Cada año pasamos por alto títulos que, por alguna razón u otra, no han tenido apenas repercusión en la agenda diaria del videojuego. Son obras que pese a poner sobre la mesa ideas, temas y mecánicas interesantes no consiguen hacer todo el ruido que deberían. Es por eso que en este artículo hemos querido recopilar algunos de esos juegos olvidados de 2020, los también conocidos como sleepers o tapados del año.
Maneater
Cualquiera diría que un videojuego de acción y toques RPG en el que controlas a un tiburón con el objetivo de enfrentarse tanto a otros escualos como a seres humanos es un videojuego que no puede pasar desapercibido. Y es cierto que no lo ha hecho; Maneater tuvo sus momentos de atención cuando se lanzó a mediados de año, pero quizás su importancia se ha ido desinflando tras la llegada de los grandes pesos pesados del 2020.
Lo cierto es que no es un juego que se deba dejar pasar, ya que tras su burlona premisa se esconde una divertida e incluso desafiante propuesta: comenzamos como una pequeña cría de tiburón cuyo objetivo es el de sobrevivir en un océano hostil, y poco a poco vamos creciendo y evolucionando para convertirnos en el pez más poderoso.
Song of Horror
Después de seis años en desarrollo, Song of Horror ha recibido en 2020 su quinto y último capítulo, uno que ha puesto el broche de oro a una terrorífica trama que ha sido muy bien acogida por la comunidad desde sus primeros pasos. Para quien no lo conozca, se trata de un juego de terror desarrollado por el estudio español Protocol Games. Una obra fuertemente inspirada por los primeros juegos del género, aquellos con cámaras fijas y planos espeluznantes, encontrando al mismo tiempo su camino único a través de una narrativa donde la muerte permanente de los personajes se lleva todo el peso. Tendremos que descubrir los secretos que oculta una misteriosa mansión a la que van llegando nuevos investigadores, cada uno con su trama, su trasfondo y sus intenciones. Con el añadido de la muerte permanente y una presencia paranormal que aprende e interpreta tus movimientos mediante un sistema de inteligencia artificial muy cuidado, este juego español se convierte en un imprescindible para los amantes del género.
Townscaper
Townscaper viene a representar una tendencia que hemos visto muy repetida durante este año: la de los juegos juguete. Son títulos que no apuestan por un planteamiento clásico de objetivos, niveles o fases, tampoco por una propuesta narrativa tradicional; su intención es la de permitir que la audiencia se recree con unas mecánicas satisfactorias para convertirse en una suerte de juguete virtual. En este caso nos encontramos con un juego de construcciones en el que creamos ciudades a golpe de click. Casas, puentes, campanarios, calles y plazas. Todo surge por encima de un mar infinito dando pie a coquetos paisajes construidos por nosotros mismos. Y lo mejor es que acaba de comenzar su early access en Steam, por lo que irá recibiendo todavía más funciones en su conversación con la comunidad.
Carto
También este año se han visto muchos y muy buenos juegos de puzles, siendo uno de los últimos Carto; precisamente por haber salido casi a finales de 2020, rodeado de grandes producciones y de las recién estrenadas consolas de nueva generación, este pequeño título indie ha quedado más tapado de lo que debería. Se ha hablado poco de su propuesta de exploración mediante rompecabezas, de cómo permite reconfigurar el mapa para abrir nuevas rutas y caminos que ayuden a la protagonista a encontrar a su familia. Esa idea permite un diseño con momentos muy interesantes, una experiencia que gana enteros, además, con su estilo visual que se asemeja al dibujo con técnicas tradicionales.
13 Sentinels: Aegis Rim
Quizás 13 Sentinels: Aegis Rim no es el primer título que nos viene a la cabeza cuando pensamos en videojuegos que hayan pasado desapercibido durante este año; venir editado por Atlus y desarrollado por Vanillaware le ha asegurado un hueco entre los más esperados y posteriormente mejor recordados por buena parte de la comunidad. Pero también es cierto que tanto su estilo gráfico como su propuesta jugable le puede acabar relegando al nicho. Su interesante e intrincado guión, dividido en trece personajes cuyas tramas se interconectan entre sí, es quizás lo más destacable de esta obra que también llama la atención visual y mecánicamente. Un título al que quizás puede ser difícil entrar pero que cuando se supera esa barrera inicial acaba por no decepcionar a nadie.
