y los entornos, pese a ser repetitivos en algunos momentos, también están a un grandísimo nivel, destacando por encima de todo el aspecto de nuestro avatar, que se modificará constantemente conforme le equipemos los objetos que nos vayamos encontrando. Aquí no podemos dejar de mencionar el genial trabajo llevado a cabo en cuanto al diseño de las armaduras que podrán llevar nuestros héroes, ya que son espectaculares.
Pero como decíamos, disfrutar de este espectáculo tiene un precio, y en este caso muy alto dada la mala optimización del motor gráfico de Hellgate: London. Lo peor es que esto provoca que en determinadas situaciones o momentos del juego pueda resultar francamente injugable por las ralentizaciones que sufriremos, lo que puede frustrar a más de uno. Tampoco la interfaz resulta del todo acertada, sobre todo en lo referente a la gestión del inventario, que a todas luces resulta escaso para la ingente cantidad de objetos con los que nos encontrarnos, o a la representación de nuestro héroe y los ítems que le podemos equipar (puede llegar a ser bastante caótico todo) por lo poco clara que resulta.
En cuanto al apartado sonoro, esta creación de Flagship Studios nos presenta unas melodías de lo más acertadas que nos sumergirán de lleno en el infierno que se nos presenta. En este punto hay que destacar la acertada combinación de piezas más siniestras o calmadas para los momentos de pausa, con los temas electrónicos más cañeros que resonarán cuando nos enfrentemos a las hordas de enemigos. También los efectos sonoros resultan muy espectaculares, ya que por ejemplo, en algunos de los túneles que tendremos que recorrer, escucharemos gritos y rugidos en la lejanía, o las explosiones y disparos retumbarán con contundencia en nuestros altavoces. Las voces de los humanos, por desgracia, no han sido dobladas a nuestro idioma, aunque sí se han traducido los textos, lo que permitirá a los menos expertos en el inglés enterarse de la historia, que no es ningún prodigio, pero sí nos mantendrá pegados al PC hasta completar hasta el final nuestro difícil viaje.
Las seis clases de combatientes, que resultan totalmente opuestas entre sí, unido a lo divertido que resulta siempre el descubrir nuevas formas de terminar con los enemigos, y por supuesto la posibilidad de afrontar la aventura junto a otros jugadores más son otros aspectos que no podemos dejar de destacar, aunque como vemos también esta obra de Flagship Studios tiene defectos. El principal, la repetición de escenarios que puede convertir en monótonos nuestros viajes por Londres. Pero también la mala optimización del motor gráfico jugará malas pasadas a los usuarios, sobre todo porque en ocasiones la acción se tornará injugable, como ocurre también en su vertiente multijugador (que esperamos sean aspectos que se solucionen con futuras actualizaciones).
Aún así, a falta de que Blizzard decida continuar con una de sus sagas más emblemáticas, este Hellgate: London se trata de una compra imprescindible para los amantes al género. Una genial forma de afrontar este tipo de juegos en un ambiente y época totalmente novedosas, con un increíble repertorio de armas y artefactos defensivos por recoger, y con la posibilidad de exterminar a un bestiario asombroso que nos dejará con la boca abierta en más de una ocasión por lo horripilantes y siniestras que pueden llegar a ser algunas criaturas (pese a que sus nombres suelen ser francamente graciosos). Además, el juego resulta ser un constante homenaje a la serie Diablo, con la aparición estelar del joven Wart y su pierna de madera, lo que sin duda encantará a los seguidores de esta saga que disfrutarán como nunca de las desgracias de la humanidad.