Análisis de Divinity: Original Sin (PC)
Hace años, los juegos de rol de corte occidental poco o nada tenían que ver con lo que se han acabado convirtiendo a día de hoy. Títulos como Baldur's Gate y su magistral secuela conseguían trasladar toda la magia de los juego de rol de mesa a nuestros equipos, ofreciéndonos unos mundos enormes y con una cantidad tan gigantesca de posibilidades que pocos han llegado a acercarse siquiera a ellos. No solo importaba tener un buen sistema de combate y un apartado visual (para la época) rompedor, sino que el jugador se sintiera metido de lleno en su mundo y realmente se creyera estar viviendo una gran aventura en la que él es el protagonista.
Pero por desgracia, juegos como los de aquel entonces dejaron de hacerse, e incluso las compañías que antes eran las grandes referentes del género, como BioWare, decidieron tomar otro camino más directo y menos profundo con los que hacer más accesibles y atractivos sus títulos para el gran público (no hay más que ver la evolución que ha sufrido Dragon Age para darse cuenta de esto).
Por ello, que se anuncie un juego con la promesa de recuperar la esencia pérdida de aquella edad dorada, es algo que, cuanto menos, llama la atención. De esta forma, a nadie debería extrañar la expectación que ha generado Divinity: Original Sin desde su anuncio, un título que ha pasado por un largo y tortuoso proceso de desarrollo y que obligó a Larian Studios a terminar de financiarlo en Kickstarter, pero que por fin, está entre nosotros. Y sí, vuelve el mejor rol clásico por todo lo alto.
Grandes aventuras
Lo primero que hay que dejar claro, es que Divinity: Original Sin es un juego de rol de corte muy clásico que nos propone explorar un enorme mundo de fantasía medieval mientras vivimos todo tipo de aventuras. Como en todo juego del género que se precie, lo primero que tendremos que hacer será crear a nuestro protagonista, aunque con una peculiaridad: en vez de a uno tendremos que crear a dos.
Ya en esta pantalla de creación de personajes el título nos muestra un gran abanico de posibilidades para configurar lo que será la "ficha" de nuestros héroes. Cada clase tiene largas descripciones, podremos modificar las habilidades de combate y las características como queramos, repartir los puntos de estadísticas como mejor veamos, etcétera, por lo que preparaos para leer durante un buen rato si queréis crear los protagonistas a vuestra medida.
Eso sí, tampoco os esperéis la misma cantidad de opciones que en Baldur's Gate o Neverwinter Nights (que trasladaban tal cual las reglas de Dungeon & Dragons) porque en este sentido está algo más limitado. Lo malo es que a nivel estético hay muy pocas posibilidades de personalización, aunque considerando que la cámara es aérea tampoco resulta algo especialmente grave, ya que rara vez les veremos las caras con detalle.
Una vez que hayamos hecho esto, será cuando de verdad comencemos nuestra aventura. Para no destriparos demasiado sobre su historia, solo os diremos que nuestros protagonistas son dos cazadores de una serie de malvados y corruptos magos que habitan el mundo provocando todo tipo de problemas y calamidades. De esta forma, llegamos a un pueblo que está sufriendo todo tipo de tragedias, por lo que se sospecha que uno de estos hechiceros (llamados Sourcerers, ya que la magia que usan se llama Source) está detrás de todo.
A partir de aquí se desarrolla una trama principal repleta de tópicos y que no llega a sorprender en ningún momento, aunque está lo suficientemente bien hilada como para mantener constantemente nuestro interés en ella. Pero la auténtica magia de su historia la encontramos precisamente en su sentido de la aventura y en todas las pequeñas subtramas en las que nos veremos inmersos.
Casi todas las misiones e historias están relacionadas unas con otras, por lo que muchas veces la clave para resolver una suele pasar por completar otros encargos, aunque esto es algo que podremos hacer de muchas formas distintas. Rara vez nos encontraremos con que hay una única solución y muchas veces será nuestro ingenio el que consiga sacarnos de más de un apuro.
