Disney anunció la semana pasada la creación de una serie de televisión de Alien con la colaboración de FX, preparándose para un lanzamiento a través de la plataforma de streaming Disney+ y su nuevo canal, con contenidos para adultos. El anuncio fue muy celebrado, pero a raíz de una serie de detalles como el de la ambientación y la época en la que se enmarcará cronológicamente, muchos comenzaron a especular y tener miedo de cómo podría acabar la cosa.
Una serie ambientada en la Tierra en un futuro no demasiado lejano
"Los fans pueden esperar un viaje emocionante y aterrador ambientado no muy lejos en el futuro aquí en la Tierra", explicaba el tuit oficial de la empresa del ratón. Hasta la fecha, las cintas de Alien e incluso las precuelas como Prometheus, no han querido enfocar la acción de sus tramas o los argumentos de sus guiones en la Tierra. La idea siempre ha sido salir de ella, buscando colonias, naves espaciales o complejos de la Weyland-Yutani extraterráqueos. ¿Tiene sentido entonces que se haga una serie de Alien en la Tierra en un escenario temporal cercano cuando el xenomorfo no aparece hasta bien adentrados en el futuro por obra y gracia de la intervención del androide David? Quizás el xenomorofo propiamente dicho, aquel que pondrá en aprietos a Ripley y los suyos, no será el alienígena que veamos en la serie.
Por fechas cronológicas dentro de la cronología canónica de Alien, el ser que conquistó el cine en 1979 de la mano de Ridley Scott y H.R Giger no aparecería como tal hasta el 2104. Y eso, nos pongamos como nos pongamos, no es el futuro cercano. Quizás la serie de Noah Hawley (Fargo, Legion) no quiera meterse en líos y decida incluso pasar de las películas clásicas y jugar en ese escenario borroso que transcurre desde el nacimiento de Peter Weyland y el arranque de Prometheus, que arranca en la Tierra en unos 69 años en el futuro si contamos desde hoy mismo (2089). Esta aproximación sería muy interesante por varios motivos. Primero, podríamos conocer algo más de las motivaciones de la corporación Weyland de cara a enviar a los tripulantes de la nave a una misión casi suicida, las dudas e incertidumbres de los que se quedaron en la Tierra y los posibles datos enviados a los responsables que debían garantizar la seguridad de los exploradores desde una posición cómoda en nuestro planeta. ¿Y si se mandaron informes que avisaron y cercioraron la existencia de los extraterrestres conocidos como los Ingenieros y se buscaron pruebas de su llegada a la Tierra millones de años antes de la aparición de los seres humanos?
Prometheus arrojaba preguntas muy interesantes que generaron debate sobre la evolución, el famoso diseño inteligente y la dualidad entre ciencia y creencia, así como del rol de los creadores y creados. Un par de vueltas de tuerca a ese concepto en forma de serie, con elementos propios de los relatos de Alien, como el de las compañías haciendo de las suyas con tal de un pellizco de los beneficios no estaría nada mal. "Alien es, en cierta medida, el opuesto absoluto de Star Trek: va de la humanidad en sus peores momentos", comentaba el showrunner hace unos meses en una entrevista en la que adelantaba su concepto de producción. "Y ahí están los extraterrestres, y citando a Ellen Ripley en Aliens, estos no se matan entre ellos por un porcentaje", argumentaba sobre el rol de las empresas gigantes y omnipresentes en el futuro de Alien. La idea de la serie, será la de potenciar la presencia de las corporaciones, los intereses de las compañías y la codicia humana, explicaba Hawley, que siempre ha abogado por el humor negro y lo retorcido en sus guiones y producciones.
Volvamos la vista ahora a Alien: Covenant, la segunda precuela de Ridley Scott. El film se desarrolla 11 años después de la misión Prometheus, en el año 2104, haciendo hincapié en el fracaso de la misión científica de Weyland, que se menciona y tiene un papel secundario en la trama. Hablamos de una cinta que se enmarca unos 18 años antes de los eventos de Alien: El octavo pasajero, y que nos muestra los diseños y creaciones del xenomorfo, un ser gestado en la imaginación del androide David, que ha estado durante años hibridando especies y usando el aceite negro primigenio, una pasta genética capaz de mutar la vida a su antojo, como fórmula especial de cara a la creación de la vida según sus designios.
