Antaño, en los años ochenta, un joven Shigeru Miyamoto fue el encargado de dar vida a un plataformas en el que hicieron aparición, por primera vez en la historia, Mario y Donkey Kong. En aquellos años, la incipiente industria de los videojuegos se peleaba entre luchas extraterrestres en las que se seguía el halo creado por Space Invaders.
Cierto es que otros géneros estaban empezando a ser tratados, pero los plataformas necesitaban un abanderado que Nintendo consiguió crear con este videojuego. Aunque en aquella ocasión, al bueno de Mario también se le conoció cómo "jumpman", un carpintero -si, carpintero- valiente que sería el encargado de salvar a la asustada Pauline de las garras de un temible mono gigante, que igual que King Kong, secuestró a la bella chica para retenerla en lo alto de una edificación.
En el conocido arcade de 1981, sabemos que el malhumorado mono luchaba por retener a la chica, y nos iba lanzando barriles y recurriendo a diferentes argucias para que Mario, el héroe improvisado de esta historia, salvase sana y salva a Pauline al llegar a lo alto del mapeado.
Este arcade cosechó un tremendo éxito, sobre todo en Estados Unidos, y empezó a catapultar a Nintendo cómo una gran creadora de videojuegos. La cosa no era para menos, el propio Shigeru Miyamoto estaba a cargo del videojuego que supervisaba el no menos conocido Gunpei Yokoi.
El director del proyecto reconoce que Jumpman (rebautizado después cómo Mario) y Pauline ni siquiera tenían conexión alguna, ya que el propio Miyamoto reconoció que no se centró mucho en la historia. Todo esto, a pesar de que a alguno le pueda sonar a poco, resultó en un juego sobresaliente, adictivo cómo pocos, que nos ponía sobre la mesa el reto de ir subiendo en altura sobre la estructura, esquivando barriles y demás obstáculos mientras escala hacia la cima.
Mario el carpintero, al rescate de nuevo
Pasaron los años y la industria de los videojuegos creció, pero llegados los noventa Nintendo se encontró entre manos con Game Boy, su primera portátil, y Miyamoto pensó que había llegado la hora de remozar su clásico eterno con un plataformas repleto de puzles desafiantes y divertidos ¿Lo consiguió?
La respuesta fue un rotundo sí, ya que esta revisión, como veremos después, abrió la puerta a la saga Mario vs Donkey Kong, pero el primero de todos, fue lanzado para Game Boy en el año 1994.
El pequeño cartucho gris para Game Boy empezó homenajeando al Donkey Kong original incluyendo el sistema de vigas con escaleras, en su primer nivel, pero algo había cambiado, y mucho. En esta revisión, el pequeño Mario regresaba con unas amplias habilidades físicas, que empezaban por mostrarnos desde la intro que Mario era capaz de saltar para posarse sobre sus brazos, haciendo de esta posición un salto más largo.
Al igual que andando hacia una dirección y saltando hacia la contraria se obtenía un salto más largo, además utilizábamos una buena cantidad de elementos diferentes para llegar a las plataformas más altas. La jugabilidad demostraba el buen hacer de Nintendo, donde nuestro personaje respondía con agilidad y precisión a cada uno de las nuevas habilidades de Mario, y que ampliarían el sistema de juego y su diversión hasta un nuevo nivel.
La premisa del juego nos ponía como principal reto seguir los pasos del malvado mono que vuelve a secuestrar a la pobre Pauline. Le seguíamos, en esta ocasión, a lo largo y ancho de cien niveles, en los que en algunos podemos ver al propio mono burlón, y en otros, simplemente encontrar la salida hacia la siguiente habitación.
La gracia del juego residía en un sistema de puzles en el que las lianas, las escaleras y las manivelas se aliaban para ponernos los cosas difíciles y que el objetivo de llevar la pesada llave hacia la puerta cerrada del próximo nivel fuera una experiencia ya vista en otros videojuegos, pero que lograba saber a nuevo.
El buen hacer de un gran Miyamoto se dejó notar en el minúsculo cartucho, y logró que el reto de llevar a Mario hacia el siguiente nivel fuera una divertida experiencia, donde gráficos y sonido se reunían para rememorar con algunos efectos de sonido recuperados del arcade, para que la gran historia y rivalidad entre el bueno de Mario y el temido Donkey Kong continuara en un nuevo episodio.
El juego se convirtió, por méritos propios en una de las mejores experiencias portátiles de la época, y uno de los motivos por los que Game Boy se convirtió en leyenda, a pesar de ser en "escala de verdes". El exquisito diseño de niveles consiguió un juego redondo, donde el reto iba subía a medida que nos acercábamos al cabreado mono.
Donkey Kong logró que la rivalidad de antaño resurgiera en un juego que también se convirtió en un clásico al que animamos a todos a probar, ya que el legado posterior que resultó en la saga Mario vs Donkey Kong es buena prueba de que aquel primer videojuego de puzles y plataformas, fue sobresaliente.
