En la historia de los videojuegos nos hemos encontrado un sinfín de rocambolescas historias. Desde juegos en los que en el país nipón son un simpático plataformas y terminan formando parte de la saga Mario Bros, hasta otros que al cruzar el charco, pierden la licencia y deben ser rediseñados por completo.
Ni que decir tiene que vimos cómo sufrían censura algunos juegos al visitar diferentes continentes. Para ello, se modificaban los sprites o se cambiaban algunas escenas para "contentar a los mandamases" que por aquellos entonces no veían con buenos ojos el trabajo de los programadores. Pero sin querer divagar o perdernos en otros temas que ya hemos visto aquí en Vandal, nos centraremos en el juego de hoy, gracias al que conoceremos otra de estas curiosas historias.
Black Belt contó con la licencia del cómic del Puño de la Estrella del Norte en su país de origen. En el juego encarnábamos al mítico Kenshiro, héroe del manga y del anime ambientado en un mundo post-apocalíptico en el que tras la Tercera Guerra Mundial impera una violencia tan impactante como recordada.
Este extenso mundo, que contó con una gran cantidad de material, fue aprovechado por Sega en Japón para crear el videojuego Hokuto no Ken, tomando para ello la jugabilidad vista en el mítico Kung Fu Masters de Irem, un beat 'em up lateral en el que despachamos a infinidad de enemigos a diestro y siniestro.
Los inicios de Yuji Naka
Sega acostumbraba a nutrir a sus seguidores con videojuegos basados en otros de éxito que no podían llegar, por diferentes razones, a sus sistemas: esta fue la respuesta de Sega a este juego. No está de más decir que no fue el único, ya que Kung Fu Kid fue otro juego basado en la misma mecánica y salió un año después, pero detrás del juego de hoy se encuentra Yuji Naka, el padre del erizo azul más famoso del mundo.
Para esta ocasión, se recogieron las premisas vistas en el juego de Irem, y un joven Yuji Naka, antes de idear a Sonic el erizo, tuvo la oportunidad de participar en este beat 'em up de scroll vertical basado en el universo del Puño de la Estrella del Norte para el país nipón.
El juego nos metía en la piel del protagonista, Kenshiro, que aquí sufrió una metamorfosis por razones y motivos no conocidos. ¿Por el poco conocimiento del manga en Occidente? ¿Por problemas de licencia al salir de Japón? Sea como fuere, el juego sufrió un lavado de cara y por estos lares lo conocimos como Black Belt. Algo que se volvió a repetir con New Legend of the End-of-Century Savior: Fist of the North Star, otro juego basado en este manga esta vez para MegaDrive, que en Occidente se conoció como Last Battle.
A pesar de cambiar los sprites, fondos y enemigos, podemos decir que la base es exactamente la misma en las dos versiones del cartucho exclusivo de Master System. Gráficamente es un juego modesto, con un buen uso de los planos de scroll para dar una sensación de profundidad que los 8 bits de Sega irían dominando con maestría a lo largo de la vida de la consola.
Los escenarios, en su versión nipona, nos ponía en parajes totalmente apocalípticos y desangelados, algo que cambió en la versión que muchos conocemos, y que tanto diferían una de otra. Pero la base jugable, como decíamos, seguía siendo la misma. Haciendo honor al manga en el que se basaba, algunos enemigos eran destruidos con un certero golpe que los hacía "salir volando en trozos", algo que en la versión nipona cobra sentido, y que al llegar aquí, parece un simple efecto para que desaparezca el enemigo.
Entre medias de nuestro periplo aparecen también enemigos más duros que nos obligan a aprendernos las rutinas de sus ataques para poder acabar con ellos, y unas letras nos hacen que saltemos -en dos alturas distintas- para recoger estos ítems, algo que culmina con una escena al final de cada nivel que nos sorprende.
Tenemos que vernos las caras con los jefes finales en entorno cerrado, pero viendo cómo cambian los sprites de nuestro personaje por otro más grande, y nuestro enemigo nos pone las cosas muy difíciles en un uno contra uno al estilo Street Fighter.
La nota curiosa fue que mientras el juego en su país de origen es considerado un buen juego de la saga, por estos lares, al cambiar totalmente los sprites, escenarios y no tener nada que ver con el manga en el que se basa, pasó a formar parte de la línea económica de Master System.
No queremos decir que el juego fuera malo, para nada, ya que se hacía tremendamente divertido esquivar los mil y un enemigos que nos atacaban a la cara y por la espalda, pero precisamente por eso, porque sabemos que llegó a una gran cantidad de gente, recordamos lo que fue Black Belt, un juego en el que detrás de él había una historia curiosa digna de ser recordada por todos.