Análisis de Topia (iPhone)
El mundo de los videojuegos siempre está ávido de encontrar nuevas formas, caminos y elementos que los lleven a cotas inexploradas dentro del entretenimiento. Ya sea buscando maneras novedosas de jugar, a interesantes o inteligentes cambios en la narrativa y en el estilo de contar historias, el ocio electrónico y sus desarrolladores, siempre están intentando seguir esa máxima que esgrimen los artistas y creadores más reputados: renovarse o morir. Quizás uno de los géneros más propensos al temido estancamiento -si descontamos algunos como los juegos de acción en primera persona-, son los títulos de estrategia. Es difícil sorprender en un terreno tan limitado, ya sea agregando mecánicas y controles nuevos o inteligencias artificiales distintas, porque el público tiende a aferrarse a una particular y asentada forma de verlos. En los últimos años, hemos vistos diferentes intentos, franquicias y juegos, que buscando atraer a ese target particular.
Topia World Builder nace de esa necesidad de sorprender utilizando elementos existentes. Y de hecho, si somos quisquillosos, diremos que no es especialmente novedoso en general, pero sí muy especial.
Topia, como experimento, es la segunda incursión de los creadores y productores de Populous, uno de los juegos de estrategia y simulación más curiosos -y en el que Peter Molyneux tuvo muchísimo que ver- de la historia reciente de los videojuegos. ¿Preparados para crear un planeta lleno de vida desde la palma de tu mano?
Y al séptimo día, descansó
Topia World Builder no es un juego al uso. No creemos que sea necesario dejarlo claro, pero nunca está de más aclarar conceptos, sobre todo si estamos hablando de una aplicación tan especial. ¿Qué queremos decir que no es un juego al uso? Pues que no lo es. No tenemos misiones claras, no necesitamos recolectar monedas, no tenemos un argumento y no gozamos de objetivos que marquen nuestro avance. Simplemente "jugamos". Topia World Builder es así, una suerte de sandbox, heredero espiritual de Populous, pero más simple y directo. Como simulador de creación de mundos, Topia World Builder no ofrece excesivas opciones, ni configuraciones, pero lo poco que hace, lo hace realmente bien. La aplicación comienza ofreciéndonos una simple aunque efectiva introducción en formato de vídeo. Topia World Builder nos invita así a hacernos con la idea general del juego, que no es otra que la edificación de un mundo desde su más básica representación terrenal hasta la posterior creación de vida.
Uno de los primeros pasos en la aplicación de Crescent Moon Games, es habituarnos a la interfaz multitáctil del juego. Para ello, se ha creado un mini-tutorial ideal para hacernos a las posibilidades y controles de Topia. En dicho tutorial, se nos explicará como controlar la forma por la que movernos por nuestro planeta, hacer zoom o acercar y alejar la cámara. Otro de ellos, está centrado en la geoformación de continentes y elementos orográficos, como montañas, colinas o depresiones, valles, ríos, mares o lagos. El último, y quizás el más extenso, versa sobre las especies de animales y criaturas que podemos crear, así como de sus comportamientos o rutinas y hábitos básicos.
La interfaz de Topia World Builder es muy sencilla, reduciéndose a unos simples botones e iconos en blanco y negro semitransparentes en la esquina superior derecha, reconocibles de un vistazo, y capaces de hacernos ver las posibilidades de cada uno de ellos sin tener que andar trasteando en exceso. ¿Queremos modificar el aspecto de nuestro pequeño planeta? Pues observamos los iconos de la montaña y flecha hacia arriba y hacia abajo, o el de supresión de tierra y creación de agua. ¿Nos apetece eliminar animales? Pulsamos el rayo. ¿Queremos observar nuestra creación sin interferir bajo ningún concepto? Pues pulsamos la lupa. Con un par de toques, será posible. Y es que, una forma de entender Topia World Builder, es la de imaginar nuestro dedo como un pincel, capaz de crear, eliminar y modificar cualquier aspecto del juego. Nuestro dedo será el pincel divino ideal para crear mesetas o costas, y el germen de la vida cuando queramos expandir las diferentes especies que atesora la app sobre la faz de la tierra.
