Análisis Heading Out, una aventura narrativa inspirada en las 'road movies' (PC)
Heading Out se presenta con esa frase que muchas veces es completamente cierta: lo importante no es el destino, sino el viaje. Estamos ante una peculiar combinación de aventura narrativa, arcade de conducción con una pequeña dosis de gestión y el envoltorio de un llamativo apartado artístico. Este es uno de esos casos en los que tenemos algo más que la suma de sus componentes, y es que el juego de Serious Sim puede convencer a aficionados a experiencias originales y quienes busquen una interactividad mayor que la que suelen dar las novelas visuales.
Con el miedo pisándote los talones
Nuestro personaje es un misterioso piloto conocido por sus trayectos por Estados Unidos. Detrás de este constante movimiento está su huida del miedo, y esto no es una simple metáfora. Una parte importante de este trayecto por diferentes ciudades y estados consiste en dirigir nuestro recorrido por los nodos de un mapa que representan las paradas. Cada localización nos puede ofrecer reparaciones para el vehículo, compras, descanso –mejora la concentración- o "explorar" la ciudad, lo que abre la posibilidad a escuchar historias y recibir objetivos secundarios –algún encargo que nos recompense con dólares-. Las acciones que conllevan algún gasto de tiempo, o el simple desplazamiento por la carretera, también hacen que progrese esa mancha roja por el mapa: dormir muchas horas, por ejemplo, te puede poner en un aprieto si el miedo te da caza.
Por supuesto, esta gestión del tiempo y la elección de la ruta –un desvío puede incluir nuevas historias o actividades, pero también nos aleja del objetivo- es una parte muy importante de Heading Out. Hay eventos con personajes curiosos -aunque la historia no es tan redondo como nos gustaría- y el tono general de cómic oscuro le da un encanto especial, pero seguramente alguien echaría en falta un poco más de chicha jugable. Por suerte, Heading Out es más que un equilibrio entre obtención y gasto de recursos.
El objetivo es avanzar entre las ciudades por las carreteras, y esto se hace desde la visión del mapa. Sin embargo, durante el viaje pueden saltar algunos eventos que requieran pisar el acelerador en primera persona, como propuestas de carreras ilegales, ayudar a una persona que huye o que el nivel de búsqueda alerte a la policía y nos obligue a salir por patas. A veces estas persecuciones son resultado de una elección y se pueden evitar –aunque tengan algún efecto negativo en la reputación, que sirve para desbloquear decisiones-, mientras que en otras son obligatorias. Hay varios niveles de dificultad, por si quieres centrarte sólo en la parte narrativa y suavizar la acción.
En el gameplay de conducción tenemos carreras que duran lo mismo que el tema musical que suena en la radio, por lo general entre dos y cinco minutos. Transcurre en carreteras secundarias, no muy anchas y de doble dirección, lo que significa que un poco al estilo Need for Speed deberás dar caza a un rival o despistar a la policía mientras esquivas el tráfico o los obstáculos. Los choques deterioran el vehículo y un error fatal puede subsanarse con un reintento –pero son limitados-. Si pierdes la concentración el sueño se apodera de ti, y esto puede dar lugar a momentos frustrantes.
¿Suena bien? Sí, aunque no estamos hablando de una jugabilidad profunda y pulida que pueda competir con un Burnout. Al principio es uno de los apartados más sorprendentes de Heading Out, pero a medida que dedicamos más y más carreras, quizás sea la sección más floja del título porque es inevitable hacer comparaciones con arcades más adictivos. Siempre se puede ver el vaso medio lleno: complementa bastante bien la parte más sosegada del planteamiento; sencillamente, las carreras no son el punto fuerte de esta aventura y el visible rubber banding –la ayuda artificial al perseguidor, que gana velocidad para que siempre exista emoción- tendrá sus detractores.
Como hemos dicho, todos estos sistemas tienen relación entre ellos y es lo que hace que el viaje tenga sentido. Hay decisiones morales que no serán fáciles, o quizás tu reacción dependa más de las necesidades de conseguir dinero y no perder tiempo. Es imposible ver todo lo que ofrece Heading Out de un vistazo, así que a nada que tengas interés por escuchar las historias de este inquietante mundo querrás ver diferentes opciones y rutas; hay un poco de roguelite en su desarrollo. Para aumentar el impacto emocional el propio juego te hará algunas preguntas personales –que puedes responder o no- y así definir los traumas de tu protagonista. Ese miedo del que escapas se hará más íntimo.
Una novela gráfica en movimiento
Heading Out simula un cómic en blanco y negro, o casi. Sólo algunas notas de color para hacer el gameplay más cómodo, caso de las señales o las luces de la policía, rompen la estética con sombras duras y tramas que dan textura a la imagen. Como la parte narrativa y las carreras respetan esta misma dirección artística, se mantiene la coherencia y no se siente que son dos juegos diferentes dentro de uno. Por poner alguna pega, ya técnicamente es bastante simplón, nos ha molestado un poco la aparición súbita de vegetación.
Destaca la buena banda sonora que además es muy variada. La radio es nuestra compañera en las carreras, ya sea con jazz, country o rock, hay un poco para todos los gustos. Hay programas radiofónicos con algunas historias que ambientan más la trama, a veces con historias sórdidas, aunque tenemos que señalar que si bien incluye textos en español, las voces están en inglés y -si no lo entiendes de oído- tendrás que conducir y leer subtítulos.
Conclusiones
Tomado como un arcade de velocidad, no es un juego que brille especialmente; hay mejores opciones con inspiración retro. Pero Heading Out es mucho más que conducción, de hecho esta es una mecánica más dentro de un cóctel lleno de personalidad que cuenta una historia con mucho estilo. Nos llevará unas seis horas completar la trama, pero desbloquearemos más tipos de vehículos –que realmente no afectan más que una ligera diferencia en velocidad- y probablemente querrás repetir en más ocasiones con nuevas estrategias.
En definitiva, un viaje a veces agobiante que incluso puede hacerte reflexionar sobre tu pasado. No explota todo su potencial, pero el planteamiento es suficientemente original como para que merezca la pena, como mínimo, un vistazo.
Hemos realizado este análisis gracias a un código proporcionado por Honest PR.