Análisis de Gray Matter (PC, Xbox 360)

Para cualquier aficionado a las aventuras gráficas que lleve en esto unos cuantos años, la época de finales de los 80 hasta bien avanzados los 90 habrá dejado en su memoria un recuerdo imborrable. Desde las joyas de LucasArts -Maniac Mansion, Monkey Island, Indiana Jones and the Fate of Atlantis, por decir solo algunas de sus genialidades- hasta los títulos de Sierra - las sagas King's Quest, Leisure Suit Larry y Space Quest-, fueron unos juegos con los que el género alcanzó su plenitud y techo, y que marcaron a una generación de jugadores.

Siempre que se recuerda esta época dorada de las aventuras se mencionan títulos como los que hemos nombrado, pero hay una serie no tan popular pero que los buenos amantes del género seguro no han olvidado: Gabriel Knight. Una magnífica trilogía (Sierra: 1993-1999) en la que encarnábamos a un escritor y librero de Nueva Orleans que se veía envuelto en unas tramas de misterio y de sucesos paranormales.

Tres juegos con una magnífica ambientación y guión que contaban con unos argumentos más serios que la mayoría de exponentes del género, que solían tener historias más orientadas hacia el humor. La diseñadora de los tres Gabriel Knight fue Jane Jensen, que anteriormente había trabajado como guionista en otros títulos de Sierra, pero que con estos juegos demostró su buen hacer a la hora de escribir pero también de diseñar una buena aventura gráfica.

Desde Gabriel Knight 3 -1999- estuvimos varios años sin saber nada de Jane en el terreno del videojuego -ya que si había lanzado alguna novela-, hasta que en 2003 anunciaba que se iba a encargar por fin de diseñar un nuevo videojuego. Tras diversas complicaciones en su desarrollo -multitud de retrasos con cambios de desarrollador incluido- por fin llega a nosotros este título, muy esperado para los amantes de la aventuras gráficas y de los seguidores de los Gabriel Knight en especial, y que pese a la espera no defrauda lo más mínimo, confirmando la buena salud de un género que durante años muchos creían enterrado, pero que en los últimos tiempos ha recibido varios títulos a la altura de los mejores clásicos.

Magia, parapsicología y neurobiología se dan la mano para conformar una historia que encantará a los amantes del misterio

La protagonista del juego es Samantha Everett, una joven maga que se dirige a Londres en su moto pero que por azares del destino y una terrible tormenta acaba llegando a la mansión de Dread Hill House, en plena campiña inglesa y muy cercana a Oxford. Al llegar verá como una nueva asistenta que ha sido contrata huye despavorida por lo tenebroso del lugar, y ella con el fin de poder cobijarse se presentará como la nueva empleada pasando allí la noche. Una vez despierte pasaremos a controlar a Samantha, que continuará con su mentira al enterarse de lo suculento del salario, en una labor que a priori no parece especialmente complicada: ser la asistenta del neurobiólogo Dr. David Styles. Su primer encargo será encontrar a seis voluntarios de la Universidad de Oxford para un experimento, con lo que da comienzo la aventura.

El doctor Styles está atormentado por la muerte de su mujer, y hace todo tipo de investigaciones y experimentos con tal de poder contactar con ella, siempre desde una base científica. Mientras nuestra protagonista se encarga de cumplir las tareas que le asigna el doctor, investigar una hechos extraños que están ocurriendo relacionados con los experimentos, y por otro lado resolver un gran acertijo para poder entrar al club Dédalo, un club secreto ubicado en Londres y al que pertenecen los mejores magos del país.

El guión está muy bien escrito, y el argumento sabe mantener el interés hasta el final, demostrando Jane Jensen su buena mano escribir y contar historias. Se tocan temas muy diversos, desde la magia, la telepatía o la precognición, pasando por algunos tan complejos y farragosos como la neurobiología, pero se las apañan para no aburrir y tratarlos siempre de una manera muy interesante e incluso didáctica. Es digno de mención lo bien recreada que está la ambientación de Oxford y sus alrededores -aprendiendo bastante de la historia del lugar y sus monumentos-, así como el mimo y respeto con el que se ha tratado el mundo de la magia, como pocas veces hemos visto en un videojuego.

