La razón de que hablemos de The Legend of Zelda: Link's Awakening y no del homenajeado The Legend of Zelda: A Link to the Past es sencilla. La entrega de Super Nintendo supuso un festival sonoro, gráfico y que transmitía unas sensaciones únicas llevadas a un nuevo nivel; por ello fue reconocido por prensa y público cómo el mejor Zelda de la historia hasta entonces.
Pero Link’s Awakening sorprendió ante el aciago destino que parecía abrazar con resignación: repetir el tremendo éxito que sí consiguió su hermana mayor dos años antes. Gráficamente visitó una consola inferior, con una potencia ridícula en comparación al cerebro de la bestia y para más inri, en monocromo. Pero lo cierto es que si nos consideramos fans del pequeño héroe verde, sabemos que detrás de cada videojuego de Zelda se esconde una aventura sobresaliente, sea cual sea el envoltorio.
Posteriormente y años después, con el The Legend of Zelda: The Wind Waker sucedió algo similar: sus gráficos sorprendieron a muchos que, de primeras, rechazaron" el mini DVD de GameCube al sentir que un Zelda de aquella apariencia no podía ser jugado con la misma intensidad. Y qué equivocados estaban.
Desde luego no estamos hablando de que The Wind Waker no obtuvo éxito, ya que sería faltar a la verdad, queremos contar cómo un nuevo Zelda es un acontecimiento de tal magnitud, que extraña sobremanera cuando un nuevo juego protagonizado por nuestro pequeño elfo verde no es líder en ventas. The Legend of Zelda: Link’s Awakening fue sobresaliente, pero fue "rechazado" por muchos puristas al desviarse de sus raíces. Aun así, triunfó.
Cómo una historia repetida hasta el infinito, en cada nuevo videojuego de Zelda se nos cuenta la historia de un pequeño elfo llamado Link, que, sin saberlo, será el héroe de la aventura, y que poco a poco iremos recogiendo por el camino un sinfín de utensilios y de pequeñas historias a resolver.
Una leyenda de bolsillo
El despertar de Link fue el primer juego de la saga en aparecer en formato portátil. Fue lanzado en el año 1993, en junio en el país nipón, en Norteamérica el 1 de agosto y en el antiguo continente el primer día de diciembre.
Esta cuarta entrega de Zelda es de los pocos videojuegos de nuestro elfo favorito que no aparece la princesa Zelda (tan solo se la menciona una sola vez). Tampoco aparecerá por ningún lado la trifuerza ni tampoco lucharemos contra en antagonista por excelencia de la saga: Ganon. Ante este cúmulo de circunstancias, uno puede pensar que es un Zelda prescindible, o que al estar alejado de los parámetros de la saga, no merece del todo la pena. Todos cambiamos de opinión al terminarlo, ¿Verdad?
La crítica le colgó la medalla de sobresaliente, con un 90% de media en los análisis. El juego se desarrolla en la isla Koholiint, y nos cuenta cómo Link acaba naufragando en ella, en una espectacular intro.
La clásica fanfarria se encarga de hacer esta aventura, uno de los mejores exponentes sonoros de la portátil. El aspecto gráfico toma como modelo el videojuego de Zelda del año 1991: A Link to the Past, con un resultado sobresaliente y llena de vida el minúsculo cartucho. La isla es recreada por un mapa extensísimo que contiene todo tipo de parajes: desde zonas de playa hasta el típico bosque encantado, pasando por las sinuosas y escarpadas montañas en las que duerme el Pez Viento, al que debemos despertar con los instrumentos que tocarán la melodía que, completa, hará que el pez nos devuelva a nuestro lugar.
El genial mundo custodiado por esta criatura nos llevará a completar las ocho mazmorras en la que están escondidos los ocho únicos instrumentos capaces de despertar a este gran ser.
Si no lo hace, Link quedará atrapado por siempre en la isla Koholint. Completar el juego es una delicia, y a pesar de su diminuto tamaño físico, en este pequeño cartucho descubriremos una profundidad sorprendente, repleta de pequeños detalles e historias paralelas geniales, todo ello redondeado por un excelente apartado gráfico que pone al límite a la portátil y una calidad sonora con unas composiciones de diez.
Las mazmorras tienen el exquisito diseño y dificultad que se vio en A Link to The Past, con ligeras diferencias. Los jefes finales, con unas rutinas dignas de los años noventa en el que vio la luz.
Aparecido en las listas de los mejores juegos de la portátil (algunas nombrándolo como el mejor juego de la consola) nos demostró que el tamaño no importa a la hora de hacer grande a un juego: The Legend of Zelda: Link’s Awakening demostró a todos que tenía una sorprendente, y para muchos obligatoria aventura en la que al finalizar, seguro no nos dejará indiferentes.