Análisis Cursed to Golf, la maldición del golfista (PC, Switch, PS5, PS4, Xbox Series X/S, Xbox One)
De acuerdo con las estadísticas de Steam, en lo que va de año se han lanzado en la plataforma de Valve más de 450 juegos con elementos roguelike, y teniendo en cuenta que estamos todavía en agosto, todo apunta a que vamos a superar los 502 del año pasado. Con estas cifras, es raro que no haya un roguelike centrado alrededor de cierta temática, y el juego que nos ocupa hoy fusiona este género con el golf. Os contamos qué nos ha parecido Cursed to Golf.
Derrotando a la muerte hoyo a hoyo
Cursed to Golf es un juego, como decimos, que combina el golf con elementos roguelike, aunque en cierto modo es casi un título de plataformas en el que «saltamos» golpeando la pelota. Nos explicamos: en Cursed to Golf, la aventura comienza cuando morimos en pleno torneo, y nuestro objetivo es escapar de una especie de infierno del golf enfrentándonos a varios supergolfistas de este particular averno. En el infierno del golf los hoyos no son normales, sino que tienen una estructura «plataformera», repleta de saltos, trampas, portales, peligros... Así, llegar al hoyo es una combinación de habilidad, estrategia y suerte, intentando encontrar siempre la mejor ruta hasta él.
Para ello contamos con tres tipos de palos, el drive, el iron y el wedge, cada uno con diferentes usos, a veces dictados por la superficie en la que aterrizamos, a veces por nuestras necesidades. La principal diferencia es la distancia y la altura que podemos cubrir con cada uno, algo que también variará en función de nuestro golpe. La jugabilidad en este aspecto es muy sencilla: pulsar el botón de turno para parar la barra de potencia, que se vacía y llena automática y rápidamente, y hacer lo propio con el ángulo del golpe, que sube y baja de igual manera. Por último, podemos darle efecto a la bola una vez está en el aire, haciendo que al caer rebote hacia delante o hacia detrás.
Aparte de lo que es el núcleo jugable, hay dos elementos a tener en cuenta. Por una parte, tenemos un número limitado de golpes, que podemos aumentar destruyendo unas esculturas repartidas por el escenario y, por otra parte, también hay –por supuesto– cartas que modifican en tiempo real nuestros golpes. Desde la capacidad de parar el tiempo, redirigir la bola, deshacer nuestro último golpe, añadir golpes a nuestro límite, hacer golpes de prueba... Las cartas –que podemos comprar con dinero virtual o ganarlas jugando– son un elemento que, si queremos, podemos guardar entre intento e intento por salir de este limbo. En las tiendas que encontraremos durante nuestra huida, hay un álbum en el que podemos almacenarlas. Obviamente, no estarán disponibles hasta que volvamos a acceder este álbum, ya sea en esta o en otra intentona.
Por último, está el elemento roguelike. Cada vez que morimos los hoyos se regeneran con una nueva configuración, por lo que cada intento de escapada es diferente al anterior. Por supuesto, morir implica empezar desde cero, manteniendo únicamente las cartas que hayamos guardado en el álbum. Eso sí, cuando derrotamos a un jefe podemos crear un punto de control, que servirá a modo de «vida» para volver a intentarlo una vez más si perecemos en el intento.
Una puesta en escena con altibajos
Cursed to Golf apuesta por un pixel art muy bonito y muy bien animado, que encaja perfectamente con la propuesta, y melodías muy acertadas que nos acompañan durante nuestros partidos. Hay todavía algunos errores a la hora de detectar superficies, entre otras cosas, pero nos han avisado de que los desarrolladores están al tanto de ello y los solucionarán antes del lanzamiento. Eso sí, quitando varios problemas de localización, en los que varios textos aparecen cortados hasta el punto de ser ilegibles (problema que, como decimos, han prometido solucionar), no hemos encontrado errores graves que nos hayan estropeado la partida.
El gran pero para nosotros es la cantidad de tiempo que pierde presentando todo, aun con la opción de adelantar todo a cámara rápida. Cada hoyo se presenta con una secuencia en la que nos muestran lugares aleatorios del mismo, algo completamente inútil porque, al verlos fuera de contexto, no sabes dónde están, así que luego tienes que explorar el recorrido manualmente con la cámara de todos modos. Cada golpe tiene una breve animación de introducción y de salida en la que nuestro protagonista entra y sale de un portal. Las batallas con los jefes, igualmente, nos muestran las animaciones nuestras y del rival. En un juego en el que vamos a morir muchas veces y en las que, por definición, todo se va a repetir ad infinitum, al final se acaba haciendo cansino. Creemos que, al menos, una opción para saltarlo y no sólo adelantarlo estaría genial.
El infierno del golf
Cursed to Golf nos ha gustado y sobre todo durante las primeras horas de juego nos ha enganchado bastante. Luego, nos ha parecido que la jugabilidad sufre para sostener el concepto roguelike y que el ritmo se hace demasiado pausado. Le falta ese algo que diferencia a los grandes roguelike que te hacen querer volver una y otra vez incluso después de decenas de horas de juego, pero esto no quita que nos lo hayamos pasado bien con él. Es un título recomendable si os gusta el golf «fantástico», y si os atrae la mezcla de géneros se merece una oportunidad.
Hemos realizado este análisis en Steam Deck con un código de descarga proporcionado por Plan of Attack.