Pero independiente de que los temas que se tocan te interesen más o menos -lo que influirá directamente en el grado de satisfacción de cada uno-, el juego fluye de manera muy natural, y en ningún momento la historia ralentiza el desarrollo de la aventura, contando con los diálogos justos -no muy largos- y sin frases de relleno. Lo mismo pasa con los vídeos que aparecen, sin apenas animación realizados a base de ilustraciones, que nunca pecan de ser demasiado extensos. Por tanto el título da una lección de cómo contar una historia tocando multitud de temas con bastante profundidad pero evitando en todo momento el tedio, y demostrando que se puede hacer una buena aventura gráfica con una gran historia sin tener cientos de líneas de diálogos que acaban siendo aburridas, una forma de narrativa de la que deberían tomar nota muchos otros títulos.

La jugabilidad en sí es muy clásica y usando solo el ratón realizaremos todas las acciones, desde movernos hasta interactuar con nuestro entorno. Al pasar el puntero por los elementos en pantalla podremos observar, coger o usar objetos, y en el caso de las personas dialogar, aunque como hemos dicho con muy pocas líneas de diálogo, nunca superando las cuatro o cinco. Para facilitar el juego a los menos acostumbrados al género, se ha habilitado el hecho de poder ver todos los elementos con los que podemos interactuar en cada escenario, algo que a los más puristas les parecerá un sacrilegio -pero que pueden obviar-, y que a los que no tengan ganas de pasar el puntero por cada pixel de la pantalla les vendrá muy bien.

El único elemento original que encontramos respecto a tantas otras aventuras es la posibilidad de realizar trucos de magia. Nuestra protagonista cuenta con un libro que recopila una serie de trucos, y al poco de visitar Oxford podremos acceder a una tienda de magia en la que podemos comprar una serie de utensilios que nos harán falta para realizarlos. En algunos momentos de la aventura aparecerá sobre algún personaje concreto un icono de un sombrero, lo que indica que deberemos realizar uno de nuestros trucos para poder seguir avanzando. Una vez seleccionado en nuestro libro el truco que creemos es adecuado para la situación, se nos abrirá una pantalla donde deberemos confeccionarlo.

Se nos muestra el cuerpo de la protagonista y deberemos seguir los pasos que se nos indica en la descripción del truco: guardar objeto en manga izquierda o derecha, en una de las dos manos, despistar o manipular el objeto. Una vez que elijamos en el orden correcto los pasos este se realizará. Al principio esto sorprende y hasta parece bastante complejo, pero una vez le pillemos el tranquillo nos daremos cuenta que es muy fácil, ya que nos dan demasiadas pistas, y da la sensación de que se ha quedado en una buena idea que no se ha querido explotar hasta sus últimas consecuencias para no incrementar demasiado la dificultad. En cualquier caso le da un toque de variedad que se agradece y resulta simpático, pero que para nada supone un reto.

El desarrollo se divide en capítulos, con una estadísticas del porcentaje completado de cada uno de los enigmas que los componen, lo que puede venir bien para saber dónde enfocar tus esfuerzos, ya que en ocasiones contamos con bastantes localizaciones por visitar, aunque en el mapa cambian de color para que sepamos si queda algo por hacer en ellas, lo que a veces resulta un tanto engañoso ya que lo único que puede faltar por hacer es algo sin importancia. En algún momento de la aventura dejaremos de controlar a nuestra protagonista y pasaremos a encarnar al doctor, lo que no queda en mera anécdota ya que estos momentos cambian la dinámica, enfocándose en realizar un experimento para el que deberemos preparar todos los elementos, lo que aporta variedad y frescura al conjunto, y nos da un punto de vista distinto de la historia.

