Análisis de Rune Factory 2: A Fantasy Harvest Moon (NDS)

Hace un par de años apareció en España un Harvest Moon un tanto atípico, Rune Factory: A Fantasy Harvest Moon, que sorprendió a los seguidores de la saga gracias a la combinación de la jugabilidad típica basada en el cultivo y cuidado de diferentes especies vegetales y animales, con mazmorras, monstruos y otros elementos más típicos de un juego de rol tradicional como niveles de armas o la existencia de magias. A pesar de las novedades, que probablemente estaban pensadas para captar la atención de jugadores acostumbrados a juegos más castizos, no llegó a cuajar del todo en el mercado español, pese a que estaba totalmente traducido al castellano. Ahora nos llega la secuela del juego, y como corresponde a toda segunda parte, trata de corregir errores y potenciar virtudes, así que a continuación profundizaremos para comprobar qué novedades nos trae esta segunda parte.

Al comienzo del juego se nos presenta al protagonista, un chaval que no se acuerda de nada debido a su amnesia, pero que siente en su interior que su destino le espera en el pueblo de Alvarna. Allí conoce a Mana, la hija del granjero local, a la que caemos bien y nos deja a cargo de una granja con las herramientas básicas para empezar a valernos por nosotros mismos. A partir de aquí deberemos ir conociendo a los demás habitantes del pueblo, hablando a diario con ellos y ofreciéndoles regalos para aumentar el nivel de amistad.

También estarán las posibles novias, cada una con una personalidad diferente para que el jugador tenga variedad, entre las que deberemos elegir una para casarnos y tener un hijo. Aquí nos encontramos una de las novedades de este juego, y es que hasta este punto el juego funciona como un tutorial, enorme por la cantidad de horas que habremos consumido, pero el grueso, y lo más divertido de la aventura comienza aquí, porque resulta que el amnésico recupera su memoria y recuerda los motivos que le condujeron hasta Alvarna. Reanuda su búsqueda y deja a su familia abandonada. Entonces el juego se adelantará siete años automáticamente y tomaremos el control de su hijo, que iniciará su propia búsqueda para encontrar a su padre y descubrir las razones que le llevaron al abandono familiar.

La cantidad de horas que supone controlar la primera generación puede suponer una sensación de pérdida de tiempo, agudizada por el hecho de que casi todos los elementos que proporcionan diversión y tienen la propiedad de enganchar al jugador, están bloqueadas, así por ejemplo no se puede cocinar, ni tampoco forjar nuevas armas, desarrollar nuevas habilidades o aprender nuevas magias. Por la parte que toca al mapeado, las mazmorras están muy limitadas en cuanto a dimensiones, con enemigos débiles y sin jefes importantes que derrotar.

Quizás para aquellos que afronten por primera vez un Rune Factory, este tutorial en el que las actividades están bastante limitadas, les ayude a hacerse con la mecánica del juego, pero por contrapartida, aquellos que ya conozcan el juego y hayan disfrutado de su primera parte, encontrarán soberanamente deprimente no poder aplicar su experiencia para avanzar en la aventura de una manera más rápida. Sea como sea, lo más probable es que el jugador empiece a hacer pasar los días rápidamente para llegar al comienzo de la aventura con el hijo, y llegados a este punto hay que agradecer que los residentes de Alvarna tengan un periodo de gestación relativamente corto.

Otra de las novedades del juego es un tablón de tareas que encontraremos en la plaza del pueblo. Allí los habitantes publicarán pequeños encargos que nosotros podremos realizar y que nos ayudarán a avanzar en la historia, obligándonos a investigar con más detenimiento alguna zona o a interactuar con algún personaje en concreto y aumentar sus puntos de amistad.

Por si el lector aún no conoce las bases de un Rune Factory, diremos que básicamente es un Harvest Moon al uso pero con la particularidad de que hay mazmorras en las que podemos capturar monstruos que luego se pueden utilizar para cuidar nuestra granja. Así, al principio gastaremos tiempo y esfuerzo de nuestro protagonista en cavar, plantar y regar diferentes especies de vegetales según la época del año con el fin de conseguir dinero y productos que mantengan nuestras barras de salud y energía completamente llenas.

A medida que vamos capturando monstruos, podremos colocarlos en la granja y que nos vayan supliendo poco a poco en diferentes tareas, lo cual nos proporcionará más tiempo para explorar el territorio y capturar nuevas especies de bichos más productivos. Si además conseguimos que nuestras nuevas incorporaciones animales suban su nivel de amistad hacia nosotros, por ejemplo hablando con ellas a diario, conseguiremos mayor calidad en los productos que nos den o en sus servicios. Como hemos dicho, los monstruos se encuentran en las mazmorras, donde deberemos luchar contra ellos, y las especies variarán dependiendo de si es de día o de noche.

