Análisis de Ghost of a Tale (PC)
Aunque, según el calendario chino, 2018 es el año del perro, lo cierto es que en lo que a videojuegos se refiere todo parece indicar que estamos en el año de la rata. Hace menos de un mes que hemos podido disfrutar de Moss, probablemente uno de los mejores juegos jamás lanzados para la realidad virtual, el cual estaba protagonizado por un adorable ratón llamado Quill.
Por otra parte, no han pasado ni dos semanas desde que los Skaven regresaron para ponernos las cosas difíciles en el divertidísimo Warhammer: Vermintide 2, uno de los títulos de acción cooperativa más recomendables y adictivos que hemos podido jugar en lo que va de año.
Ahora, por si no hubiésemos tenido suficiente ración de roedores, llega Ghost of a Tale para proponernos una aventura muy especial y con mucho encanto que ha tardado un lustro entero en ver la luz y que ha sido desarrollado por un equipo formado por apenas cinco personas, un esfuerzo que ha valido mucho la pena, ya que el resultado final no ha podido ser más satisfactorio y recomendable, tal y como nos disponemos a detallaros a continuación.
Un cuento mágico
En esencia, nos encontramos ante un juego de sigilo y exploración en el que tendremos que recorrer una gigantesca fortaleza cumpliendo todo tipo de misiones mientras nos embarcamos en una épica aventura protagonizada por Tilo, un ratón bardo que está buscando desesperadamente a su esposa.
Lo primero que destaca de esta producción es lo perdidos que vamos en un primer momento, ya que lo único que sabremos es que estamos encerrados en una mazmorra y que tenemos que buscar la manera de escapar de allí.
Hay unos breves tutoriales, pero ya desde el mismo principio el juego nos invita a que exploremos nuestro entorno para encontrar el camino a seguir y a que experimentemos con nuestros limitados recursos para abrirnos paso.
Evidentemente, para hacer que la exploración sea interesante se necesita un diseño de niveles a la altura, algo en lo que Ghost of a Tale no falla. La Fortaleza de los Altos Derruina es un complejo mapa formado por multitud de zonas inteligentemente interconectadas, por lo que a medida que progresemos iremos encontrando atajos y conexiones que nos permitirán movernos más rápidamente de un lado a otro para completar las misiones que nos vayan encargando.
Lo mejor de todo es que la interfaz general es limpísima y prescinde de utilizar minimapas, brújulas y marcadores que nos indiquen la posición de nuestro próximo objetivo, por lo que para orientarnos tendremos que abrir los mapas que obtengamos y analizarlos, fijarnos bien en el entorno, investigar y encontrar pistas que nos sirvan para averiguar cómo llegar hasta donde queremos.
Realmente se siente como que estamos viviendo una gran aventura en un escenario desconocido y hostil, y aprender a orientarnos por sus laberínticos pasillos nos será fundamental para progresar.
Evidentemente no nos podremos mover por aquí como si estuviésemos en nuestra casa, ya que hay multitud de guardias y enemigos patrullando que tendremos que evitar, pues nuestro héroe no deja de ser un bardo y no sabe pelear. Esto no quiere decir que no podamos usar los objetos del entorno para crear distracciones y aturdir a nuestros enemigos, por lo que os recomendamos examinar bien cada rincón para nutrir vuestro "arsenal".
Por desgracia, el sigilo acaba resultando ser el apartado más decepcionante de todo el juego, ya que es extremadamente básico, tanto por las limitadas acciones que tendremos a nuestra disposición como por la nula IA de los enemigos, de modo que no tardaremos en darnos cuenta de que nos sale más a cuenta corretear por todas partes y escondernos en algunos de los numerosos elementos del escenario dispuestos para tal fin cuando queramos que nos dejen de seguir.
Como decimos, los rivales son muy torpes y resulta sencillísimo darles esquinazo y marearlos para que no cumplan su labor efectivamente. Por desgracia, esto también incide negativamente en los pequeños toques de rol que se han implementado, los cuales quedan totalmente desaprovechados.
Por ejemplo, a medida que avancemos encontraremos diferentes piezas de equipo pertenecientes a distintos conjuntos o disfraces. Cada una nos da unas ventajas u otras, como ser más sigilosos o resistentes, aunque claro, todo esto pierde su razón de ser cuando infiltrarse resulta una tarea tan sencilla. Solo hay un traje que podríamos considerar útil al hacernos invisibles a los ojos de los guardias, por lo que el equipo lo acabaréis recolectando más por coleccionismo que por necesidad.
En lo que respecta al diseño de misiones, estas están muy bien planteadas y son interesantes de realizar (además, están perfectamente integradas en la historia), dándonos la excusa para investigar y explorar más a fondo cada una de las zonas de la fortaleza, por lo que pararse a realizarlas suele tener su recompensa. Eso sí, no os esperéis objetivos demasiado originales o variados, ya que la mayoría suelen consistir en encontrar objetos concretos.
A nivel narrativo también es un juego que nos ha gustado mucho, ya que se ha creado un universo muy atractivo, coherente y repleto de detalles que iremos descubriendo muy poco a poco. De hecho, interactuando con otros personajes se remarcarán ciertas palabras claves que se añadirán a nuestro códice, proporcionándonos diferentes entradas que nos van explicando las diversas peculiaridades de este mágico mundo.
La trama principal, como tal, no es especialmente compleja, pero funciona muy bien y tiene cierto encanto, lo que nos animará a avanzar para descubrir más sobre lo que está ocurriendo y sobre el devenir del pequeño Tilo.
Completar la historia es una tarea que nos llevará entre 10 y 15 horas, dependiendo de lo que nos queramos parar a realizar misiones secundarias y a explorar, aunque si nuestro objetivo es hacerlo todo, la cifra sobrepasará las 20 horas fácilmente.
Entrando ya en lo que es su apartado gráfico, destacar lo bien que se ve tanto en el plano técnico como en el artístico. El diseño de los personajes está cuidadísimo y realmente parecen cobrar vida en nuestro monitor gracias a sus geniales animaciones, y los escenarios, además de resultar sorprendentemente variados, son bellísimos, están repletos de detalles y hacen gala de un gran fotorrealismo. A destacar la vegetación y el genial sistema de iluminación.
La parte negativa aquí la tenemos en un buen número de bugs que el estudio todavía está tratando de solucionar. Además, el diseño de la interfaz de las conversaciones nos resulta demasiado simple y sosa, lo que choca muchísimo con el resto del juego y nos recuerda que estamos ante un título con unos orígenes muy humildes.
Finalmente, la banda sonora nos regala una serie de temas preciosos, de instrumentación ligera, melancólicos y muy evocadores. No suele estar muy presente a lo largo de la aventura, pero cuando suena consigue crear un ambiente muy especial. Los efectos cumplen su función, aunque les falta algo más de variedad. Destacar que a pesar de que no cuenta con ningún tipo de doblaje, los textos nos llegan perfectamente traducidos al español.
Conclusiones
Ghost of a Tale es una aventura muy recomendable y con mucha personalidad que sabe meternos de lleno en un mundo mágico sin más armas que nuestra astucia, nuestro sentido de la orientación y nuestro fiel laúd. Explorar sus elaborados e intricados escenarios es una experiencia única y muy satisfactoria que solo se ve empañada por unas mecánicas de sigilo muy pobres, pero que no consiguen echar por tierra el buen hacer general de sus creadores. Sin duda, una compra muy apetecible para todos aquellos que busquen algo diferente y de calidad.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado SeithCG.