Análisis The Walking Dead: Destinies, peor que una infección zombi (PS5, PC, Xbox Series X/S, Switch, Xbox One, PS4)
2023 pasa por ser uno de los mejores años recientes en cuanto a calidad de lanzamientos. En otras ocasiones el candidato a "Juego del año" tiene un claro ganador, pero esta vez hay suficientes opciones para todos los gustos, géneros y plataformas. Y 2024 parece que no quedará atrás, sólo el primer trimestre ya promete dejar nuestra cartera tiritando.
¿Hay algunos batacazos sonados? Por supuesto. Hay decepciones más o menos graves, juegos que no dan la talla y títulos convertidos casi en meme. Dos de los más recientes en esta última categoría son Skull Island: Rise of Kong y The Lord of the Rings: Gollum, cada uno con sus problemas derivados de presupuestos ínfimos, tiempos de desarrollo imposibles o inexperiencia del estudio. Nadie quiere que un juego sea el hazmerreír de la temporada, pero estas cosas suceden. Y The Walking Dead: Destinies se postula como uno de los peores de los doce últimos meses, con las redes sociales echando humo tras verlo en acción.
Hay que dejar claro que esta adaptación inspirada en la serie The Walking Dead no es uno de los peores juegos de la historia, ni muchísimo menos, pero el hecho de contar con una licencia tan llamativa –que es precisamente lo que buscaban sus creadores- resulta contraproducente porque pone el foco en él: esta obra del estudio brasileño Flux Games que publica GameMill Entertainment –a unos disparatados 49,99 € de salida- pasaría completamente inadvertido entre el alto número de juegazos en este otoño de no utilizar la imagen y tirón de la serie de Skybound Entertainment.
No son zombis, son caminantes
The Walking Dead: Destinies parte de una idea que en principio podría ser interesante: seguir los acontecimientos de la popular serie –no así el cómic del mismo nombre- y añadir la posibilidad de alterar los acontecimientos, que es algo que podría atraer a muchos espectadores. Este no es el primer juego de The Walking Dead, de hecho Telltale vivió su mejor época con los juegos interactivos de hace una década, pero aquí la desarrolladora ha querido hacer algo un poco más ambicioso a nivel jugable, sin los medios o experiencia para conseguirlo. Y esto es precisamente lo que hace de Destinies un desastre jugable no apto para aficionados a la acción, el survival horror o directamente de la licencia. Es que ni siquiera le vale al novato como resumen de la historia o para sentir curiosidad por el mundo de The Walking Dead –en apenas unas 6 horas de juego todo se cuenta a trompicones-.
Lo que propone Destinies es cubrir las cuatro primeras temporadas de la serie, es decir, que despertamos como el sheriff Rick Grimes en un hospital que está infestado de zombis o caminantes. El mundo se ha transformado durante el tiempo que ha pasado en coma, así que tras la huida del edificio empezará a aprender cómo sobrevivir en este entorno postapocalíptico y, como prioridad, se marca encontrar a su familia. A lo largo de distintos capítulos conoceremos o controlaremos a otros personajes, desde Shane a Michonne o Daryl, con el teórico atractivo de poder salvar o condenar a algunos de ellos y desviar los acontecimientos. ¿No estás de acuerdo con lo que has visto en la serie? ¡Cámbialo! Sobre el papel, quizás merezca la pena.
La realidad es que tal y como se hace la presentación, la manera de contar los acontecimientos, Destinies no podría ser más aburrido para el jugador. El título alterna algunas breves cinemáticas con otras de bajo presupuesto y no animadas –que además, ¡son las importantes!- y pequeños párrafos entre episodios que describen qué ha pasado entre una escena y otra, un recurso bochornoso. Esas "cinemáticas" son escenas congeladas con la cámara rotando y las voces de fondo, algo que hace pensar que estuvo planeado recrear los eventos clave con más detalle pero, por falta de tiempo o presupuesto, se optó por la vía rápida. Un fracaso: el espectador de The Walking Dead verá un remedo de la serie y el jugador que desconoce la licencia no sentirá aprecio por el destino de unos personajes de cartón piedra, inexpresivos.
