Análisis de 1000 Heroz (iPhone)
Crear un videojuego no es tarea fácil, eso lo sabemos todos. La cantidad de costes necesarios para lanzar un título al mercado, hoy en día, son casi una utopía para las pequeñas desarrolladoras que no cuentan con los millones necesarios para lanzar títulos con una propaganda tan amplia que llene las esquinas de cualquier ciudad. Por suerte, el mercado digital ha abierto una importante puerta para el pequeño desarrollador, y los títulos para App Store están siendo, desde hace unos meses, una auténtica revolución tanto para los jugadores como para los desarrolladores, que pueden dar rienda suelta a su imaginación sin tener que estar al tanto de la distribuidora, etcétera.
Dicho esto, no tenemos más remedio que aplaudir el esfuerzo que RedLynx, desarrolladora del título que hoy nos ocupa, por aventurarse a crear un videojuego con un planteamiento lo suficientemente adictivo como para mantenernos al dispositivo durante, esperemos, más de dos años y medio.
No, no es una errata del escrito, sino el planteamiento de la aventura que los chicos pretenden hacer: actualizar cada día la obra con un personaje y un nivel nuevo para ofrecernos diversión asegurada, siempre y cuando nos guste el juego, evidentemente.
Pero vayamos al grano. 1000 Heroz es un título diferente, similar a un plataformas corriente de toda la vida donde lo único que tenemos que hacer es avanzar, saltar y sortear obstáculos, pero con el aliciente de ser competitivo contra todo el mundo. Podríamos llamarlo un juego de plataformas de precisión contrarreloj. La mecánica es simple: nos presentarán un personaje curioso y un nivel con una serie de obstáculos que sortear, con el único objetivo de llegar a la meta en el menor tiempo posible. Los niveles son cortos, por lo que repetir un nivel no se hace pesado. De hecho, lo que hace grande al título es que la gran mayoría de escenarios se pueden completar con éxito en menos de medio minuto, siempre y cuando escojamos la ruta más inteligente y tengamos una paciencia abismal.
En su sencillez reside el encanto de la aventura. No es que estemos delante de un título con una historia épica o trascendente; de hecho, los personajes que han aparecido hasta el momento apenas se diferencian más allá de cuatro detalles y una breve explicación antes de entrar al nivel que debemos recorrer. Lo inteligente de la obra ha sido presentar un estilo de juego corto, directo e intuitivo, donde la rejugabilidad está marcada por el tiempo: 24 horas, un día entero para conseguir la mejor puntuación e intentar hacerse con el oro contra todos los usuarios que habitan en el planeta, algo brutalmente ambicioso, incluso para los jugadores más experimentados.
A lo largo de los niveles iremos encontrando diversas variables: cuestas para coger carrerilla, plataformas que nos harán saltar más rápidamente, obstáculos que nos frenarán y nos harán perder unas centésimas valiosas para nuestra marca, etcétera. Una vez hayamos completado el nivel tendremos una puntuación determinada, y siempre podremos repetirlo durante el día -y posteriores, pero sin entrar en la clasificación oficial-. El juego es tan largo como el nivel de pique tenga el jugador, y si competimos contra conocidos, mucho mejor. Será nuestro cometido encontrar rutas alternativas, buscar el camino inteligente y menos tormentoso para llegar a la meta en un tiempo lo suficientemente bueno como para conseguir los 1000 tesoros que tendrán cada uno de los personajes que irán presentando a lo largo de las actualizaciones diarias.
Un punto a favor de la obra es el tema de las físicas, muy bien implementadas en el tema de los saltos y caídas. Tendremos que ir perfeccionando nuestra habilidad con la interfaz de la obra si queremos que este plataformas de precisión no termine con nuestra paciencia. Y, lamentablemente, aquí existe un pequeño elemento que puede echar para atrás a más de uno: su control. No es malo, ni mucho menos, pero más de uno podría preguntarse cómo serían sus marcas si jugáramos con un pad tradicional, ya que en algunas ocasiones el hecho de no pulsar un botón sensible a la yema de nuestros dedos puede desesperar a más de uno. Y puestos a comparar, a la interfaz virtual que ofrece los dispositivos de Apple todavía le falta mucho recorrido para parecerse al tacto de un mando de los de toda la vida.
Todo esto muy bien aderezado con un estilo de juego bastante bello y al estilo cartoon que, juntamente con las buenas físicas, recordará a lo visto en LittleBigPlanet. El diseño de los escenarios es muy inteligente, y los personajes son bastante entrañables, aunque lamentablemente -y suponiendo que hagan 1000 para completar el videojuego- son muy parecidos entre sí. La música es correcta, sin despuntar extraordinariamente, pero que cumple su función a la perfección.
En definitiva, un gran título que retará a todo aquel quien se atreva a jugarlo durante más de cinco minutos, y una apuesta sobre seguro si tenemos en cuenta que cada día actualizan con un nuevo nivel y personaje. Y lo mejor de todo es que, si contamos con algunos amigos que estén enganchados como nosotros, podremos crear nuestras propias ligas para demostrar quién es el mejor corredor entre nuestros colegas.