¿Y si la serie unifica los sucesos de la Covenant -una nave colonia con miles de pasajeros- y la Prometheus cuando alguien de la compañía se entera de lo ocurrido en ambas misiones? ¿Y si David tiene a algún contacto en la Tierra que le suministra la información? ¿Y si Noah Hawley prefiere potenciar el lado corporativo y dejar a un lado el terror o la fórmula clásica? Es una posibilidad, y de hecho, daría más cohesión a unas precuelas que no han gozado del cariño de los espectadores y que han sido criticadas hasta la saciedad. El tuit de Disney afirmaba que todo se ambientaría en un futuro cercano, y las entregas más recientes de Ridley Scott se nos van demasiado lejos cronológicamente hablando. En este este escenario, alejados de Prometheus y Covenant nos queda el principal ingrediente y el eje de todo: Peter Weyland. Nacido en 1990, Weyland, un empresario e inventor británico, tenía aproximadamente unos 99 años al comienzo de Prometheus. Una serie de televisión en la que Weyland, al que le dio vida Guy Pearce en la película de 2012 de Scott, podría ser el protagonista o el villano perfecto para una entrega de Alien ambientada en la Tierra. ¿Cómo fue su ascenso al poder? ¿Qué ambición tenía más allá de la de confirmar la existencia de unos seres superiores? ¿Hasta qué punto puede ser un buen cimiento sobre el que construir un relato en relación a la fundación de su empresa, la colonización del espacio o la creación de los más innovadores inventos?
Ha sido uno de los extras más curiosos de los DVD de la saga en los últimos años. Scott filmó junto a Pearce un especie de TED Talk en el 2023, en el que un jovencísimo Weyland, al estilo Elon Musk, habla de los logros de su empresa y los avances registrados bajo su dirección. De hecho, el ganador ficticio del Nobel de la Paz por sus esfuerzos en la lucha contra el cambio climático y su lucha contra el cáncer a través de la tecnología más rompedora, comenzó como un líder incuestionable de la humanidad, un auténtico Prometeo, que llegó a prometer un mañana mejor y acabó cayendo junto a su propia ambición tras crear al androide David, una creación que se rebeló contra los propios seres humanos. ¿Qué papel juega el xenomorfo en todo ello? Bueno, el extraterrestre siempre ha estado ahí, como un elemento narrativo más, pero como ha demostrado Scott o incluso el propio David Fincher en su fallida Alien 3, hay mucho más en las historias de Alien, aunque la quinta parte en el terreno cinematográfico apunte justamente a lo opuesto. En los cómics de Dark Horse sí se ha tocado el tema Tierra, con una serie de tebeos ahora apócrifos que contaban la invasión de los xenomorfos al planeta, tanto por la culpa de las compañías como por parte de los fanáticos religiosos que consideraban a estos seres como una salvación a los pecados.
"Mi idea era jugar con el habitual ciclo de vida del extraterrestre, de huevo a revientapechos, de ahí a xenomorfo, de lo cual acaba surgiendo una cierta rutina", explicaba el showrunner hace unas semanas. ¿Se acabará forma clásica del bicho que ha aterrado a generaciones enteras? ¿Y si nos encontramos con distintos experimentos ajenos al ser canónico? Quizás, con ciertos juegos temporales, se construya un relato en el futuro cercano de la Tierra mientras la Weyland gana poder como corporación y los eventos que sucederán en el LV-426 (Archeron), lugar en el que la Nostromo encontrará un pecio espacial lleno de huevos y en el que, más tarde, se levantará la colonia de la Weyland-Yutani. La Tierra es la gran desconocida de la saga Alien. Un reparto con nuevos personajes, y con Weyland en su papel vital en los albores de la colonización espacial y en los entresijos de una compañía que acabará siendo tan mala como el xenomorfo en la saga, puede funcionar.