En general es bastante fácil, y como habituales a este tipo de juegos no nos ha puesto las cosas difíciles en casi ningún momento, por lo que decepcionará su dificultad a los más expertos, pero por el lado positivo es bastante accesible para personas que no estén tan acostumbradas a este género, y es una manera más que correcta de adentrarse en él. Los acertijos del club Dédalo harán las delicias de los más acérrimos de los rompecabezas, pero quedarán con una ligera sensación de que se nos dan demasiadas facilidades para resolverlos, y hubiéramos deseado un punto más de dificultad, aunque hubiera sido en algún reto secundario y no necesario para terminar la aventura.

Se puede completar en unas diez u once horas, una duración muy adecuada para la historia que cuenta, ya que no llega nunca a volverse precipitada ni alargada en exceso, teniendo la duración exacta sin caer nunca en el aburrimiento, quedando un conjunto muy coherente. Eso sí, tanto por el carisma y complejidad de la protagonista, como por el universo creado y alguna pista que se nos da, perfectamente Gray Matter podría ser el comienzo de una saga, esperemos que las ventas acompañen y esto ocurra, ya que pocas aventuras gráficas hemos jugado en los últimos años tan bien llevadas y escritas.

Unos preciosos escenarios pre-renderizados con unos personajes que desentonan bastante

Todos los escenarios del juego son pre-renderizados, una técnica que se usaba hace años en muchos títulos pero que con el paso del tiempo ha ido quedando en desuso, y que aquí una vez más nos vuelve a demostrar su valía para este tipo de juegos. Se nos muestran muchos y muy variados escenarios, detallados y en ocasiones preciosistas, representando en ocasiones lugares reales con una gran acierto, como Oxford y sus alrededores. Algunos elementos de los escenarios sí que están realizados en tiempo real -como pueden ser unos árboles que se mueven al fondo del paisaje-, pero sin llegar a desentonar, cosa que sí hacen los personajes.

Nuestra protagonista así como los secundarios con los que interactuamos cuentan con unos modelados demasiado rudimentarios, más propios de un juego de hace unos años. Pecan de sencillos, y está bien para quien no tenga un equipo muy potente en el que jugar, pero en cambio si se cuenta con un equipo más o menos actual aunque pongamos todos los detalles al máximo los personajes se ven bastante feos. Pocos polígonos, dientes de sierra y unas animaciones robóticas y acartonadas, que denotan la procedencia modesta de un título que en otros aspectos resulta impecable. Una pena ya que visualmente es una delicia por sus escenarios, gran dirección artística y unas escenas animadas a base de ilustraciones bastante vistosas, pero en cambio los personajes estropean un apartado que podía haber sido de sobresaliente, pero que se queda en notable.

La música es excelente, y es sorprendente ya que en todo el juego pueden sonar unas cuatro o cinco piezas distintas, pero son tan buenas que no llegan a aburrir y no te cansas de escucharlas, algo admirable y que dice mucho de las composiciones. El título cuenta con tres temas muy notables de la banda independiente The Scarlet Furies, formada y liderada por Robert Holmes, compositor de las bandas sonoras de la serie Gabriel Knight, lo que explica la calidad musical del título. Las voces están en inglés, siendo bastante buenas y recogiendo todo tipo de acentos, y unos subtítulos en castellano nos permiten seguir la aventura sin mayores problemas.

Una gran aventura que ningún aficionado al género debería perderse

Es cierto que llevamos dos o tres años en los que no nos podemos quejar los amantes de las aventuras gráficas, ya que un género que dábamos por perdido está viviendo una pequeña segunda juventud. Un título como este hace cuatro o cinco años hubiera sido como un oasis en el desierto, pero pese a aparecer ahora que existen otras grandes aventuras, consigue destacar gracias a su buena historia -muy bien escrita y tocando temas muy interesantes-, con unos puzles muy bien resueltos y un desarrollo clásico pero muy fluido y entretenido. Como únicas pegas un apartado gráfico que cuenta con algún claroscuro, y una dificultad que se queda algo corta para los más expertos, pero aun así es un imprescindible que ningún amante del género debería perderse. Lo único que esperamos es que Jane Jensen no nos haga esperar otros diez años para volver a disfrutar de un juego dirigido bajo su batuta.