Análisis de Chibi-Robo ! (GameCube)
La familia Sanderson se ha comprado un pequeño robot Chibi-Robo para que ayude en el día a día de la casa. Podía parecer que un robot tan pequeño no haría demasiado, pero con la ayuda del volador Tely, Chibi-Robo trabajá al máximo para ayudar a los Sanderson.
Chibi-Robo es robot pequeñajo que moveremos por la casa realizando las tareas que se nos planteen pero sin perder demasiado de vista dónde están los enchufes, pues aunque tiene batería, ésta no es de demasiada calidad (o quizás es que el robot es enano pero consume demasiado) y de vez en cuando nos tocará conectarnos a una toma eléctrica para recuperar energía.
Una premisa sencilla pero divertida que sienta las bases de este título de Skip, junto con buenas dosis de humor.
Así, nos encontraremos con una familia desestructurada en la que todos sus miembros están al borde de la neurosis, por lo que el robot tendrá que tomar, como quien dice, las riendas del hogar. De esta manera, las diferentes misions que se nos encomiendan enlazan con los avances de la trama, creando un hilo narrativo bien llevado y que se convierte en uno de los principales incentivos para seguir jugando.
En este mundo a tan gran escala para Chibi, controlaremos al robot por los escenarios de la casa de la famila Sanderson con una buena respuesta por parte del stick analógico, simplificando el sistema de control con acciones automáticas, como la de subirnos a objetos. Por otro lado, esto no significa que los retos que vayamos a encontrar sean simples, pues contamos con la posibilidad de usar visión telescópica y un mapa bien detallado, dos habilidades que servirán para que veamos qué obstáculos hay en nuestra ruta con suficiente antelación como para trazar un plan de avance, algo que será necesario según avancemos en el juego.
Hay que tener en cuenta, eso sí, que el juego no tiene una marcada tendencia hacia las plataformas, salvo en contadas excepciones, por lo que el ritmo de juego puede ser algo lento si no somos plenamente conscientes de que estamos, en esencia, ante un juego repleto de puzles que habrá que resolver de un modo u otro. Además, dado que Chibi es bastante lento en sus movimientos y el control no está realmente bien diseñado para andar dando saltos a diestro y siniestro, se agradece que las plataformas no sean parte central de la jugabilidad, aunque sí están presentes y en esos momentos pueden ser un poco frustrantes por el esquema de control.
En cualquier caso, la tarea principal será explorar los entornos para salvar los obstáculos que nos impiden llegar hasta el objetivo, ampliando nuestras posibilidades según adquiramos nuevas herramientas que nos den más movimientos, combinando de este modo múltiples elementos que tendremos que solventar para seguir avanzando. Un ejemplo de esto son los objetos cotidianos, como cepillos de dientes, pero también los llamados servibots, máquinas que ayudan a Chibi-Robo a llegar a sitios inaccesibles de otro modo. Para usar esos servibots tendremos que cederles parte de nuestra energía, así que habrá que tener muy en cuenta nuestra reserva. Igualmente importante será estar atentos a la tienda, para hacernos con Chibi-gadgets esenciales; destruir araknos para fabricar servibots con el Reciclotrón, etc.
Así pues, las posibilidades para resorver los diferentes puzles se van incrementando exponencialmente según avanzamos, haciendo los retos más complejos pero también más satisfactorios al solventarlos. Además, poco a poco podremos ir comprando nuevas baterías que aumentarían la autonomía del robot, incluso cuatriplicando la original. Naturalmente, eso simplificará ciertas tareas, pero es igualmente indicativo de que las habrá mucho más complejas en poco tiempo. Por suerte la curva de dificultad está bien llevada desde el principio hasta el objetivo final.
Gráficamente estamos ante un juego sencillo, con diseños simples y poca carga poligonal, que tampoco destaca por la calidad de sus texturas. Por otro lado, muestra siempre un tono desenfadado y alegre, pero sin virtuosismos artísticos, lo que unido a un apartado técnico algo insuficiente, y que para rematar la faena no mantiene una tasa de cuadros por segundo tan estable como desearíamos, lo convierten en un juego muy discreto en este sentido. Además, la cámara no ayuda demasiado: la controlamos manualmente, pero tiene una tendencia inevitable a hacer lo que le apetece, y hacerlo mal. Con todo, tiene sus buenos momentos y detalles en el diseño bastante buenos, destacando la animación de Chibi y demás elementos, pero el balance global sigue resultando algo escaso en su conjunto.
La música, en cambio, es bastante mejor, ya que cada acción que haga Chibi crea un sonido, componiendo música con sus movimientos, ya que no serán los típicos efectos metálicos de cualquier biblioteca de sonidos genérica, sino notas. Sí, el robot crea notas musicales con sus acciones, en función de qué está haciendo y dónde, creando una atmósfera inusual, original y muy bien lograda. Por el contrario, los personajes, pese a tener cada uno su propia voz, no hablan en realidad, sino que emiten ruiditos, algunos de ellos muy graciosos. En líneas generales, el apartado musical no sólo es original, sino superior al gráfico.