Análisis de Do Not Feed the Monkeys (PC, PS4, Xbox One)
La mejor manera de describir Do Not Feed The Monkeys de Fictiorama Studios, creadores de Dead Synchronicity, es La ventana indiscreta 2.0. Sustituye al fotógrafo con la pierna rota por un joven voyeur con acceso a cámaras de vigilancia y añade un poco de simulación con la vida cotidiana del personaje, gestión de alimentos y dinero, y tendrás un divertido juego que es de lo más original que hemos visto en meses.
Es verdad que en el fondo Do Not Feed The Monkeys no deja de ser una aventura clásica point’n click, pero en lugar de seguir los pasos de LucasArts, aquí no exploramos escenarios con nuestro personaje, sino que casi todo el juego transcurre frente a un despacho virtual y la pantalla de nuestro PC. Básicamente, tenemos instalada una aplicación para participar en un club de observación con el objetivo de controlar cierto número de cámaras. Para ascender, necesitarás comprar/desbloquear un número de cámaras en el plazo que se te pide, y si lo consigues, subirás de rango –con otro objetivo mayor-.
Estas cámaras nos muestran diversas escenas, interiores y exteriores, en las que suceden algunos eventos. Unas realmente no tienen nada, mientras que otras son pequeñas aventuras con mucho humor que siguen un ritmo según el horario; el museo egipcio, el "inocente" ancianito que recibe a su cuidadora, un fotógrafo que roba desnudos a una famosa, una gasolinera, un grupo de escritores, el supermercado, etc. Además de estudiar estas pantallas –interactuar con el escenario para anotar detalles- escucharemos las conversaciones de los personajes. En ellas aparecen palabras resaltadas, y si pinchas, pasarán a nuestro bloc de notas.
Este bloc sirve para descubrir todo sobre estos personajes. Al principio no tendrás ni idea de su trabajo o lo que traman, pero no tardarás en sorprenderte de la información que puedes extraer relacionando datos, sacando conclusiones y buscando una o dos palabras en el buscador, lo que suma nuevos conceptos que completan la escena. Cuando descubres una identidad secreta, una dirección o el teléfono del "mono" que estamos observando, es un pequeño triunfo que te permite extorsionar a esa persona de alguna manera o llamar a alguien para cambiar el rumbo de la historia, o por lo menos responder correctamente a las preguntas que nos llegan por mail sobre un dato concreto. ¿Dónde transcurre la acción de la cámara 4? Al principio ni idea, pero quizás lo descubras…
Evidentemente, cuantas más cámaras tengamos abiertas más eventos simultáneos suceden en nuestro monitor. Unas luces nos indican cuándo ocurre algo importante –diálogos, entrada de un personaje en la cámara-, y será habitual tener dos ventanas destacadas al mismo tiempo, lo que nos obliga a hacer zapping en busca de la conversación más interesante –aquella de la que menos datos hemos recogido-. Aunque estos eventos son cíclicos, y existen algunas ayudas como la grabación de cámaras, el tiempo corre en tu contra y a veces necesitarás esperar a un nuevo día para ver de nuevo esa charla que te has perdido.
La parte de investigación está equilibrada por la gestión diaria, y esto es lo que sube la dificultad bastantes puntos. De no tenerla –hay un modo que suaviza esto a costa de bloquear logros- la investigación consistiría en dar vueltas a las palabras o ver cada gag con calma. Pero no, tenemos una vida, un alquiler que pagar, hay que alimentarse y dormir.
Para conseguir el dinero se puede optar a alguno de los trabajos temporales que van apareciendo en nuestra puerta, con o sin requisitos concretos –hora, condición-, que pagan cierta cantidad de dólares pero consumen tiempo. Los días pasan volando, y poco a poco tendremos más hambre, sueño y la salud se resentirá. Esto se remedia durmiendo o con comida, que se puede dividir en dos clases: comida "basura", que quita el hambre pero resta algo de salud, y la comida saludable, que ayuda a nuestro corazón pero no alimenta mucho. Hay comida que puedes pedir a domicilio y otra para la que debes ir tú mismo –gasto de tiempo-.
En definitiva: es fácil que la casera empiece a impacientarse con tus impagos, que acabes en el hospital por problemas de salud o que no alcances los objetivos del club a tiempo. Hay momentos en los que es estresante, pero ese es el desafío que necesita un juego que está planteado para que no puedas resolver todos los misterios en la primera partida. Superar la misión del club te puede llevar cuatro horas, pero sin duda querrás repetir para ver nuevas cámaras que no has visto en la primera oportunidad; el juego no termina tras ver las conclusiones finales.
Quizás esta resolución de las historias que nos han tocado sea uno de los aspectos que deja con ganas de más. Son pequeños párrafos con información sobre los personajes, pero sabe a poco teniendo en cuenta que es un juego principalmente narrativo. No existe una gran historia principal que de un mejor sentido a nuestro propósito en el juego –y quizás no lo necesita-, pero al menos el humor y las disparatadas aventuras de estos "monos" nos interesarán lo suficiente como para querer ver todas las variantes que incluye.
El pixel-art de Fictiorama Studios es bastante bueno y aunque se puede hacer poco variado en cuanto a ambiente del protagonista –la mesa del PC y la pantalla con la puerta-, cada cámara da acceso a escenarios diferentes. Algo menos nos ha gustado el sonido, y no porque no esté bien diseñado, que lo está: apenas efectos de ambiente, con música o ruidos de los vecinos muy en segundo plano para destacar lo principal, escuchar el pitido de las alertas o las llamadas a la puerta, pero quizás habría alguna excusa para potenciar este apartado con melodías. ¿Y si el protagonista escuchase una radio musical?
Conclusiones
Superados los primeros minutos, donde equilibrar la gestión de la salud y la atención a la pantalla puede abrumar un poco, descubriremos un juego que derrocha humor, es inteligente y rejugable, a menos hasta que has resuelto todos los eventos.
Puede que esté todo inventado en los videojuegos, y Do Not Feed The Monkeys no deja de ser una combinación de aventura gráfica, conversacional y simulador de cotilla, pero el resultado es muy entretenido y adictivo, porque ¿quién no está tentado de alimentar a los monos?
Hemos realizado este análisis en PC con un código que nos ha proporcionado Fictiorama.