En abril de este mismo año la saga protagonizada por Fox McCloud volvió a una consola de sobremesa de Nintendo en forma de nuevo juego, aprovechando el GamePad de Wii U para controlar de manera muy original las distintas naves
El juego corrió a cargo de Platinum Games y Shigeru Miyamoto, que participó activamente en él, pero hoy hablaremos de la compañía que le dio un radical giro a la saga: la mítica Rare. De esta compañía hemos hablado en otras ocasiones, rememorando juegos suyos como Donkey Kong Country, y de sus inicios antes del boom que significó colaborar con Nintendo en los años noventa.
La saga Star Fox vivió sus momentos más álgidos con la primera entrega en Super Nintendo y su continuación en Nintendo 64. Namco en el año 2005, y Platinum Games en 2016, crearon el penúltimo y último juego de una saga que, con su entrega en Wii U, demuestra que a pesar de mantener la esencia y de notarse la mano de los padres de Bayonetta, mucho ha cambiado todo desde que "todo era disparar y esquivar" en sus primeras entregas.
Rare, antes de dejar los brazos de Nintendo, quiso despedirse a su manera: creando un universo en el que muchos de aquellos programadores e ilustradores soñaron alguna vez, mientras creaban un juego de la saga de shoot 'em up. Para ello, debemos empezar por hablar de Dinosaur Planet para Nintendo 64.
De 64 a 128 bits
El juego empezó su desarrollo para la 64 bits de Nintendo, y de hecho, lo poco que se sabe sobre él, es que estuvo en desarrollo desde 1999 al año 2000, y que se decidió trasladar a Game Cube como uno de los juegos de lanzamiento. Para ello, el juego evolucionó de Dinosaur Planet a Starfox Adventures, aprovechando el cambio de plataforma y cambiando los protagonistas originales por personajes de Star Fox, ¿con qué resultado?
Para tratarse de un juego de Nintendo 64, Rare estaba consiguiendo un gran nivel, pero cuando el juego fue trasladado a GameCube, el cartucho de 512 megas pasó a ser un disco de tres veces esta capacidad, y se convirtió en uno de los mejores juegos del sistema, y sin temor a decir que una de las mejores aventuras de aquella época, con la que dábamos la bienvenida al nuevo milenio.
Starfox Adventures nos cuenta la historia de uno de los planetas ubicados en el sistema Lylat: Dinosaur Planet. El General Scales está intentando colonizar las tribus nativas, a la vez que el planeta está sufriendo destrozos ya que las piedras mágicas -que mantienen en orden y armonía a todo el sistema-, son robadas sin importar sus habitantes. Krystal recoge una llamada de auxilio lanzada desde allí, y nosotros recibimos una misión del General Pepper, ¡A nuestras naves!
A nave y a pie
El juego, cómo dijimos anteriormente, era una aventura de acción con vista en tercera persona en los momentos en los que bajamos de nuestra nave, aunque además contaba con momentos en los que no subíamos al carismático Starwing, aunque en pequeñas dosis.
Gráficamente era, y sigue siendo, espectacular. Resulta curioso cómo este juego ha envejecido tan bien, pero no lo es tanto sabiendo que Rare estaba detrás, unos expertos en exprimir las consolas de Nintendo, e hicieron olvidar a muchos las ganas que tenían de un Star Fox más clásico.
Los entornos eran tan bellos que, en ocasiones, nos teníamos que parar para admirar un valle o un lago mientras iba atardeciendo, ya que el efecto de atardecer y la llegada a la noche son dignas de ver. El efecto fur shading, tan famoso por aquellos tiempos, mostraba un pelaje de nuestro amigo Fox muy vistoso, sobre todo en las escenas cinemáticas, además de una tasa de imágenes por segundo de 60fps.
Esto demostró de lo que era capaz Rare, ya que con su último juego para Nintendo demostraron que era una de aquellas compañías capaces de extraer el potencial de un sistema de una manera asombrosa, ya que en toda la vida de Game Cube, Star Fox siguió siendo un juego sobresaliente en materia audiovisual.
Las músicas fueron otro de los grandes aciertos del minidisco, ya que acompañan perfectamente a cada mundo y tribu a la que visitábamos, y era una delicia escuchar algunos temas mientras buscábamos algún objeto o investigamos para descubrir secretos por el mapa:
El sistema de juego comparte mucho con Ocarina of Time de Nintendo 64, ya que teníamos una lanza con la que hacer frente a los enemigos, mientras que no había un botón de saltar en sí, de la misma manera que en el título mencionado.
Las demás acciones hacían de los combates un espectáculo, sobre todo en los momentos culminantes, en los que nos encontramos con un jefe de final de fase. Las misiones eran variadas, divertidas y desafiantes, con una curva de dificultad medida, por lo que fue un juego accesible, divertido y con una una gran cantidad de secretos a descubrir para llegar a alcanzar el 99%. Sí, un porcentaje extraño, ya que Rare se despidió de Nintendo con un pequeño bug que no permitía alcanzar el 100%.
Sin duda un gran juego, y un buen ejemplo de lo que podía hacer Rare cuando estaba en plena forma, una compañía que desde que se fue de Nintendo, no ha vuelto a ofrecernos los juegos brillantes de antaño.