Análisis de Project Rub (NDS)
En el principio, fue conocido con el nombre del proyecto, cuando todavía estaba en las primeras fases de desarrollo y ese nombre primigenio es el que se ha rescatado para su lanzamiento europeo. Así pues, tras estos cambios de nombre y los correspondientes meses de espera para asistir al lanzamiento europeo de Nintendo DS, este juego vuelve a acompañar a la consola en su llegada a un mercado. Project Rub es la primera incursión del Sonic Team, de Sega, en esta nueva portátil, y para la ocasión han optado por recurrir al cada vez más popular sistema de componer una selección de microjuegos.
En Japón y América había estado solo, sin competencia, pues el lanzamiento de uno de los iconos de Nintendo, Wario Ware Touched!, se hizo rogar unos meses; sin embargo, a nosotros los dos nos han llegado a las tiendas el mismo día.
Muchos estarán contentos por poder escoger entre dos grandes títulos, otros no sabrán por cuál decidirse, y otros tantos disfrutarán con ambos. En cualquier caso, veamos qué nos ofrece Project Rub.
El Sonic Team ha hecho una apuesta estética bastante fuerte en este juego, con un estilo gráfico que tiene sus cimientos en el cada vez más extendido cel-shaded (técnica gráfica que les dota de aspecto de dibujos animados), sumándole una estética cómic (viñetas incluidas) clara y directa. Además, la paleta de colores empleada se caracteriza por su gran intensidad y el fuerte contraste entre unos y otros, llegando en ocasiones a crear combinaciones estrambóticas que, unidas a la música, conforman la seña de identidad de este juego. La historia, por supuesto, no puede ser menos, y es que el protagonista se queda colgado de una chica con la que se cruza casualmente por la calle... y no tarda mucho en dar muestra de sus pocas dotes en el arte del ligoteo; por suerte un grupo de tarados le "ayudará" a conquistar a la moza en cuestión.
Con esta absurda premisa, se desarrollarán 25 microjuegos caracterizados por el toque de humor y una jugabilidad inédita hasta ahora en consolas gracias al aprovechamiento de las características especiales de la Nintendo DS. Temática, envoltorio y el juego en sí mismo se convierten, de este modo, en una experiencia novedosa y fresca que nos invita a enfrentarnos a retos como nunca lo habíamos hecho.
La grotesca deformidad que define al reflejo del mundo que presenta Project Rub tiene su punto máximo en los Rub Rabbits, la panda de energúmenos con diademas que llevan orejas de conejo, y las situaciones que provocan a modo de introducción para los microjuegos que son el núcleo jugable del título. Sin embargo, toda esta locura luego se ve controlada relativamente a la hora de jugar de verdad, pues si bien Wario Ware es una saga que ha apostado por la locura máxima en tres segundos, los juegos de este título son algo más largos (breves, sí, pero no rapidísimos) y en el modo historia se nos explica siempre cómo jugar, por lo que no tiene ese factor de "adivina qué hacer" que es el rey indiscutible de los ya citados Wario Ware.
Que se nos explique cuál es el objetivo del reto que se nos va a plantear es útil en la medida en que será la primera vez, seguramente, en que el jugador se enfrenta a este tipo de situaciones. Con todo, no se dan todos los detalles, y siempre tendrá que haber lugar a nuestra improvisación. En cualquier caso, el juego deposita su jugabilidad casi por completo en la pantalla táctil, ya sea mediante juegos de habilidad, reflejos o pequeños puzzles, y en determinadas ocasiones habrá que recurrir al micrófono.
Si mostramos Project Rub a alguien para mostrarle cómo se juega quedará muy sorprendido al vernos frotar la pantalla con el stylus para buscar joyas en la playa, lanzar palos ardiendo a una planta carnívora, o pulsar en el momento justo para ayudar a la chica a quitarse la ropa... pero lo que le dejará descolocado será ver cómo soplamos en el micro para producir aire que mueva un pequeño velero, apagar una vela o gritar como unos energúmenos para que la chica nos oiga mientras unos músicos (malos, muy malos) la acosan. Estos son tan sólo unos pequeños ejemplos de jugabilidad y planteamiento que salpican todo el título.
El modo de juego principal es francamente corto y con una estructura establecida que, grosso modo, divide los juegos en 3 grupos básicos que conforman una secuencia tal que en primera instancia deberemos realizar actuaciones para impresionar a la chica, en segundo lugar enfrentarnos a un jefe final y, para concluir, llevar a buen término una escena de amor... aunque esto sufrirá variaciones, claro. Sin embargo, está en la línea de otros juegos similares, aunque es terriblemente rejugable gracias a su depurada dificultad y a la posibilidad de afrontar un modo de juego, llamado Memories, en el que se nos reta a superar cada minijuego una cantidad determinada de veces, aumentando cada vez más la dificultad, de manera similar a como sucede en el modo historia, pero al hacernos jugar más veces, la progresión de la citada dificultad es mayor.