Topia World Builder es un sandbox bastante especial. Podemos cargar un planeta ya prediseñado, o elaborar uno desde cero. Podemos elegir el color de la tierra, el cielo o el agua. Y empezar a modificar cualquier parámetro que se nos ocurra -dentro de unos límites, claro-. Es bastante gratificante observar como, en un par de minutos, hemos cambiado a nuestro gusto la faz del planeta, dejándolo justo y como nos apetece, y dejando la vía abierta para la creación de vida. La vida en Topia World Builder se limita a la creación de seis especies distintas, cada una con sus parámetros sociales de comportamiento y su propia dieta -herbívora o carnívora-. Entre los herbívoros, tendremos una suerte de ovejas azules pequeñitas, una especie de oso verde y un tipo de jirafa muy especial. Los carnívoros, con dos tipos, andan entre las hienas y los osos carnívoros más extraños que jamás hemos vistos.
Como extra, tenemos la posibilidad de añadir un tipo de loro, que dicho sea de paso, nos parece bastante torpe y estúpido, pues acaba quedándose atrapado contra la primera montaña que ve a su paso. Las relaciones entre los herbívoros y carnívoros se limitan a una continua carrera por la supervivencia, siendo los primeros el objetivo a perseguir, y los segundos, los incesantes cazadores. No tenemos número límite de criaturas a añadir en Topia -nuestra particular placa de petri virtual-, pudiendo llenar con enormes manadas y bandadas de animales la pantalla, algo que será todo un espectáculo visual -sobre todo en la pantalla retina del iPad-. Podemos experimentar todo lo que queramos, añadiendo más de una especie que de otra, y observando como la inteligencia artificial regula el nivel y el número de los distintos animales.
Por ejemplo, si añadimos un gran número de carnívoros, los animales herbívoros acabarán muriendo de forma rápida, dejando el planeta como un yermo deshabitado y desértico. Por el contrario, si apenas ponemos carnívoros, y lo llenamos todo de animales rumiantes y herbívoros, a los pocos minutos no habrá comida ni árboles o plantas para todos, y tendremos un fin parecido. Es muy divertido comprobar los distintos mundos posibles, y las consecuencias de estos. Además, Topia World Builder añade un visor concreto para cada animal, para así observar como se reproduce, muere, se empareja o crece a lo largo de los años.
A nivel técnico, Topia World Builder es un juego visualmente muy atractivo, con elementos en tres dimensiones muy detallados, y con la posibilidad de una deformación y modificación casi total. Si eso le sumamos unas correctas animaciones, y el manejo de una cantidad ingente de criaturas con total soltura, lo cierto es que podemos estar ante uno de los juegos más interesantes a nivel visual y técnico de todo el panorama iOS, pese a que no goce del elemento de impacto de otros juegos.
Conclusiones finales
Topia World Builder, como aplicación universal -iPhone, iPad y iPod touch, por 0,89 €- es muy interesante, curiosa y divertida. Eso sí, al contrario que Popolous -con el que guarda muchas similitudes-, la falta de opciones y características jugables, juega en su contra. ¿Por qué? Pues porque, pese a que es un título recomendado para pasar las horas muertas observando nuestras decisiones, la imperiosa necesidad de algunos jugadores de tener objetivos concretos y tangibles, puede dañar la experiencia y el interés al poco tiempo, con la triste consecuencia del consiguiente abandono de la aplicación.
Y es una pena, porque atesora muy buenas ideas -en bruto- que desgraciadamente no brillan demasiado. ¿Sería un juego mejor con opciones de construcción y con una creación de especies más compleja? ¿Con la posibilidad de incluir humanos, construcciones y otros elementos herederos de Popolous? Sin lugar a dudas, pero entonces, no sería Topia World Builder, y sí un clon ligero de Popolous. Eso sí, esperemos que Crescent Moon Games y Gleen Corpes prosigan su avance en este especial Topia World Builder, y que como ellos mismos rezan, evolucione hacia algo más completo, divertido y complejo. De momento se queda solo con el adjetivo de interesante.