Análisis de Los Ríos de Alice (Android, iPhone)
En Vandal siempre hemos mostrado un especial interés por proyectos como el que hoy os presentamos. Basado en la clásica aventura gráfica y de manufactura 100% nacional, Los Ríos de Alice es la última obra de Delirium Studios en colaboración con Vetusta Morla. Sí, en esta ocasión la música toma un cariz muy relevante convirtiendo las canciones del grupo madrileño en el guión y base de un título mimado hasta el último detalle. Disponible tanto para dispositivos IOS como Android, Los Ríos de Alice se inspira en las letras y la música de Vetusta Morla para hacernos sucumbir en los sueños de nuestra protagonista.
Corte clásico, grafismo especial
Podríamos decir que el proyecto bebe directamente de lo que nos enseñaron las aventuras gráficas más clásicas. Parece que siempre volvemos sobre nuestros pasos para explicar la jugabilidad de una u otra aventura gráfica de nueva factura, pero lo cierto es que los estudios han vuelto a creer en un sistema del que poco a poco, no sabemos por qué, todos se habían ido olvidando.
El poder del point’n’click y la fácil resolución jugable que ofrecen los inventarios y menús interactivos en pantalla permiten un dinamismo que encaja perfectamente con lo que en este caso ha hecho Delirium.
Pese a que todas estas aventuras modernas beben de esta jugabilidad clásica, cada una de ellas viene de un autor diferente. Los Ríos de Alice –LRA de aquí en adelante– deja su sello personal desde los primeros compases, nunca más bien dicho. Con un grafismo muy especial, realizado mediante acuarela, grafito y tinta, y una música creada especialmente para el él, el juego empieza a andar entre puzles, personajes y objetos capturándonos irremediablemente. Cabe destacar que pese a un grafismo que asemeja a un cuento infantil, el título sorprende con algunos acertijos de considerable dificultad.
Si hablamos de dificultad debemos hacerlo de los pictogramas con los que interactuamos con el resto de personajes de este cuento, de esta historia, de este sueño. Así los diálogos sustituyen las palabras por pictogramas compuestos por diseños que algunas veces serán mariposas realizadas en tinta y otras simples sonidos que tendremos que interpretar. Cada paso que damos sorprende ya no por su diseño, sino por el trabajo que tiene detrás a la hora de no ser una aventura al uso, sino con el sello personal que antes comentábamos.
El cuento de Alice
Si el global del título nos lleva a la aventura más clásica, su historia hará lo propio aunque con los cuentos más clásicos para iniciar un viaje a los sueños de nuestra protagonista, Alice, y el viaje nocturno a sus miedos. El juego arranca con ella metiéndose en la cama. El simple impass de Alice desde la cama al mundo de los sueños ya nos muestra que no estamos delante de cualquier propuesta. Puede que a muchos les parezca algo muy nimio, sin importancia, pero conforme avanza la partida esta sutileza se convierte en la tónica. En este sentido mención especial no solo a la historia y su planteamiento, sino también el modo como la cuenta el estudio.
La envidia o la mentira, entre muchos otros, son miedos que la protagonista tiene y proyecta una vez cae en los brazos de Morfeo. Este salto entre la realidad y el mundo de los sueños nos lleva a conocer dichas preocupaciones y a sumergirnos en una combinación de puzles que van desde lo visual a lo acústico pasando por acciones que nos recordarán enseguida a Monkey Island o Broken Sword, por mentar solo algunas. Puentes intangibles que solo veremos si solucionamos cierta combinación de sonidos o espacios que solo descubriremos si la luz viene con nosotros. Son situaciones que a los más avezados en este género les sonarán de siempre aunque con ese entorno tan visual que lo acapara todo.
Jugablemente clásico
Todo lo comentado anteriormente lleva a pensar en Los Ríos de Alice como una aventura de las de siempre. En lo jugable siempre hemos dicho que las tabletas parecen hechas para la aventura gráfica y viceversa. Elpoint’n’click cambia el ratón y sus botones por nuestro dedo, y damos fe de que LRA sabe adaptarse perfectamente a los dispositivos IOS y Android de la mejor manera. Los clicks izquierdo y derecho se cambian por menús interactivos cuando tocamos los objetos con los que vamos a interactuar, sobre los que escogeremos la acción a realizar –andar, tocar, hablar o mirar–.
El desplazamiento lo realizaremos siempre sobre diferentes escenarios de movimiento libre y totalmente explorables. De hecho Delirium buscaba volver a los orígenes del género por la libertad que ello conlleva. Quizás en lo jugable podemos hablar de algún desajuste a la hora de cambiar de escenario teniendo que clicar sobre el punto exacto en lugar de llegar al final de pantalla y hacerlo de forma automática, aunque no supone ningún problema de envergadura en la experiencia jugable. En cuanto al inventario una caja en la parte superior de la pantalla dejará al descubierto los diferentes objetos que recolectemos cuando queramos utilizarlos. En este sentido LRA presenta una interfaz muy limpia donde el escenario –o quizás deberíamos decir el lienzo– es siempre el protagonista.
Algo digno de mención son los momentos en los que interactuamos con el resto de personajes, unos diez a lo largo de toda la aventura, ya que se han cambiado las líneas de diálogo por pictogramas con los que deberemos descubrir los pasos a seguir. Algunos de ellos son muy accesibles, aunque la tónica general es que deberemos estrujar la mente para avanzar en el título, algo que, sin duda, se agradece.
Preciosismo gráfico
Si hablábamos de lienzo en lugar de escenario en el anterior párrafo es porqué el trabajo gráfico puede que sea uno de los temas que más destacan en las retinas de nuestros iPad, sistema con el que hemos probado el juego. Realizados por la artista Ane Pikaza, el arte de Los Ríos de Alice se han dibujado totalmente a mano mediante las técnicas de acuarela, tinta y grafito animando a los personajes fotograma a fotograma. Pese a que destacamos el entorno en todo momento podemos decir que este mimo se traslada directamente a cada personaje presente en la aventura, convirtiendo toda la experiencia en una colección de momentos que casan perfectamente con el global del título.
El sello de Vetusta Morla
Pero la ambientación no solo reside en sus gráficos, sino también en un sonido original y muy exclusivo que ha corrido a cargo del grupo madrileño Vetusta Morla. Los nueve temas realizados expresamente para Los Ríos de Alice y los diferentes entornos auditivos tocan con elegancia un juego en el que el sonido pasa de ser testimonial a tener una gran importancia tanto en lo jugable como en la parte ambiental. Seréis pocos los que no hayáis oído temas de este grupo de Madrid. A los fans solo nos queda recomendároslo, y al resto también, porqué todo se adapta creando un conjunto global muy vistoso al que el sonido acompaña también como coprotagonista.
Tiempo para un "slow game"
El concepto de juego lento para definir a Los Ríos de Alice no lo hemos inventado nosotros, lo acuña Arturo Monedero, director del proyecto y máximo responsable creativo del estudio vasco. Lo que si que podemos afirmar después de echarle horas es que esta denominación le viene como anillo al dedo. Si algo necesitamos para superar los diferentes puzles y acertijos es una dosis de paciencia y ganas de pasar un buen rato frente a un cuento convertido en aventura gráfica. Las sensaciones generales que deja Los Ríos de Alice son las de un título mimado por todas partes que seguro va a gustar.
Siempre es un placer hablar de estudios que vuelven a las andadas con una aventura gráfica como proyecto y con conceptos tan trabajados como el dibujo a mano y la creación de una música que sea protagonista. Las sensaciones son ideales si al jugador le apetece pasar un momento tranquilo, sin prisas y con el encanto de antaño.