En la actualidad resulta lejano y algo difícil imaginar la etapa muda de los videojuegos, los primeros pasos que fueron necesarios para la implementación del audio en sistemas como el Apple II. A pesar de las dificultades, muchos de esos juegos terminaron recibiendo conversiones que añadían música a los que no la habían tenido, y en ese proceso hubo una compañía que fue especialmente relevante.
Es el caso de Interplay Productions, una de las mayores pioneras en el terreno de los ordenadores, que haría ese recorrido desde mediados de los ochenta. Esta semana veremos algunos de sus juegos de esa etapa y cómo tuvieron ideas sonoras adelantadas a su tiempo, además de recibir años después un CD recopilatorio de música que prácticamente ningún equipo occidental llegó a editar entonces.
Antología de una década
Los orígenes de Interplay Productions se remontan a 1983, cuando Brian Fargo funda la compañía junto a Rebecca Heineman, Troy Worrell, Jay Patel y Chris Wells. El primero de los grandes clásicos de Interplay sería The Bard’s Tale en 1985, un RPG tradicional lanzado para Apple II. Esa versión inicial no contenía música, y no sería hasta que llegaran las de Commodore 64, Amiga y MS-DOS cuando David Warhol y Lawrence Holland le dedicarían una banda sonora. La conversión a NES tuvo su propia música a cargo de Gorō Takahashi, la misma práctica que se hacía con el repertorio de las sagas Ultima o Wizardry en Japón.
El prolífico compositor David Warhol continuaría en 1986 con más títulos de Interplay como Tass Times in Tonetown —junto a Russell Lieblich— o con la secuela The Bard’s Tale II: The Destiny Knight, entrega que asentaría la saga a nivel musical. La tercera parte, The Bard's Tale III: Thief of Fate, quedaría en manos de Kurt Heiden en 1988 del mismo modo que los efectos de sonido de otro clásico incontestable de Interplay, el simulador de ajedrez Battle Chess. La posterior versión de NES tuvo música de la compositora Tania Smith, que más tarde sería recordada en dicha consola por The Hunt for Red October y The Punisher.
En 1988 se produjo una de las importantes colaboraciones musicales que se recuerdan en dicha época en videojuegos. Neuromancer, la aventura RPG de Interplay basada en la novela cyberpunk de William Gibson, iba a contar con una canción original del grupo Devo titulada «Some Things Never Change». La música se adaptó de manera instrumental y se promocionó en la portada, pero en la versión de Commodore 64 se llegaron incluso a incluir las voces digitalizadas, toda una proeza.
Kurt Heiden volvería en 1989 con la banda sonora de Dragon Wars, también en Commodore 64, Amiga y MS-DOS. En 1990 colaboraría en la ambiciosa adaptación J.R.R. Tolkien's The Lord of the Rings, Vol. I, en la que Heiden unió fuerzas con Charles Deenen para ponerle música. Y fue Deenen quien sería de nuevo ‘músico de la Tierra Media’ en el J.R.R. Tolkien's The Lord of the Rings, Vol. II: The Two Towers de 1992. Aunque nunca llegó a haber una tercera parte, sí que se llegó a hacer una versión para Super Nintendo del primero, también adaptada por Charles Deenen.
En 1993, para conmemorar el décimo aniversario de la compañía, Interplay lanzó la colección que acabaría siendo la mayor aportación a su legado musical, la Interplay’s 10 Year Anthology: Classic Collection. En aquella caja, que contenía 15 de los juegos más importantes que habían desarrollado o publicado en esa década, se incluyó además un CD de música que había sido grabado para esa ocasión creando temas musicales para aquellos juegos que no habían tenido su propia banda sonora. Así, Todd Dennis y Charles Deenen fueron los máximos responsables de las nuevas composiciones y grabaciones, creando pistas para Wasteland —uno de los mayores clásicos de Interplay, lanzado en 1988—, Mindshadow o
Desde ese momento Interplay comenzaría a hacer labores de distribución para otros estudios y Charles Deenen pasaría a ser director de audio. Aún sacarían algunos juegos propios como Space Federation, Stonekeep o Star Trek: Starfleet Academy en los que principalmente encontrábamos a Brian Luzetti en el apartado musical —por contra en Heart of the Alien toda la BSO se encargó a los músicos de Virgin Interactive—, el que había sido guitarrista en el tema de «Wasteland». En el juego de Star Trek compartió rol con uno de los compositores de la serie, Ron Jones, que dejaría temas como «Surrounded», «Discovery» o «Starfleet Academy Theme», que serían publicados en el CD de Star Trek Starfleet Academy Original Game Soundtrack junto a Paramount Pictures en 1997.
El último gran juego propio de Interplay Productions sería Fallout, lanzado también en 1997, todo un clásico de cuya banda sonora hablamos en el artículo dedicado a Mark Morgan. Ese fue el juego que marcó la creación de la división de Black Isle Studios para la segunda entrega. Interplay entraría en bancarrota en 1998, cambiando su nombre a Interplay Entertainment y provocando la marcha de Brian Fargo pocos años después. La mayoría de aquellos compositores siguieron trabajando en la industria, otros como Kurt Heiden desaparecieron, al menos hasta su regreso en el año 2018 con la secuela The Bard’s Tale IV: Barrows Deep desarrollada por inXile Entertainment. Mark Morgan también volvió a colaborar con ellos en la banda sonora de Wasteland 2 y el reciente Wasteland 3.