Análisis A Fold Apart, puzles amorosos (PC, Switch, PS4, Xbox One)
Seguimos con la sequía de lanzamientos en formato tradicional con alguna que otra excepción, por lo que nos toca seguir tirando de juegos independientes, lo cual es siempre un gran recurso. Una de las muchas producciones de las que se han dejado ver recientemente en formato digital es esta que tenéis aquí, A Fold Apart, un trabajo de Lightning Rod Games que ya está disponible para la mayoría de los formatos de juego actuales, siendo la versión para Switch la que analizamos en esta ocasión. Un título bastante humilde en todos sus aspectos como podéis comprobar en las imágenes y vídeos que acompañan a este comentario pero que resulta bastante agradable y entretenido en general.
En esencia estamos ante un juego de puzles bastante particular. Y es que lejos de adoptar una fórmula similar a la plasmada en clásicos del género como Tetris, Puyo Puyo o Dr. Mario, en esta ocasión se trata de una aventura en la que, para conseguir ir avanzando, es necesario ir superando una serie de rompecabezas que, en la mayoría de las ocasiones, están bastante bien diseñados.
Pero antes de meternos de lleno a desmigar lo que nos ofrece la jugabilidad conviene repasar la historia que está detrás de esta propuesta. Y es que a diferencia de lo que sucede con otros títulos similares, en este caso la narrativa goza de bastante peso.
La historia se centra en dos personajes, los cuales viven una relación sentimental muy tierna… pero con bastantes altibajos. Y es que lo que al principio es amor y felicidad, el hecho de que uno de los dos tenga que desplazarse a otro país lejano por motivos laborales abre una pequeña brecha entre ambos. Justamente, el hecho de ir conociendo los pormenores y los problemas que trae consigo el mantener una relación sentimental a distancia se convierte en uno de los alicientes que nos animan a seguir jugando y solventar cada puzle que se cruza en nuestro camino. Un logro que pocos juegos de esta misma índole son capaces de ofrecer.
Puzles bastante curiosos
La forma en la que se ha plasmado la jugabilidad que encierra esta propuesta es bastante simple. Controlando a los personajes y siempre bajo un desarrollo que transcurre bajo un scroll lateral tenemos que alcanzar una estrella que se encuentra en algún lugar de los fondos (¿a qué famosa serie de Nintendo os recuerda esto, por cierto?). Pero la gracia no consiste en dar con la estrella puesto que la exploración es limitadísima en este título ya que los decorados suelen ser muy pequeños, sino en alcanzarla. ¿Y por qué? Pues porque muchas veces dicho objeto está situado en un lugar inaccesible al que debemos llegar usando el cerebro… y las posibilidades que nos brindan los fondos de papel que dan vida al título.
Lo que más llama la atención de todo lo que nos brinda esta aventura es la manera en la que es posible interactuar con los fondos. ¿Y por qué? Pues porque estos están diseñados en papel y nos permiten jugar con esta característica de diversas formas. Por un lado, muchas veces encontramos que el reverso de los mismos esconde desde las propias estrellas a varios objetos (como puentes, por ejemplo) que nos pueden venir fenomenal para solventar multitud de situaciones. Pero lo más llamativo es que algunos de estos (los que emiten un brillo particular) los bordes que forman parte de los escenarios son susceptibles de ser doblados o extendidos, dando lugar a unas posibilidades muy interesantes sobre las que se basa la resolución de los puzles.
A esto van sumándose paulatinamente pequeños elementos nuevos que van añadiendo algo más de gracia a la jugabilidad, como ciertos obstáculos que impiden nuestro avance, ítems con los que podemos interactuar o el hecho de poder trepar. Por todo esto la disposición jugable que pone sobre la mesa esta humilde producción es bastante satisfactoria, muy relajante y tranquila… quizá demasiado en ocasiones. Uno de los problemas que podemos comentar acerca de este título es lo lento de su desarrollo, dado que incluso el movimiento de los protagonistas es demasiado pausado, lo cual puede llegar a desesperar a ciertos usuarios. Además este defecto afecta al control de los personajes dado que sufre algo de retardo, aunque es cierto que por sus características afortunadamente no perturba para nada su jugabilidad. Y junto a esto, se trata de un juego bastante corto a poco que se nos den bien los rompecabezas que propone y, además, es poco rejugable, al menos en nuestra opinión.
En cuanto a su presencia técnica, lo cierto es que hay poco que comentar más allá de lo que podéis deducir por las pantallas. Se trata de un juego muy sencillo que posee un aspecto tridimensional muy básico (a pesar de que su jugabilidad en tradicional) y, por qué no decirlo, algo desangelado en ciertas ocasiones. Lo que pasa es que su estética es bastante atractiva y, en cierta forma, enmascara muchas de las deficiencias técnicas que posee esta obra. Y en cuanto al sonido, más allá de las melodías más o menos sosegadas que se dejan escuchar, hay poco que valorar.
Un viaje emocional repleto de puzles originales
Esta aventura basada en la continua resolución de puzles posee bastante personalidad y originalidad, siendo un título que seguramente hará disfrutar a los amantes de este tipo de producciones. Su funcionamiento es sencillo, la recreación de la mayoría de los rompecabezas que tenemos que ir resolviendo es acertada y la historia que nos va narrando termina por hacerse interesante. No es un título redondo porque también tiene sus defectos, como su limitada duración (y escasa rejugabilidad) y lo cansina que de vez en cuando se torna su jugabilidad, pero a pesar de eso es un juego de puzles notable.
Hemos realizado este análisis en su versión de Switch con un código de descarga proporcionado por Evolve PR.