Eso sí, un simple error nos obligará a volver a empezar desde el principio ese reto. Este modo de juego irá incrementándose según avancemos en el juego principal, ya que sólo estarán disponibles los microjuegos que hayamos superado en la historia. Para rematar las opciones de entretenimiento alternativas al modo historia es la posibilidad de dar rienda suelta a las tendencias fetichistas (dentro de la llamada, de forma bastante acertada, opción Maniac), ya que podremos configurar a una chica escogiendo cabeza (es decir, peinado o sombrero), ropa y calzado. Las diferentes piezas se van adquiriendo según superamos, precisamente, el modo Memories. Pero no será ése el único sistema, ni mucho menos, pues también será importante buscar conejos.
Y ahora, dejad de elucubrar. Los conejos son un elemento recurrente en todo el planteamiento del juego, y en las escenas introductorias que se presentan en el modo historia para presentarnos la evolución de éste deberemos buscar dónde están escondidos. Para ello, basta con pulsar en determinadas zonas de la pantalla táctil como, por ejemplo, sobre el dibujo de la camiseta del protagonista, sobre el sol, en la mano de la chica... en cada pequeño cómic hay, al menos, uno escondido y una de nuestras labores para tener todas las partes intercambiables para configurar la chica en el modo Maniac pasa por llevar a cabo una caza intensiva de conejos.
Además, algunos especiales (como el gorro de Sonic) se consiguen mediante la conectividad con los juegos de GBA, es decir, poniendo un cartucho de un juego de GBA en la ranura correspondiente de nuestra NDS, encender la consola y empezar a jugar con Project Rub: éste, de manera automática, detectará el juego introducido y nos premiará con el susodicho regalo. Podéis encontrar qué juegos necesitáis (y otros secretos) en la sección de trucos de este juego.
Si el humor y el planteamiento general del juego tienden al más completo absurdo, la música y los efectos no podían ser menos. La banda sonora es bastante dinámica, con temas ágiles y frescos que aportan un toque desenfadado por completo al juego. Son variadas, y algunas, como la de la introducción, tienen tendencia a incrustarse en el lóbulo frontal por lo pegadizas que son. Los efectos de sonido no pueden ser tampoco menos esperpénticos, aunque no tan variados y quizás de no tanta calidad comparada con la música de este juego o con otros recursos de audio empleados en otros juegos de lanzamiento. Quizás estos efectos de sonido, aunque de buena calidad, sean uno de los puntos que se podrían haber mejorado. Pese a todo, su tono general es notable, y cumple a la perfección dentro del juego.
No es tampoco menos cierto que, gráficamente, aunque el estilo empleado nos gusta por su apuesta estética, algunos de los juegos son bastante flojos en su acabado técnico, sobre todo por el contraste que se puede producir al pasar de unos a otros con cierta celeridad, ya que en oposición a esos juegos más escasos gráficamente hay otros que sorprenden por su excelente combinación de efectos y gráficos. Nos referimos, por ejemplo, a algunos juegos en los que aparece el fuego o el agua; no entraremos en más detalles para que podáis sorprenderos vosotros mismos según abráis nuevos minijuegos. El resultado es, por tanto, irregular en algunos casos, pero mantiene un buen nivel en líneas generales. Es probable que con más tiempo de desarrollo algunos de estos elementos se hubiesen perfilado, pero esto no significa que estemos ante un juego técnicamente mediocre. Ni mucho menos.
Lo que sí es reseñable es la variedad de minijuegos incluidos. Es evidente que algunos son parecidos a otros en su planteamiento, y quizá no todos sean igual de adictivos, pero el resultado global es muy satisfactorio. Incluso algún reto que a nosotros nos puede parecer falto de chispa puede ser el favorito de otro jugador. Aún así, debemos recordar que estamos ante un juego bastante corto. Es cierto que al completar el modo historia todavía tendremos que afrontar el modo Memories y aceptar el reto que supone volver a jugar la historia del juego con una mayor dificultad... pero nada que no pueda superarse en un par de tardes.
A partir de ahí tan sólo quedará la diversión por la diversión, sin más complicaciones ni compromisos, y la búsqueda de los conejos. Como decíamos, es probable que a alguno de los microjuegos no le dediquéis más que el tiempo necesario para completarlo en Memories, pero la mayoría de los incluidos son suficiente aliciente por su jugabilidad pura y dura como para pasar muchas horas con Project Rub. Después de todo, la principal baza de estos juegos es que, pese a ser cortos, su cuidado diseño y curva de dificultad incita a jugarlos una y otra vez para mejorar nuestras marcas y perfeccionar nuestra técnica.
Conclusiones
Sega nos ha ofrecido un título de gran calidad para acompañar a Nintendo DS, un videojuego que puede ser un candidato muy serio para ser adquirido junto a la nueva portátil, pero que cuenta con algunas deficiencias como su escasa duración hasta ver los créditos finales. Pese a eso, parece que su principal problema es que a nosotros nos llega el mismo día que sale a la venta Wario Ware Touched!, un juego que, aunque parecido al pertenecer al mismo género e investigar los mismos nuevos caminos que ofrece NDS, presenta un carácter bien diferenciado.
El planteamiento global, la ambientación, y el tono que define a ambos juegos son muy diferentes, por lo que esa oposición entre ambos juegos, aunque inevitable, no los hace incompatibles, ya que en algunos momentos nos puede apetecer afrontar minijuegos al estilo de Wario y, otros, al estilo de los Rub Rabbits. En definitiva, es éste un juego excelente con el que adentrarse en las posibilidades de la nueva portátil de Nintendo.