Formula continuista, contexto diferenciado
El mercado del PC ha encontrado en los últimos años un verdadero filón en las compañías del Este. Posiblemente encabezado por el resurgir alemán, estos nuevos títulos suelen ser de alta dificultad y con uso de contextos normalmente realistas. Spellbound Entertainment, una de las compañías con más ventas en Alemania, es un buen representante de esta tendencia y ha tenido como principal motor en su éxito la franquicia Desperado.
Desperado es lo que podríamos llamar el enlace entre una fórmula conocida, popularizada por el conocido Commandos de Pyro Studios, con un contexto diferenciado y poco común en los videojuegos: el salvaje Oeste. Podemos citar de hecho de memoria los títulos recientes que han usado como marco al Oeste: Outlaws, Gun, Red Dead Revolver. De ahí a la saga Desperado, que luego de dos entregas de distinta factura nos llega ahora con su tercera parte: Helldorado. Las quejas que provocó la segunda parte parecen haberse corregido en esta entrega, que presenta una factura técnica interesante y sobre todo diseños trabajados en todos los niveles.
Venganza y misterio a ritmo de Western
La frontera sudoeste de los EEUU, 1883. La muerte de Lester Lloyd Goodman acabó con la venganza simbólica de nuestro héroe, John Cooper. Ahora bien, no todo es sencillo para nuestro protagonista, y pronto conocerá la noticia de la desaparición de Doc McCoy. Luego de una extorsión, y confiando en salvar a su amigo, Cooper tendrá que ejercer de emisario de sus más temidos enemigos. Lo que en principio era algo personal, acabará en una historia enrevesada, donde se verán implicadas las más altas autoridades políticas. Aunque se agradece un desarrollo narrativo, lo cierto es que éste es una excusa para ir de una misión a otra. Éstas son en su mayoría variadas, y aparte de los clásicos pueblos perdidos, encontraremos robos a trenes (misión que recuerda, otra vez, a muchas de aquellas realizadas en Commandos) e incluso entornos escasamente propios de las películas del Oeste, como Nueva Orleans.
Más allá de Desperado
Commandos abrió género con lo que podríamos llamar estrategia táctica. Si bien algunos elementos podrían rastrearse en títulos de Bullfrog o Microprose, Pyro fue la primera en mezclar la estrategia en tiempo real con la planificación de acciones determinante. La fórmula fue tomada tal cual por Spellbound, adaptándola al viejo Oeste y con un plantel diferenciado de personajes. En esta tercera entrega de Desperado podremos manejar a John Cooper, Kate O’Hara, Doc McCoy, Sam Williams, Pablo Sánchez y al indio Ojo de Halcón. Cada uno tiene características y movimientos específicos, existiendo el clásico dinamitero (Sam Williams) junto a personajes más destinados al enfrentamiento directo (John Cooper o Pablo Sánchez).
La combinación de los personajes es la que nos permitirá avanzar con más o menos fortuna en las misiones, algunas de ellas con una notable dificultad. En la mayoría de éstas se exige ante todo sigilo y la planificación detallada, jerarquizada e inteligente de las acciones a realizar. El sistema tiene algunos elementos para facilitar la tarea, como una tecla para observar los campos de visión lo que resulta esencial para planificar la trayectoria de los personajes.
Como era habitual en Commandos, como es habitual en las precuelas del título, el descubrimiento de unos de los personajes normalmente acabará con la partida. Como consecuencia, el título no ofrece en perspectiva una cuerva de dificultad medida, y ya desde la primera misión deberemos mover a los personajes con el máximo cuidado. Su vida estará en nuestros mano podríamos decir.
Apartado audiovisual
La franquicia Desperado ha sabido mezclar bien los gráficos poligonales en isométrica con la posibilidad de apuntar en tercera persona. Lo interesante es que la concepción del título en tres dimensiones no ha hecho perder en absoluto la jugabilidad, lo que sin duda debía suponer de ejemplo a Pyro y su fallido Commandos Strike Force. Ahora bien, lo que en el primer juego era un apartado audiovisual muy competente, en esta tercera entrega ya muestra una cierta antigüedad. Aunque hay algunos curiosos efectos de sombreado y los personajes están bien animados, Helldorado no es ya un título puntero de ninguna de las maneras y muestra algunas carencias que le harán un tanto obsoleto para los tiempos actuales.
La música, por otra parte, recoge toda la imaginería de Morricone, aunque como en anteriores entregas se establece de manera más sutil para mezclarse con un desarrollo bastante pausado. No sería nada bueno meter música épica en una misión de infiltración. Si bien la calidad no es en absoluto mala, Helldorado y las secuelas anteriores de Desperado no tienen el talento sonoro de otros títulos con imaginería de Western, como el ya clásico Wild Arms y sobre todo el trabajo excepcional de Clint Bajakian en Outlaws. Otro apartado más positivo son las voces, que aportan gran personalidad a cada uno de los caracteres y una cierta intensidad dramática a la trama. Los efectos sonoros son también de calidad y permiten que el jugador se integre en cada una de las fases.
Exigente y responsable
Helldorado no es un título fácil. Requiere una concreción determinada de las acciones a realizar, un estudio de los niveles y el uso de la jerarquización de acciones de cada personaje. El juego, afortunadamente, ofrece lo que podríamos llamar tanto un sistema de uso de acciones paralelas e incluso guías de actuación para ver qué podía suceder en el caso de realizar una u otra acción. Esto no es en absoluto gratuito; es esencial para planificar las misiones y hacer el desarrollo mucho más sencillo. Se agradece que la propia Spellbound conozca los límites del tipo de juego, y ofrezca facilidades a los jugadores.
Ahora bien, Helldorado tiene algunos problemas en lo que podríamos llamar jerarquización de la dificultad. El título no va, como es habitual en los diseños trabajados, de los niveles más sencillos a los más difíciles, sino que más bien mezcla aquellos imposibles con otros más fáciles y así. Esto es un error notable de diseño, ya que el juego no comienza con lo que podríamos llamar misiones fáciles, y más de un jugador novato perderá los nervios apenas pasadas dos o tres misiones. Este hecho no es propio sólo de Helldorado, sino que también las anteriores secuelas y Commandos ofrecían esta alternativa entre lo fácil y difícil. Esperemos que en un futuro se sepa desarrollar una curva de dificultad trabajada, lo que hará mucho más fluido el bronco desarrollo actual.
Conclusión
¿Qué ofrece este nuevo título de la franquicia Desperado? Lo primero, una interesante trama, un número variado de misiones y una dificultad trabajada. Es un juego muy realizado para los jugadores avanzados, y a pesar de la utilización de tres niveles de dificultad, será difícil que los jugadores novatos lo aborden sin problemas. Más interesantemente, el juego corrige gran parte de los errores de la segunda entrega, ofreciendo un buen apartado visual (un poco obsoleto, aunque competente) y un diseño competente aunque desigual. Es el juego perfecto para aquellos que se quedaron huérfanos luego de la tercera entrega de Commandos, o más bien, disfrutaron con las entregas anteriores de Desperado. En fin, una buena experiencia y en un contexto tan cautivador como el Western.