Divinity: Original Sin es un juego clásico, y por ello siempre evita llevarnos de la mano. Tiene unas breves ventanas de tutorial para enseñarnos lo más básico, pero quitando eso, olvidaros de encontraros con personajes con exclamaciones en sus cabezas para indicaros que ofrecen misiones o con múltiples señales en el mapa para indicaros a dónde tenéis que ir. Aquí todo tenéis que resolverlo por vosotros mismos, por lo que preparaos para hablar con todo el mundo, buscar pistas, pensar mucho, tomar ciertos apuntes y prestar mucha atención a todo lo que os digan y a lo que veáis en el escenario.
Gracias a esto, el juego nos anima constantemente a explorar y a descubrir todo lo que podamos, ya que hasta en el sitio más insospechado podremos encontrar una gran aventura o una pista que nos indique por dónde seguir. Además, la interacción con el entorno es fantástica, ya que este reacciona a nuestras habilidades de combate con lógica y podremos mover casi cualquier cosa.
¿Hay una puerta de madera que os cierra el camino y no encontráis la llave con la que abrirla? Probad a cargárosla a golpes. ¿Que estáis buscando un interruptor secreto en una habitación en la que hay un sospechoso cuadro al que no llegáis? Lanzadle una bola de fuego para quemarlo y ver lo que oculta. Y como estos hay mil ejemplos que no comentaremos para que podáis descubrirlos por vosotros mismo. Ojo, no todo son habilidades de combate, también las hay puramente sociales, como una que os permitirá hablar con los animales (la cual, por cierto, resulta de lo más útil).
Como podréis imaginar, esto también propicia que haya una buena cantidad de ingeniosos puzles y situaciones diferentes a lo largo del juego que nos obliguen a darle a la materia gris. Olvidaros de las habituales mazmorras en las que lo único que tendremos que hacer es encontrar el camino mientras combatimos todo tipo de monstruos, ya que aquí son mucho más que eso y están repletas de pequeñas tramas argumentales, trampas, secretos, misterios, puzles y momentos de lo más sorprendente.
La interacción con otros personajes también resulta muy importante a la hora de obtener información o conseguir que actúen como nosotros queramos, por lo que podéis esperaros una gran cantidad de opciones en las conversaciones. Lo que no nos ha gustado tanto es que cuando intentamos razonar o intimidar a alguien esto lo tengamos que resolver mediante un minijuego de "piedra, papel, tijeras", en vez de roleando.
Tampoco nos han terminado de convencer los personajes del juego, ya que la mayoría de ellos no resultan muy carismáticos y los miembros de nuestro grupo apenas tienen personalidad ni un trasfondo demasiado profundo. De hecho, muchos de ellos se nos unirán prácticamente "porque sí" y tras haber intercambiado con ellos una simple frase, lo que les resta algo de credibilidad.
Un detalle curioso es que si jugamos solos podremos rolear discusiones entre nuestros propios protagonistas, lo que resulta algo raro, especialmente cuando hay que tomar decisiones y hacemos que nuestros héroes no se pongan de acuerdo con lo que hay que hacer. Eso sí, jugando en multijugador cooperativo esto tiene mucho más sentido y resulta bastante más divertido, ya que cada jugador rolea a uno de los dos personajes.
Por supuesto, tampoco faltarán opciones para crear objetos, por lo que os recomendamos leer todos los libros que vayáis encontrando, ya que muchos de ellos contienen recetas de lo más útiles, mientras que otros nos ayudarán a empaparnos más de la historia del mundo en el que se desarrolla la aventura.
Combatiendo al mal
Hasta ahora os hemos hablado de su historia, personajes, misiones y posibilidades, pero todavía no hemos comentado nada sobre su sistema de combate, otro de los grandes aciertos del título gracias a todas las posibilidades tácticas que ofrece. Las batallas se desarrollan por turnos y su funcionamiento es muy fácil de entender. Todo lo que hagamos, ya sea movernos o usar una habilidad, magia o ataque consume puntos de acción. Incluso para tomarnos una poción o mover un barril necesitaremos gastar estos puntos. Estos se regeneran cada turno, por lo que cada vez que nos toque actuar estaremos limitados por ellos. Además, si nos sobran varios de ellos antes de terminar nuestro turno, se guardarán para el siguiente, lo que nos permitirá tener más puntos de acción.
