Análisis Dragon's Dogma: Dark Arisen, genial aventura de rol y acción (Switch)
Como os contamos en nuestra columna Lo que pudo ser, Dragon's Dogma fue un proyecto bastante arriesgado por parte de Capcom. Los directivos de la compañía apostaron por él incluso sin entender bien el sistema de peones, una de las grandes novedades del proyecto, y al final Hideaki Itsuno demostró que se merecía su confianza. No es el juego mejor vendido de Capcom, pero sólo con el título principal y Dark Arisen llegó a los 3,4 millones de unidades. Eso sí, lo más importante es que se ha convertido en una saga muy, muy querida por los jugadores, que esperan impacientes su secuela. No sabemos si ésta llegará algún día, pero por ahora podemos redescubrir la historia de nuestro Arisen en cualquier parte con la versión de Nintendo Switch.
El camino del Arisen
Dragon's Dogma: Dark Arisen es, para quienes no lo conozcan, un juego de acción y rol en tercera persona, que pone bastante énfasis en la acción. El sistema de combate es mucho más completo y variado que el de la mayoría de juegos similares, acercándolo, muchas veces, al de un hack & slash. Incluso en muchos casos es necesario trepar por los enemigos para poder acabar con ellos.
Como veis, uno de los pilares –el combate– ya es bastante original, pero la cosa no termina aquí. Tu equipo cambia constantemente gracias al sistema de peones, que permite acceder a una especie de sala online donde encontramos a otros jugadores, cuyos avatares podemos sumar a nuestra aventura. Obviamente, otros jugadores pueden hacer lo mismo con nuestro personaje, que puede volver con objetos de las aventuras que ha vivido en otras consolas mientras la nuestra estaba apagada.
Nuestro equipo está formado por el personaje principal y un peón fijo, así como otros dos que podemos cambiar casi en cualquier momento. Esto fomenta que estemos siempre experimentando, probando nuevos peones con diferentes estilos de lucha y modificando los nuestros con el sistema de vocaciones –una especie de sistema de especialización de clases– para conseguir nuevos estilos de combate.
Luego, sobre el juego como tal, poco podemos añadir. Le hemos dedicado varios análisis que os recomendamos leer, como el del debut de Dark Arisen, su relanzamiento en PC o la remasterización para las nuevas consolas, pero a estas alturas ya sabéis que es un gran juego. No es perfecto, pero derrocha personalidad, contenido y buenas ideas, y junto con la expansión incluida nos va a dar fácilmente unas 50 horas de juego.
Dragon's Dogma, en Switch, en 2019
Valorar una remasterización no siempre es fácil, pero quizás lo más importante es saber las sensaciones que transmite en la plataforma en la que se lanza en el momento en el que se lanza, y si hay mejoras o sacrificios. Dragon's Dogma: Dark Arisen es uno de esos juegos que es tan divertido como el día que se lanzó, y ahora, además, lo podemos jugar en cualquier parte gracias a Nintendo Switch.
Es una aventura increíblemente absorbente, variada y entretenida, capaz de robarte horas con una velocidad sorprendente. Además, se sigue jugando sorprendentemente bien. Hay cosas que pueden resultar algo chocantes, como no poder fijar objetivo al atacar –aunque es una cuestión de diseño, no que esta opción no fuese habitual en 2012, cuando sea lanzó–, o un sistema de misiones que puede resultar algo desorganizado hoy en día –poca información sobre la dificultad, o misiones que, si las dejas atrás, pueden bloquearte el acceso a zonas importantes más adelante–, pero son decisiones totalmente conscientes por parte de los desarrolladores. Al fin y al cabo, es un juego que te da mucha libertad, ya sea para hacer misiones, para elegir tu estilo de lucha, para formar tu equipo…
Aparte, en lo técnico, cumple bastante bien. Sabemos que el juego fue un pequeño desastre en PlayStation 3 y Xbox 360, con bandas negras para bajar la resolución, tearing y una tasa de imágenes por segundo bastante mejorable. En Switch no hay bandas negras, no hay tearing y apenas baja de las 30 imágenes por segundo, incluso en portátil. No sabemos qué resolución usa, pero la imagen es supernítida tanto en la pantalla de la consola como en la tele, por lo que suponemos que si no llega a 720p y 1080p, le faltará poco.
Tampoco es el juego más exigente de la plataforma, pero es un mundo abierto notable, muchas veces con batallas muy vistosas contra gran cantidad de enemigos, y se las apaña bastante bien para mantener el tipo. Tiene cositas mejorables, como el popping de algunos elementos, que aparecen repentinamente en pantalla en los escenarios más abiertos, pero no es grave en absoluto.
Por último, indicar que se han introducido pequeños detalles como poder abrir el mapa tocando el icono en la pantalla táctil, o que no se requiere suscripción a Nintendo Switch Online para usar el sistema de peones, si bien se ha eliminado la posibilidad de despedirte de los peones con una nota y un regalo, algo que muchos jugadores echarán de menos y otros ni notarán.
El encanto de lo imperfecto
Nos lo hemos pasado genial con Dragon's Dogma: Dark Arisen en Switch. Es un juego que está lejos de ser perfecto, pero que tiene algo especial que te absorbe. Tiene encanto, tiene personalidad y se nota que está hecho con la idea de hacer algo único y especial. Es un juego que, a poco que te interese el género creemos que hay que probar, y tenerlo en la híbrida de Nintendo siempre es una gran opción para poder jugarlo en cualquier parte.
Estamos seguros de que muchos jugadores pudieron dejarlo pasar por su temática, pero gracias a sagas como The Witcher o Juego de Tronos, la popularidad de la fantasía medieval ha crecido bastante en los últimos años, y quizás ahora Dragon's Dogma puede atraer a un público que antes no atraía. En cualquier caso, Dragon's Dogma: Dark Arisen se ve y se juega genial en esta plataforma, y si te pica la curiosidad, te recomendamos darle una oportunidad. No te va a decepcionar.
Hemos realizado estas impresiones en Nintendo Switch con un código de descarga proporcionado por Koch Media.