Análisis de Time Hollow (NDS)
Nintendo DS parece un sistema especialmente diseñado para propuestas originales y poco convencionales que, seguramente, en plataformas domésticas no disfrutarían de tanto éxito. Quizás no sólo por las características de la consola, las cuales, desde los inicios de la misma en el mercado, han marcado el desarrollo de títulos para ella, así como el tipo de juegos que más han abundado en su catálogo. Seguramente es importante también el hecho de que el público que compra una Nintendo DS es variopinto, entrando dentro de unos márgenes de edad y un grado de afición a los videojuegos muy amplios.
El hecho que la consola haya recuperado el género de la aventura gráfica, por ejemplo, es muy revelador acerca de la nueva era del mercado de los videojuegos que se está viviendo gracias a la aparición de consolas como la portátil de Nintendo.
Pero también es notorio el aumento de propuestas originales en diferentes géneros y formas, con juegos ciertamente experimentales que, probablemente, no encajen con el público habitual aficionado a los videojuegos pero que, por otra parte, no dejan de tener cierto nivel de calidad.
Con Time Hollow es posible que nos encontremos ante uno de esos títulos. O no, dado que, realmente, el sistema de control y la jugabilidad del mismo es extremadamente simple. Pero no deja de ser toda una belleza a nivel gráfico, por ejemplo, en la cual el argumento, sin duda, está por encima de todo lo demás. Podríamos enmarcarlo, seguramente, dentro de los cánones de la aventura gŕafica conversacional (con algunas semejanzas notorias a nivel jugable con los conocidos títulos de la saga de Capcom Phoenix Wright), aspecto que, seguramente, le restará muchos puntos frente al público general, dado que el sistema de juego y las opciones del mismo están muy limitadas. Pero, pese a todo, no deja de ser un título de calidad: un juego que disfruta de una buena historia y unos mejores gráficos que nos adentrarán, como quien no quiere la cosa, en un argumento apasionante en el que los viajes temporales tienen todo el protagonismo.
Breve historia del tiempo...
La historia del juego nos mete en la piel del joven Ethan Kairos, un estudiante de secundaria normal y corriente que lleva una existencia normal y corriente: va al instituto, vive con sus padres, tiene un gato... Pero ya al inicio vemos que algunas cosas a nuestro alrededor no funcionan del todo bien: el hermano del padre de Ethan siempre viene malhumorado a casa en busca de dinero por causas que desconocemos; y, por otra parte, algunas cosas acerca del comportamiento de nuestros padres no las acabamos de entender.
Pero todo a nuestro alrededor cambia súbitamente el día de nuestro decimoséptimo aniversario. Y que conste que nuestro padre ya nos lo había avisado el día antes... Nos despertaremos después de sufrir una serie de repentinos flashbacks, en los cuales nuevos recuerdos inundarán nuestra mente a fogonazo limpio. Al despertarnos, veremos que nuestros padres han desaparecido (por lo visto, desaparecieron hace doce años sin dejar rastro) y que nuestro tío se ha responsabilizado de nuestra manutención y cuidado.
Sorprendidos, descubriremos también un extraño bolígrafo con el que podremos dibujar agujeros que nos pondrán en contacto con otro momento del pasado, siempre dentro de la misma localización en la que nos encontremos. A partir de estos preceptos, se desarrollará una historia intrincada y dramática, repleta de elementos de misterio y thriller que nos llevará a embarcarnos en la búsqueda de nuestros padres perdidos. Eso sí, teniendo en cuenta que cada vez que llevemos a cabo un cambio en el pasado, las consecuencias en el presente que vivimos pueden ser imprevisibles.
De hecho, tendremos un inventario de recuerdos, el cual se irá modificando cada vez que algo cambie en el pasado. Estos recuerdos se producirán en forma de flashbacks, los cuales se irán almacenando a modo de dudas sin resolver. A medida que vayamos avanzando en el juego, hablando con los diferentes personajes y resolviendo los diferentes misterios que se nos planteen, las dudas acerca de los diferentes recuerdos que tengamos se irán resolviendo, con lo que tendremos información específica sobre cada uno de ellos. En el momento en que resolvamos todas las dudas sobre unos recuerdos determinados, podremos acceder a una localización específica para incidir sobre el pasado con nuestro bolígrafo temporal.
El problema de todo esto es que, por muy evidentes que en ocasiones veamos las cosas, si nos dirigimos a una localización determinada en la que sabemos que tendremos que actuar con nuestro bolígrafo antes de resolver todas las dudas sobre nuestros recuerdos, no podremos hacer nada en ella. Así, el desarrollo del juego acaba por convertirse en algo, ciertamente, muy lineal (como decíamos, en algunos aspectos el juego nos recuerda a la saga Phoenix Wright), y casi no tendremos poder de decisión sobre los eventos que se irán sucediendo en el juego, dado que estarán totalmente marcados por el discurso argumental.