Con esta sencilla base lo realizaremos todo, ya que no hay ningún otro tipo de recursos, como maná para hacer magias, como mucho los tiempos de reutilización de las habilidades, ya que quizá necesitemos esperar varios turnos para poder volver a usar una en concreto. Lo interesante llega cuando nos damos cuenta de que el escenario juega una parte importantísima también en las batallas y que hay muchos más parámetros que controlar.
Por ejemplo, si un personaje está sobre un charco de aceite se moverá con mayor dificultad y además se expone a que un ataque con fuego le prenda. El hielo resbala, el agua conduce la electricidad, el gas es inflamable y cada habilidad tiene su propio rango y área de efecto. Sumadle una buena cantidad de estados alterados, enemigos con todo tipo de ataques y os daréis cuenta rápidamente de lo importante que es el posicionamiento de nuestros personajes, especialmente considerando que existe el fuego amigo.
Gracias a este sistema, los combates mantienen un ritmo pausado y muy estratégico en el que estaremos constantemente pensando nuestros movimientos para minimizar los daños que recibamos y provocar todo el que podamos. Además, ya en su dificultad normal ofrecen un desafío más que respetable (aunque bastante asequible), por lo que probablemente queráis jugar en "difícil" para revivir de pleno la alta dificultad por la que se caracterizó el género en su momento, donde la tecla de F5 (guardado rápido) se convertirá en vuestra mejor aliada tras cada pequeño paso que deis.
Un bonito mundo que explorar
Gráficamente nos encontramos ante un juego que cumple su función con soltura, pero que no llega a destacar precisamente por su apartado técnico, ya que hay muchas texturas con una resolución muy baja, algunos efectos mejorables y animaciones justitas. Por suerte, el apartado artístico es realmente bueno, ofreciéndonos unos escenarios muy bellos, variados y repletos de detalles que les dan mucha vida y hacen que el juego sea muy agradable a la vista. Además, el diseño de las criaturas, sin ser demasiado original, está muy conseguido. Eso sí, nos habría gustado que las armaduras y armas que vamos consiguiendo tuvieran unos diseños más variados, ya que son demasiado parecidos entre sí.
En cuanto al sonido, tenemos una banda sonora que se adapta muy bien a todo lo que vemos en pantalla con varios temas de calidad, aunque nunca llega a resultar sobresaliente. Además, se echa en falta algo más de variedad y de épica para los temas de batallas, especialmente para los jefes finales, ya que usan las mismas canciones que los combates normales. El doblaje no es demasiado extenso y los actores se limitan a cumplir su papel de una forma más que decente. Eso sí, hay frases genéricas y voces que se repiten muchísimo. Por desgracia, tanto el doblaje como los textos del juego están en completo inglés, por lo que si tenéis problemas con este idioma quizás os convenga esperar a una traducción no oficial (la cual ya está en marcha, aunque con la ingente cantidad de textos que tiene el juego parece que tardará un tiempo en llegar).
Conclusiones
Divinity: Original Sin es un título que si alguna vez os ha gustado el rol no os podéis perder. Un juego inmenso, repleto de contenidos y opciones, largo como él solo, con la posibilidad de jugarse en cooperativo y que no ofrece ni un solo momento de aburrimiento. Quizás el poco carisma de sus personajes y lo típica que resulta su historia principal le impidan estar a la altura de los clásicos atemporales del género como Baldur's Gate, aunque no por ello deja de ser un producto sobresaliente. Además, la completa herramienta de modding y de creación que se ha incluido con el juego asegura un título prácticamente infinito con el que seguir viviendo todo tipo de aventuras durante muchos meses, años incluso, por lo que iros preparando, porque el mejor rol está de vuelta.