Análisis de Oh My Goat (Android, iPhone)
Oh My Goat -aplicación con sabor español, sus responsables, Crema Games, están afincados en Madrid- nos ha regalado algunos de los momentos más divertidos -y exasperantes por culpa de su gran dificultad- de los últimos tiempos en iOS y Android. El juego, que mezcla y engarza con soltura algunas de las ideas de más éxito vistas en la App Store o la tienda de apps de Google, puede que no sea la definitiva panacea jugable del género, pero sí ofrece horas de entretenimiento para los más versados jugadores. Ese es el principal ingrediente de Oh My Goat: una mecánica de juego tan desafiante y difícil como entretenida, tan adictiva como imposible en algunos momentos.
El duro camino de la cabra
Oh My Goat empieza como lo hacen otras tantas historias: con el rapto y secuestro de algunos de nuestros amigos del bosque. Un malvado cazador ha hecho su particular agosto cazando y atrapando a todas las criaturas salvajes que seamos capaces de imaginar, convirtiéndolas en cubos para ser transportadas así con mayor comodidad.
Pero, en el último momento, nuestra protagonista, Patrick la cabra, consigue escapar con la ayuda de un misterioso e imberbe Chamán. Ambos deciden así partir hacia la aventura, intentando buscar y rescatar a los animales capturados, para finalmente, devolverlos a su forma y estado original. El problema para nosotros vendrá… ¡Cuándo nos damos cuenta de que seguimos siendo un animal con forma de cubo!
La app así nos muestra la excusa perfecta para mostrarnos la marcada mecánica del juego, que nos obliga a calcular los saltos y los movimientos más milimétricos posibles, a través de los más retorcidos niveles y mundos. Nuestra cabra tiene un rango de saltos y desplazamientos algo limitado -realmente, nos movemos por los escenarios de forma automática, controlando exclusivamente los saltos-, teniendo que tocar la pantalla justo en el momento oportuno y de la manera correcta. En Oh My Goat cada fase está planteada como un pequeño puzle a solventar, donde tendremos que ayudar a la pequeña -y cúbica- cabra protagonista a salir del entuerto. Por el camino, nos encontraremos con los más variados obstáculos, que irán desde enormes y profundos precipicios, a troncos, tocones, vetustas y gigantescas ruedas de camiones, algún que otro géiser congelado, trampas para osos o peligrosos animales salvajes -como buitres-, por citar algunos ejemplos.
Lo que en un principio serán saltos simples, fáciles de calcular e imaginar, pronto se tornarán en peligrosas y acrobáticas maniobras y carreras. No hay que olvidar que un simple toque con uno de estos obstáculos, y acabaremos mordiendo el polvo. Habrá veces que nos costará bastante ver la solución clara a los diferentes rompecabezas que se irán mostrando ante nuestros ojos, llevándonos a mortíferas y equívocas respuestas por el camino. Además, cada mundo incluye una variante de la mecánica principal. En esto nos recuerda algo a Cut The Rope, con posibilidades más reducidas eso sí, de tener que adaptarnos fase a fase -o mundo a mundo- en cuanto a soluciones y puzles diferentes, pero en Oh My Goat se suma un ingrediente: el género que se vislumbra como el verdadero leitmotiv jugable -nos pasaremos saltando casi el cien por cien de la app-, que no es otro que el plataformas. Para intentar hacer más variado el desarrollo del juego, Oh My Goat nos ofrece varios power-ups y poderes especiales, que iremos obteniendo de los animales que vayamos rescatando, permitiéndonos mayor velocidad, la posibilidad de ver en la oscuridad o flotar en el aire… Y son ayudas muy bien recibidas, porque sin lugar a dudas, Oh My Goat es una app difícil.
Si conocéis el famoso juego-fenómeno de Flappy Birds, sabréis lo frustrante que puede llegar a ser eso de cometer un error en cualquier momento. Oh My Goat no nos castiga de una forma tan recalcitrante o malévola como la citada y mediocre app del pájaro que esquiva tuberías, pero sí puede llegar a suponer un verdadero trauma como nos quedamos atascados en cualquiera de los niveles. Los reflejos y el "timing" a la hora de saltar son claves, y una milésima de segundo de más -o de menos-, pueden suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso más rotundo.
Para aligerar un poco la carga, Oh My Goat nos regala algunas pistas -que podemos comprar a través de la app, si así lo queremos-, y nos intercala los niveles de forma aleatoria -a nivel de dificultad, lo mismo tendremos fases fáciles que otras casi imposibles- en cada partida, aumentando lo imprevisible del asunto, ayudando a que no se nos termine de atragantar el juego si llegamos a atascarnos o enfadarnos un poco más de lo habitual y a que no perdamos ni un segundo la vista de la pantalla. Así mismo, Crema Games nos trae un modo desafío en su última actualización, que acrecienta un poco más la ya de por sí extensa duración de la app, que también ofrece compatibilidad con la red de juego Game Center para la consecución de marcadores, logros y puntuaciones.
Técnicamente, la app es irreprochable, y pese a que no ofrece alardes gráficos de ningún tipo, funciona a la perfección con el estilo de juego y la mecánica diseñada para app. Las animaciones son loables, los vídeos y cutscenes muy simpáticos, y la banda sonora y el audio, amenos y divertidos. A estos logros técnicos, sumadle el constante humor negro que rodea a la aplicación, con un contador de muertes que irá subiendo -hay un logro bastante divertido al respecto-, frases, chascarrillos o animaciones de la cabra protagonista -que irá poniendo diferentes y cada vez más preocupantes caras conforme vaya cayendo una y otra vez en un mismo nivel-. Tanto en iPad como en iPhone, sobre todo en los dispositivos con pantalla retina -así como en los dispositivos Android con mayor resolución o densidad de píxeles-, Oh My Goat funciona y corre a la perfección.
Conclusiones finales
Lanzada a finales de diciembre, pero con el éxito de su parte tras ser destacada por Apple en la App Store como una de las apps de la semana, Oh My Goat nos ofrece una dura -aunque bien pensada- jugabilidad, donde los reflejos y la pericia lo son todo. De desarrollo largo y variado, Oh My Goat, funciona como aplicación de habilidad y rompecabezas, así como de test de paciencia, en parte gracias a su alta dificultad. Gratuita, duradera y todo un desafío, Oh My Goat es una app interesante, que a poco que nos gusten los retos, nos tendrá jugando varias semanas en nuestro móvil o tablet.