Como guinda a su narrativa, la promesa de modificar el curso de la historia es bastante tramposa, ya que no hay cambios reales en lo que va a suceder. Una lástima porque hay aventuras de Supermassive Games o Quantic Dream que sí han entendido que puedes relegar el apartado jugable a un segundo plano si lo compensas con decisiones con impacto, que realmente pongan fin a un personaje y que eso tenga consecuencias en otras historias. En Destinies la desarrolladora sigue tan atada al canon que las variaciones serán mínimas y no están a la altura de lo que se promocionaba, como mucho alterar los personajes que protagonizan las situaciones conocidas. En definitiva, un chasco como adaptación y como versión alternativa "qué pasaría sí...".
Si no da la talla en la presentación de la historia y el cuidado de sus carismáticos supervivientes, nos queda el gameplay como único salvavidas del juego. No sabemos si es casi peor que el otro apartado, pero desde luego no mejora la situación. Tenemos una jugabilidad que se inspira en los referentes lógicos para un juego de este tipo, Resident Evil y The Last of Us, o lo que es lo mismo, un poco de acción survival horror con opción de sigilo y algún toque de gestión. Es terrible, sencillamente parece una versión alfa que todavía necesita varios años para estar medianamente pasable. No vamos a negar que tomado como un título menor puede entretener en ciertos escenarios, pero es muy difícil recomendarlo salvo que te lo quieras tomar como un placer culpable.
A lo largo de pobrísimos escenarios lineales con zombis, sin ningún tipo de diseño ingenioso detrás, generalmente avanzamos del punto A al B para progresar en la historia. El sigilo falla más que una escopeta de feria y aunque incluye las herramientas típicas para estos casos –muertes silenciosas, botellas para llamar la atención, paso lento, vegetación a modo de escondite, visión de la ruta de los caminantes, incluso un sistema de adrenalina- la mayoría de ocasiones dejaremos la infiltración a un lado por el puro tedio que suponen. No se pueden tomar en serio, en parte porque la detección es imprevisible y también porque la parte de "puzle" es casi inexistente -de nuevo, por un diseño de niveles de estudio novato-.
La otra alternativa es, claro, pasar a la acción. Podrás recoger algún objeto contundente o arma, hacer uso de una voltereta o simplemente correr hacia el objetivo para saltar algún obstáculo o llegar a una zona en la que estos enemigos no puedan alcanzarte. Es un gameplay muy cutre, de baratillo, que a veces podrás romper por la nula inteligencia artificial y lentitud de los zombis, pero en otras, se convertirá en una experiencia muy frustrante y casi incontrolable. La sensación con el mando no es nada buena, y la verdad es que con la cantidad de opciones en el género de la acción y el terror –de hace unas semanas, Alan Wake 2-, casi habríamos preferido que Flux Games se centrase en una aventura narrativa pura y dura. Aquí han querido abarcar demasiado, mucho más de lo que podían conseguir.
Los gráficos, para no cambiar la tónica, son horripilantes. Al margen de las "cinemáticas con maniquíes", las animaciones dentro del juego, las texturas y los modelados nos retrotraen a producciones intermedias y genéricas de hace 15 años. Lo peor es que no es ninguna exageración: es un título que incluso en juegos móviles daría una mala impresión al lado de, por ejemplo, Genshin Impact. ¿El rendimiento? Inestable. Es difícil salvar algo a nivel técnico -ojo que tiene también ración de bugs- o artístico salvo contadísimos ambientes que quizás recibieron más atención. El hecho de tirar de la licencia oficial le permite utilizar rostros basados en los actores, aunque el resultado es, en la mayoría de ocasiones, la risión.
Conclusiones
The Walking Dead: Destinies es un mal juego de acción y sigilo, sin paliativos. No funciona como adaptación, mancilla el recuerdo de la serie y nos lleva a esa época en la que cada película de éxito tenía su juego hecho con prisas para coincidir con el estreno cinematográfico, lo que repercutía en su calidad. Pero aquí, sin la urgencia de seguir el ritmo de las temporadas, no se explica el desinterés por lanzar un producto tan deficiente en todo aquello que se propone. Lo curioso es que se intuye que podría haber sido un juego mínimamente decente porque no se trata de un mero shovelware, sino un producto inacabado.
Al final, ¿es el peor juego del año? Probablemente no. Pero es un consuelo muy pobre.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS5 adquiriendo el juego en PS Store.