El sistema de combate ha ganado un poco de complejidad respecto a la primera parte de este juego, la inteligencia artificial ha mejorado y sus ataques nos harán más o menos daño en función de si estamos frente a ellos o nos alcanzan por la espalda. Reaparecen constantemente, por lo que habrá que deshacerse nuevamente de ellos si, tras haber limpiado una zona, volvemos a pasar por allí. Con el primer personaje tendremos que enfrentarnos a golpe de aperos de agricultura, pero con su hijo, en la segunda parte de la aventura, ya podremos utilizar diferentes artilugios de guerra, como espadas y armaduras, y que buena falta nos hará ya que los enemigos serán más correosos y duros de pelar.

Cuando pasamos a manejar al crío, se desbloquean actividades como la pesca, minería, cocina, etc. Sin embargo será de una forma gradual y perfectamente asociada a la joven edad de nuestro nuevo personaje: la escuela. En realidad no es que nuestro deber sea ir diariamente a recibir clases, y de hecho nadie nos va a recriminar que hagamos novillos para ir a repartir mandobles por ahí u holgazanear por el pueblo conversando con el primero que se nos cruce por delante, pero hay ciertas recompensas por asistir a clases.

Los maestros nos enseñarán cómo hacer diferentes actividades, como por ejemplo seguir los pasos correctos para una receta, cómo forjar una espada, nuevas medicinas, e incluso habilidades de lucha. Al inicio el colegio estará a medio construir, y a medida que se va gastando dinero para mejorarlo, aparecerán nuevas estancias como por ejemplo un gimnasio o una biblioteca, y nuevas clases estarán disponibles donde avanzaremos y conseguiremos todo el potencial para afrontar cualquier situación que se nos presente por muy complicada que sea.

Visualmente el juego no ha evolucionado mucho respecto a su predecesor. Utiliza el mismo motor gráfico, lo cual no implica que deje de sorprendernos con imágenes prerrenderizadas de gran belleza, con detalles como luciérnagas en las noches de verano ayudan a mantener esa atmósfera casi mágica que envuelve a los Rune Factory, y hay suficiente diversidad en los paisajes según el lugar que nos encontremos. Al inicio del juego también podremos disfrutar con un pequeño corto de animación de gran calidad, a modo de intro. Los modelos de los personajes no han variado mucho, aunque la fluidez de las animaciones se ha mejorado bastante.

Sin embargo, estas pequeñas mejoras tienen un alto coste en forma de bajón de fotogramas por segundo cuando se agolpan en la pantalla una gran cantidad de elementos móviles. Los temas musicales no llegan al nivel del Rune Factory original, además parece que hay menos variedad y han perdido algo de la nostalgia que transmitían, pero también son pegadizos y no será extraño sorprenderse uno mismo tarareando alguna de las canciones. En cuanto a los efectos sonoros, destacar que algunos diálogos son hablados, eso sí, en perfecto inglés, y es que, uno de los grandes lastres de este juego, si no el peor, es que no ha sido localizado al castellano.

Conclusiones

Esta segunda parte de Rune Factory para NintendoDS aporta un nuevo punto de vista a la historia, jugando primero con el padre y luego tomando el control del hijo. Sin embargo, la primera parte es muy tediosa, ya que empiezas con todas las frutas de temporada a tu disposición, sin el aliciente de tener que cumplir algún objetivo para conseguir desbloquear alguna que proporcione más dinero, lo cual implica que al poco tiempo nuestros campos sólo contengan una o dos especies: las más rentables, que conseguirán que en poco tiempo estaremos podridos de dinero.

Además, los enemigos en las mazmorras son muy débiles, la gente del pueblo no entrañará ninguna dificultad a la hora de hacer lazos de amistad, y no será nada difícil tener a las mozas casaderas perdiendo sus ojos por nosotros. La segunda generación es la mejor parte y donde realmente podremos sacarle todo el potencial al juego, si es que tenemos la suficiente paciencia para llegar. Que el juego no esté traducido a nuestro idioma también echará para atrás al posible comprador, y es que aunque el nivel no es excesivamente exigente, hay una gran cantidad de texto. Es una pena que, juegos como éste que tienen un nicho de fans pequeño pero fiel, sean ninguneados en pro de una industria que anticipa número de ventas a calidad de servicio hacia el jugador. Si quieres disfrutar un Rune Factory, es mejor invertir horas de diversión en la primera parte, en castellano, y con pocas diferencias respecto a esta entrega.