Análisis Adios, crudas conversaciones entre estiércol (PC, Switch, Xbox One)
Habitualmente los juegos de granjas se plantean bien como una propuesta adorable y relajada en la que pasar el rato, bien como un simulador de las tareas cotidianas de los agricultores. Adios, la nueva obra del creador de Paratopic, no es ni uno ni lo otro: partiendo de la representación de los trabajos de un granjero, este título independiente utiliza esas labores para contar una cruda historia sobre un señor que ya no quiere traer más maldad al mundo; la mafia utilizaba a sus cerdos para deshacerse de los cadáveres y a él le venía bien hacer la vista gorda para poder pagar las facturas, pero ha llegado un punto en el que no quiere seguir colaborando con los criminales. El problema es que, como podemos imaginar, la mafia no se toma bien eso de que sus colaboradores quieran abandonar su puesto.
Adios es una historia interactiva, una aventura narrativa o cualquier otro término que le queramos poner a los videojuegos que se centran en la trama en lugar de en las mecánicas. Jugaremos controlando al granjero en primera persona y realizaremos una serie de acciones de poca complejidad mecánica pero de alto peso argumental. A lo largo de las alrededor de dos o tres horas que dura la partida, nuestra interacción se basará en leer la conversación con nuestro interlocutor (en inglés, eso sí, ya que de momento no está disponible en español), tomar algunas decisiones en el diálogo y llevar a cabo ciertas tareas en la granja. Puede parecer poco, pero lo importante aquí es adentrarnos de manera íntima en una decisión vital para el protagonista y conocer bien su contexto antes de descubrir el desenlace.
Colaborar o morir, nosotros decidimos
Cuando le contamos al mafioso que queremos dejar de colaborar en deshacernos de los cadáveres, su respuesta impertérrita va seguida de una peculiar petición: pasar un día con nosotros en la granja. Durante todos estos años se ha ido fraguando una especie de amistad entre criminal y granjero, así que lo que intentará es convencernos de que no lo dejemos. No porque personalmente prefiera seguir trabajando con nosotros, sino porque sabe que como sigamos en nuestras trece tendrá que matarnos y, obviamente, prefiere no tener que acabar con la vida de un pobre señor que utilizó su granja con fines ilícitos por el bien de su familia.
Durante el día que pasa con nosotros, el mafioso intenta hacernos cambiar de opinión. Lo hace hablando con nosotros, preguntándonos por nuestro pasado, por las cosas que nos gusta hacer, pero casi nunca sacando a colación el tema de manera directa. Mientras alimentan a los animales, ordeñan a las cabras o llenan una carretilla de estiércol, ambos repasan capítulos pasados de su vida anterior a los crímenes. Son conversaciones honestas entre dos hombres que saben que están ante una situación límite: si nada cambia cuando se ponga el sol, el granjero morirá a manos del mafioso.
Las charlas, a veces más banales que otras, se representan como diálogos en los que nosotros de vez en cuando podemos escoger una opción. Lo que decidamos va a cambiar poco el destino de las cosas, pero sí podemos utilizar estas elecciones para dar forma a nuestro protagonista y, con ello, a la historia de Adios. El juego hace también una cosa muy inteligente: plantear opciones de diálogo que no se pueden decir. Son frases peliagudas que el protagonista no es capaz de reproducir ante el cariz de la situación, las típicas palabras que pueden ser las adecuadas -o no- pero que se nos quedan atravesadas en la garganta y somos incapaces de verbalizar en ese momento. El guión de esta obra esta maravillosamente bien escrito para el tipo de atmósfera que sus autores desean plantear, dejándonos con una historia que bien podría estar insertada en las mejores películas de mafiosos que podamos recordar, algo para lo que obviamente ayuda la exquisita interpretación de los actores que con su voz dan vida a cada uno de los personajes.
Un día en la granja
Mientras hablamos, podemos hacer varias acciones interactuando con los objetos que hay alrededor: cada escena suele representar una tarea agrícola, como dar de comer a los caballos u ordeñar a las cabras, pero también tenemos libertad para ir moviéndonos por el escenario mientras charlamos, investigando sus elementos y haciéndonos con el espacio como si estuviéramos de verdad protagonizando el papel de una película de mafiosos. Eso sí, una sin prácticamente acción: aquí prima la tensión, la calma chicha. Adios es un juego contenido que explora las relaciones humanas, las diferencias entre el bien y el mal y las consecuencias de nuestros actos. Vamos, que no cabe esperar un juego de tiros.
Quizás hay ciertas cosas que pueden echar para atrás de este juego: por un lado, que no esté disponible en español dificulta su acceso a los jugadores con menos conocimientos de inglés, aunque no es necesario un nivel muy alto para adentrarse en su historia. También es posible que sus gráficos, a veces bastante bien llevados, pero en la mayoría de ocasiones algo más toscos de la cuenta, no convenzan a cierta parte del público. Sus controles, por último, tienen amplio margen de mejora, siendo probablemente lo peor del conjunto aunque, por suerte, afectan poco a la calidad de la experiencia. Estos tres puntos son las únicas piedras en el camino de una recomendable obra independiente que los amantes de las historias profundas no deben dejar pasar.
Conclusiones
Adios nos cuenta una cruda historia sobre un granjero sobrepasado tanto por sus relaciones con la mafia como por los envites de la vida, un señor que ha trabajado para los criminales con el objetivo de conseguir mantener a su familia pero que ahora ya no quiere seguir colaborando en traer más maldad al mundo. Cuando le cuenta a su colaborador que ya no dejará que sus cerdos se coman más cadáveres, este le pide que se lo piense porque si se mantiene firme en su decisión no tendrá más remedio que matarle. Tras ese ultimátum, el criminal pasará un día en la granja manteniendo conversaciones trascendentes e insustanciales, tratando de convencernos de que estamos tomando la decisión equivocada. Entre estiércol, cabras y cerdos presenciaremos unos excelentes diálogos interpretados en voz de una forma excepcional y en los que podremos tomar ciertas decisiones dándole un cariz propio a nuestro personaje. Es cierto que los gráficos y los controles pueden ser algo toscos, pero nada sorprendente de un equipo de desarrolladores tan pequeño. Más que con esos puntos negativos, hay que quedarse con que se trata de una obra personal tan cruda como emotiva, un juego que quienes disfruten de las buenas historias no deberían pasar por alto.
Hemos realizado este análisis en PC con una copia digital para Steam proporcionada por Post Horn PR.