Análisis de A Hat in Time (PC, Switch, Xbox One, PS4)
El gran Super Mario Odyssey ha supuesto el cénit y, lo más significativo, la demostración palpable de que el género de las plataformas 3D está de vuelta. Después de unos años (demasiados para los que disfrutamos especialmente con este tipo de obras) en el ostracismo más absoluto por parte de las compañías y estudios, por fin el género reaparece con fuerza en los formatos actuales.
Son muchos los juegos que están siguiendo esta estela, incluyendo esta producción de Gears for Breakfast que lleva por nombre A Hat in Time. Un título que fue financiado con éxito en Kickstarter y que, tras su triunfante paso por PC, llega ahora a PS4 y Xbox One para alegría de los incondicionales a este tipo de aventuras.
Exploración y habilidades únicas
El título se nutre de cinco mundos claramente diferenciados, los cuales se dividen en diversas fases o actos. Esto último tiene mucha importancia porque, en lugar de poder explorar con total libertad cada nivel, en función de la fase que escojamos tenemos que realizar un objetivo concreto, limitando un poco nuestra capacidad de acción.
Pero lejos de ser una merma o suponer una restricción penalizable y criticable, pensamos que el hecho de centrarnos en un objetivo único en cada caso tiene sus ventajas y evita que perdamos el tiempo realizando ciertas tareas secundarias que no nos reportan beneficio alguno.
Lo que sí que es aconsejable ir recopilando son los ovillos de lana. Sí, porque gracias a ellos es posible ir confeccionando unos gorros especiales que, a fin de cuentas, son los que otorgan a la protagonista (anónima) sus habilidades. Correr más rápido, activar ciertos bloques especiales para que adopten forma física o lanzar explosivos son algunas de las aptitudes que nos proporcionan dichos objetos. Unas cualidades que es necesario ir exprimiendo en función de la tarea que tengamos que ir realizando en cada misión.
Lo que más destaca de esta producción es su gran habilidad para integrar en el diseño general una amplia gama de géneros distintos, algunos de ellos sorprendentes. Más allá de la exploración y los saltos, actividades tradicionales en este tipo de juegos, llama la atención lo bien implementados que han sido otros ingredientes como el sigilo, la acción (los combates contra los jefes finales suelen ser apoteósicos) y otras sorpresas que preferimos no desvelar pero que, os lo garantizamos, os gustará mucho encontraros: el segundo mundo tiene mucho protagonismo en este último caso…
Además y sin ser un juego especialmente extenso ya que da para unas 7 u 8 horas en función de cómo juguéis (y de la cantidad de coleccionables que queráis atrapar), no es un paseo por el parque y ciertas situaciones y obstáculos requieren de cierto nivel de habilidad para ser superados, algo que nos ha encantado. Y el control se convierte en este caso en nuestro gran aliado, dado que es muy fiable durante toda la aventura. De la cámara lamentablemente no podemos afirmar lo mismo y, sin ser un desbarajuste porque en la mayoría de los casos funciona correctamente, a veces falla.
Lo único que no está a la altura es uno de esos aspectos menores en este tipo de juegos. Hablamos de la trama, que no es para nada original ni sugerente y que versa sobre un accidente espacial en el que se ve envuelta la protagonista. Dicha niña debe lidiar con mafiosos, pajarracos muy extraños y demás rivales para hacerse con sus preciados objetos: unos relojes de arena muy especiales. Lo dicho, nada demasiado sustancioso desde el punto de vista narrativo. Un inconveniente secundario que, siendo justos, suele ser común en la mayoría de títulos de similares características.
Por el contrario, gráficamente es uno de esos juegos muy llamativos y que rezuman un gran colorido y simpatía. Y eso que no podemos considerar como puntero su nivel técnico, dado que su motor gráfico es solvente pero no va más allá. Por fortuna la línea estética nos ha parecido bastante acertada y el diseño de los personajes es muy particular y simpático, mientras que los diseños de los mundos suele ser muy bueno, destacando algunas fases en particular que se salen de la norma clásica y del patrón del propio juego.
El sonido no se ha descuidado, y nos ha sorprendido el hecho de encontrarnos con diálogos hablados entre los personajes (totalmente en inglés) bastante buenos y cargados de humor en muchos casos. Los efectos son diversos y acertados por norma general, mientras que la banda sonora se centra en animar las partidas sin mayores pretensiones.
Diversión y saltos en 3D
Juegos como A Hat in Time demuestran que este género fue ninguneado de manera salvaje y bastante injusta durante demasiado tiempo. Si los títulos de este mismo estilo son capaces de reunir la misma cuantía de virtudes que posee esta obra de Gearbox for Breakfast, la diversión está asegurada. No es el juego más original del mundo ni tampoco el más vistoso, pero es un gran representante de los plataformas 3D.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código enviado por OverStrategies.