En el momento que nos enfrentemos a una localización en la que sí podamos, finalmente, utilizar nuestro bolígrafo del tiempo, deberemos de abrir un agujero (de un tamaño que no puede superar unas dimensiones determinadas, claro) con nuestro lápiz táctil en el escenario. Este agujero nos permitirá ver lo que hay al otro lado en un momento definido del pasado, momento que nuestro protagonista deberá de haber descubierto con anterioridad a base de resolver las pistas que el juego nos vaya dando, así como de ordenar los recuerdos de Ethan, como ya hemos mencionado.
Interactuaremos con el pasado de varias maneras, por ejemplo entregando algún objeto a un personaje que se encuentre en ese lugar en ese preciso momento, cogiendo algún objeto que estuviera allí o, incluso, hablando con alguno de los personajes que encontremos en el lugar. Cada cambio que realicemos, a su vez, provocará cambios en nuestro presente, algunos de los cuales nos pueden pillar desprevenidos, ya que el guión nos depara algunas torceduras y sorpresas que deberemos de ir resolviendo a medida que sucedan en el juego. Además, se crearán en nuestros recuerdos otra serie diferente de flashbacks, que deberemos de solucionar de la misma manera que el resto.
Aparte de todo esto, el juego tiene poco más que ofrecernos, dado que la jugabilidad del mismo no da para más. La verdad es que su linealidad puede llegar a cansar a según qué jugador, ya que en determinados momentos deambularemos aparentemente sin sentido por la ciudad buscando la solución conveniente a un problema, o en busca de un personaje determinado, el cual no suele estar nunca en el lugar más lógico del mapa... Por otro lado, repetimos, en ocasiones veremos las soluciones a los enigmas del juego de manera muy evidente, pero tendremos antes que reunir necesariamente todas las piezas del puzle que conforman los recuerdos de Ethan, para que él mismo llegue a las citadas conclusiones. De esta manera, la linealidad del juego se hace mucho más patente y, en ocasiones, incluso pesada.
Pero, a pesar de todo, el juego engancha. Y toda la responsabilidad de este hecho recae sobre la historia, la cual ha sido magníficamente desarrollada, atrapando al jugador en una trama novelesca de misterio y crimen de la que no podrá desengancharse hasta llegar al final del juego. Lamentablemente, éste llega demasiado pronto: el juego dura, a lo sumo, unas seis o siete horas, y no hay ningún aliciente que nos invite a rejugarlo de ninguna manera, con lo que una vez nos lo hayamos pasado, nos olvidaremos irremediablemente de él.
Apartado técnico.
Ciertamente, lo mejor del juego, junto a su historia, es su apartado gráfico. Los diseños del juego, muy en el estilo de la animación japonesa, se ven tanto en la acción del juego en sí como en el momento en que las secuencias narrativas cogen relevancia en la historia. Sólo hay que ver la introducción del juego para darse cuenta que el anime ha sido todo un referente en el desarrollo del estilo del juego. Por otra parte, las imágenes de los escenarios han sido desarrolladas a doble pantalla, en una calidad de diseño y colorido excelentes. Además, a medida que nos desplazamos lateralmente por el escenario, el entorno se moverá también teniendo en cuenta la perspectiva del personaje, con lo que se desvelarán zonas en principio ocultas a la vista. En estas zonas encontraremos, en muchas ocasiones, objetos y pistas que nos llevarán a la resolución de alguno de los misterios del juego.
La banda sonora y los efectos de sonido son notables, contando con algunas voces digitalizadas de mucha calidad (aunque, lamentablemente, no abundan) y algunos efectos de sonido muy bien realizados, aunque muchos de ellos se repetirán con demasiada asiduidad. La música del juego cuenta con temas bastante agradables al oído, empezando por el tema de la secuencia introductoria del juego -muy dentro del estilo de los openings de las series de animación japonesas-, aunque, de la misma manera, se repetirán demasiado a menudo durante el juego.
La jugabilidad del juego es un caso aparte. Las opciones del jugador son pocas, aunque en caso de que la historia nos enganche (cosa que, a buen seguro, sucederá) poco o nada nos importará esto último. Aparte de desplazarnos de un lugar a otro conversando con los personajes del juego, buscando pistas y resolviendo los enigmas del pasado, poco más se nos dejará hacer en un juego que, a todas luces, bebe del paradigma de la aventura conversacional clásica, con todo lo que ello representa (tanto en lo positivo como en lo negativo).
Conclusiones.
Al adquirir un título como Time Hollow, debemos de ser conscientes de qué tipo de producto estamos adquiriendo. No esperemos un juego con multitud de opciones, ni siquiera una aventura en la que las decisiones del jugador determinen lo que nos suceda durante el desarrollo de la misma. En el título que nos ocupa, todo está programado de antemano, en un desarrollo totalmente lineal de un argumento que, eso sí, ha sido desarrollado de manera magnífica, siguiendo los cánones clásicos de los géneros de misterio y thriller. Si, sabiendo esto, adquirimos el juego, sólo por la historia y por la puesta en escena de la misma lo disfrutaremos sobremanera. Eso sí, durante poquitas horas, pero intensamente.
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