En la actual industria del videojuego tenemos muchos ejemplos de creativos que a base de méritos se han terminado convirtiendo en profesionales dentro de empresas con las que un día soñaron. Lo que resulta extraño es pensar que genios a los que hoy tanto se admiran, tuvieron también que demostrar su valía en algún momento para llegar hasta ahí.
Ahí es donde entra el sonado caso de Yasunori Mitsuda, hoy ya uno de los más notables compositores de videojuegos –gracias a su paso por las sagas Chrono, Xeno, Inazuma Elevent o Shadow Hearts– que queda lejos de aquel joven veinteañero que se presentó a las oficinas de Squaresoft esperando convertirse en uno de los imprescindibles del equipo.
Squaresoft. La prueba de fuego
Yasunori Mitsuda nunca tuvo pasión real por la música. Su infancia la pasó interesado por el deporte, y las clases de piano que recibió entonces no se las llegó a tomar en serio. De hecho, sus primeras aficiones reales fueron la natación y el atletismo, que luego pasaron a su sueño de dedicarse al golf. El verdadero contacto lo recibió al empezar a manejarse con ordenadores y al descubrir bandas sonoras de cine como Blade Runner o los trabajos de Henry Mancini. Todo eso le llevó a marcharse a estudiar a la Junior College of Music en Tokyo, que además de ser de categoría júnior no tenía tampoco muy buen prestigio.
Esa fue la única vía que encontró de iniciarse, sorteando sus limitados conocimientos musicales. Lo cierto es que el trato que recibió no fue muy bueno y lo poco que pudo aprender el primer año lo extrajo de sus trabajos como roadie. Durante el año siguiente se esforzó por conseguir los mejores resultados, y acabó realizando prácticas en Wolf Team bajo la tutela de Motoi Sakuraba. A pesar de no estar interesado en la música de videojuegos, esto le llevó a fijarse en un anuncio de Famitsu en el que Square se anunciaba buscando a un sound producer para su ya por entonces infalible equipo musical de inicios de los 90.
Mitsuda decidió enviar unas demos a la compañía, dado que no tenía ningún otro trabajo a la vista. Tras un tiempo de espera, una solicitada segunda tanda de piezas y una llamada, fue seleccionado para la entrevista. Allí se encontró cara a cara con Nobuo Uematsu, que le evaluó para pasar a formar parte de su departamento junto a Kenji Ito, "señor de los SaGa"; Hiroki Kikuta, "señor de los Mana", y el programador musical, Minoru Akao. Aun con el lamentable resultado, según Mitsuda, fue contratado para unirse en abril de 1992.
Sin embargo, el primer contacto no fue el que esperaba. Durante dos años no tuvo nunca la oportunidad de escribir música, su puesto quedó estancado en la posición de diseño de sonido y asistente. Mitsuda se cansó de trabajar solo en eso, y harto de la situación se presentó ante el entonces vicepresidente y creador de Final Fantasy, Hironobu Sakaguchi, y le dio un ultimátum: si no le dejaban componer se marchaba. Fue en ese momento, tras haber insistido anteriormente, cuando Sakaguchi le ofreció poner a prueba su habilidad en el próximo gran proyecto que preparaba con Yujii Hori y Akira Toriyama: Chrono Trigger .
El peso de aquel enorme juego del "Dream Team" le iba a venir grande, pero a su vez ese esfuerzo le consagraría de manera casi inmediata. Se estaba gestando uno de los más grandes RPG de todos los tiempos, y Mitsuda lo dio todo para dejarnos temas tan brillantes como "Chrono’s Theme", "Frog’s Theme", "Wind Scene", "Secret of the Forest", "To Far Away Times" o el sempiterno "Corridors of Time". La intensidad con la que se tomó el encargo –se quedaba noches enteras en vela– y una repentina úlcera hicieron que Nobuo Uematsu y la recién incorporada Noriko Matsueda le ayudasen a acabar los temas restantes. El resultado es la mejor ópera prima musical que han dado los videojuegos, un recital impecable que tuvo que ser recogido en 3CDs en la Chrono Trigger Original Sound Version de 1995, dada la gran carga compositiva. Además, el mismo sello NTT Publishing distribuyó el interesante disco The Brink of Time con remixes acid jazz de las piezas.
Tras esa experiencia, su carrera se catapultó y pasó por buenos juegos como Gun Hazard –junto a Uematsu, Hamauzu y Nakano–, Radical Dreamers o Tobal No. 1, el juego de lucha con personajes de Toriyama en el que se reunieron muchos de los mejores músicos de la Squaresoft de la época. Pero la siguiente parada importante la haría con Xenogears, otro juego en el que pudo lucir de manera inmejorable su influencia celta con "Star of Tears", "Emotions", "Faraway Promise", "The Valley Where Wind is Born" o la balada "Small Two of Pieces", cantada por la norirlandesa Joanne Hogg. Estas dos últimas BSO salieron ya bajo el sello DigiCube de Square, las dos últimas que compondría como músico interno.
Vía libre. Una nueva etapa
En 1998 abandona Squaresoft para iniciar su carrera como músico freelance. Para ello funda Procyon Studio, su propio estudio de producción musical; pocos años más tarde abre también su sello, Sleigh Bells. Durante ese tiempo llegaría su colaboración en Mario Party y la que es su otra joya más preciada, de nuevo para Squaresoft. Hablo por supuesto de Chrono Cross, el sucesor de aquel primer clásico de Super Nintendo. Mitsuda prepararía una banda sonora excepcional que nada tiene que envidiar a la anterior, con inmortales de la talla de "Radical Dreamers", "Dragon God", "Dreams of the Shore Near Another World", "Star-Stealing Girl" o el gran "Time’s Scar". De nuevo la fastuosa colección de piezas se recogió en 3CDs bajo el catálogo de DigiCube con la Chrono Cross Original Soundtrack. En 2005 iba a salir un álbum que recogía arreglos de ambos juegos, pero finalmente salió diez años más tarde titulado To Far Away Times: Chrono Trigger & Chrono Cross Arrangement Album.
Yasunori Mitsuda continuó su trayectoria con juegos como Shadow Hearts y la secuela Shadow Hearts: Covenant –junto a Yoshitaka Hirota y Kenji Ito–, Xenosaga Episode I o la saga Inazuma Eleven, de los cuales prácticamente todos llevan su música. También ha colaborado con Wataru Hokoyama en Soul Sacrifice y ha formado parte de los equipos estelares de Kid Icarus: Uprising y Xenoblade Chronicles, con sus correspondientes BSO de primer nivel. Su último trabajo hasta la fecha ha sido la banda sonora del inminente Valkyrie Revolution, y actualmente se encuentra preparando la de Xenoblade Chronicles 2 para Nintendo Switch, un trabajo que según asegura le ha llegado a hacer llorar.