Ha pasado un tiempo desde la última vez que tratamos la vieja Europa, pero todavía nos quedan muchos compositores de los que hablar, dado que en la época de los 80 fue un huracán de nombres sobre todo a través de la escena de microordenadores. Por ello esta vez hemos querido tomar dos de los más importantes de entre los que no han hecho aparición todavía, una pareja de hermanos que fueron el terror de los chips.
En efecto hablamos de los hermanos Follin, los que fueran durante años los dos músicos principales de la difunta Software Creations. Hablaremos en especial del más conocido de ellos, Tim Follin, pero también de su pariente de sangre Geoff Follin, que le ayudó en la mayoría de los videojuegos que crearon y que por supuesto hizo también sus geniales bandas sonoras en solitario con algunas joyas algo desconocidas.
Software Creations
La carrera de Tim Follin empezó siendo apenas un adolescente. Su única formación musical había sido un año de estudios en la Sandown Music College de Liverpool, pero dejó la escuela para ponerse a hacer música para juegos de 8 bits con apenas 15 años. Su hermano mayor Mike, que trabajaba programando sobre ZX Spectrum, le había enseñado un pequeño tutorial de cómo crear melodías usando el código de la máquina, una tarea que acabaría convirtiéndole en todo un maestro de la programación musical.
En uno de sus primeros videojuegos, Star Firebirds, experimentó con dos canales adaptando "El pájaro de fuego" de Stravinsky, toda una proeza para un chaval en 1985. Tim empezó poco a poco a hacer música para compañías británicas como Firebird o Insight Studios con The Sentinel y Black Lamp. En 1987 fue contratado por Richard Kay en Software Creations siguiendo a su hermano mayor Mike, y se estrenó adaptando a las máquinas de Commodore y Atari ST clásicos japoneses como Bubble Bobble, Bionic Commando o Ghouls 'n Ghosts, que fue el que le hizo ganar reconocimiento en la escena del chip SID.
En 1988 se incorporaría Geoff Follin a las filas de Software Creations, formando así el temible duo que tan buenos frutos daría en los años siguientes. Tim todavía seguiría un tiempo componiendo por su cuenta, empezando su aventura con NES —la plataforma en la que más destacó— gracias a la conversión de Target: Renegade, la de Flying Shark y a la del Magic Johnson’s Basketball, titulado Fast Break.
1990 sería probablemente el año que marcaría la cúspide de sus carreras. Uno de esos casos fue con el título del juego de mesa Pictionary, que jamás ha merecido el trabajazo de Tim Follin que esconde, porque… ¿quién sino él podía convertir un cartucho del montón en uno de los grandes repertorios de la consola? Claro que la cosa no quedaría ahí, porque con unos meses de diferencia saldría Solstice, toda una obra de ingeniería de sonido que se zambulle en el rock progresivo heredero de bandas británicas como Genesis, Yes, Caravan, Camel o Gentle Giant, demostrando los límites musicales de la consola de Nintendo.
Para rematar la jugada, la primera gran colaboración entre Tim y Geoff llegaría ese mismo año con Silver Surfer, una auténtica tralla mortal que hace escupir solos de chip como sacados del Surfing With the Alien (1987) de Joe Satriani, icónico disco de rock instrumental que hacía homenaje al Estela Plateada. A pesar de su odiada dificultad, el tema de la Fase 1 es con toda seguridad una de las cimas de los 8 bits.
En 1991 continuarían el buen ritmo con Treasure Master, Gauntlet III para Spectrum y Commodore, así como las conversiones de The New Zealand Story e Indiana Jones and the Last Crusade en NES. Geoff comenzaría a componer también en solitario para juegos de los 8 bits de Nintendo como son T2: Terminator 2: Judgment Day, el Tom & Jerry o la nueva licencia de Marvel transformada en Wolverine, que con su espectacular "Title Screen" es otro de los grandes tesoros olvidados de la máquina.
El salto generacional lo dieron en 1992 con Super Off Road y el Spider-Man and the X-Men in Arcade's Revenge de Super Nintendo, nada menos, en los que compusieron todo juntos. En 1993 dejarían también en los 16 bits Equinox, que en Japón fue conocido como Solstice II y en efecto es una secuela del título de NES. Eso sin olvidar Plok, la que seguramente sea su banda sonora más importante de esta etapa, pues llegaron a refinar la «fórmula Follin» a través de los samples consiguiendo una gran fusión electrónica.
Ese año fueron también los encargados de la música del racing de Blizzard —conocida todavía entonces como Silicon & Synapse— Rock n’ Roll Racing, concretamente en su versión para la 16 bits de Nintendo. En aquel caso los hermanos Follin adaptaron de manera impecable algunos conocidos himnos como "Highway Star" de Deep Purple, "Paranoid" de Black Sabbath o el "Born to be Wild" de Steppenwolf. Lástima que no incluyeran el "Radar Love" de Golden Earring que sí incluía la versión de Mega Drive, a cargo de su compañero de empresa, Tony Williams. Además, este juego marcaría lamentablemente su último trabajo dentro de Software Creations, el que había sido su hogar laboral en Manchester.
Adiós a una era
En 1993, el entorno de trabajo de Software Creations ya no era aquel lugar divertido y lleno de entusiasmo que había sido años atrás cuando Tim Follin se unió. Por ello, decide marcharse de la empresa junto con su hermano, que había vuelto de un viaje a África y estaba desencantado con el trabajo. Geoff, que nunca había sido un músico vocacional, acabaría dejando los videojuegos.
Tim pasó entonces a trabajar para Malibu Interactive, donde apenas duró 18 meses en los que únicamente contribuyó a la versión de Mega Drive de Time Trax. Es entonces cuando se volvería freelance y llegaría la última colaboración con su hermano en el Batman Forever de 1995. Tiempo después también adaptó las partituras de Elliot Goldenthal de Batman & Robin (1997) para el juego de PlayStation del mismo nombre, desarrollado por Probe Entertainment.
Su último gran trabajo fue para Dreamcast en el año 2000 con la banda sonora ambiental de Ecco the Dolphin: Defender of the Future, que compartió con Attila Heger, encargado de la música de las cinemáticas. Desde entonces su implicación en los videojuegos ha sido prácticamente nula, centrándose en los anuncios y la televisón. Sin embargo, después de casi 10 años regresó para poner música a Contradiction, un juego FMV financiado a través de Kickstarter. ¿Significa eso que volveremos a verle en más juegos? No se sabe, pero desde luego a estas alturas su legado e influencia ya son eternos.