Sakuna: Of Rice and Ruin
Desarrollado por Edelweiss, un equipo de sólo dos personas conocido por haber creado Astebreed, este Sakuna: Of Rice and Ruin combina las mecánicas de un hack’n’slash en dos dimensiones con las de un juego de gestión de granjas en 3D. Concretamente nos lleva hasta un Japón feudal mitológico para convertirnos en los encargados de una plantación de arroz en una isla plagada de demonios. Nuestra rutina diaria consistirá en cuidar del cultivo con técnicas tradicionales maravillosamente bien representadas y, después, explorar mazmorras luchando contra hordas de enemigos y jefes finales. El día acaba con una copiosa cena junto al resto de la familia, poniendo la guinda a una entrañable historia de superación personal y compañerismo rural. En general, un título muy recomendable.
BPM: Bullets Per Minute
Quien disfrute de los juegos de acción frenética con disparos en primera persona es muy probable que ya haya oído hablar de BPM: Bullets Per Minute, un título que expande las sensaciones de este peculiar género casi monopolizado por DOOM. Quizás es por esa hegemonía de la franquicia de id Software por lo que esta propuesta independiente ha podido pasar más desapercibido, pero lo cierto es que la obra de Awe Interactive podría rivalizar perfectamente con ella. Aquí la premisa shooter se combina con elementos roguelike presentando escenarios que se generan de manera procedimental, con enemigos demoníacos que nos dificultarán el avance y con un total de siete jefes finales antes de llegar al boss definitivo.
Visage
P.T., la demo del cancelado Silent Hills en el que trabajaba Hideo Kojima, nos dejó una espinita clavada al no convertirse en juego completo. Las buenas ideas que se plasmaron en aquella escalofriante experiencia de terror se han retomado en muchas ocasiones por muchos desarrolladores, aportando cada uno de ellos su particular visión a esta nueva forma de entender el género. Visage es la enésima propuesta que se publica bajo esta intención de darle un buen fin a la demo de Kojima, y quizás por eso, porque han salido muchas obras similares, esta ha pasado un poco más desapercibido. Sin embargo quienes lo han jugado aseguran que más allá de sus semejanzas con P.T., este juego consigue establecer una atmósfera de terror de manera excelente.
Umurangi Generation
IMAGENSi a un shooter en primera persona le cambiamos sus habituales rifles por una cámara de fotos y su intento de romantizar los conflictos bélicos por un comentario político intencionado y crítico, nos sale Umurangi Generation. Lo que hacemos en este juego es básicamente sacar fotos de cada nivel, bien de los paisajes y objetos que encontramos en él, bien de los compañeros que nos acompañan en todos ellos. Cada instantánea, cuyos parámetros hemos de controlar como si se tratase prácticamente de una cámara de fotos real, nos otorgará una serie de puntos para poder continuar avanzando en la trama. Y desde ese peldaño tan arcade del videojuego vamos caminando para descubrir nuevas fronteras que a priori pueden sorprender pero que encajan a la perfección con el tono de la obra. Es posible que su versión de PC, la única disponible por el momento, haya pasado desapercibido este año, pero próximamente se publicará también en otras plataformas como Nintendo Switch y quizás entonces encuentre la repercusión que merece.
Desperados III
Desperados III es un título tristemente condenado al nicho: la estrategia en tiempo real no es que sea precisamente el género más exitoso entre el público de masas, aunque muchas de sus obras sean alabadas y recordadas por buena parte de la audiencia. En esta ocasión Mimimi Productions ha conseguido uno de esos títulos que dejan poso, una experiencia que combina a la perfección la estrategia con el sigilo, dejando a su paso un elenco de cinco carismáticos personajes que conducen excelentemente el guión de este videojuego. Es por eso que cabe recomendarlo incluso a aquellas personas que no suelen gustar de este género: no sólo es un imprescindible dentro de las obras de estrategia isométricas, sino también uno de los juegos de este año que no se deberían dejar pasar.
Going Under
Ya hay que tener mala suerte para lanzar tu roguelite al mismo tiempo que otros pesos pesados de 2020 como Hades o Spelunky 2, pero lamentablemente es lo que le ocurrió a Going Under cuando se puso a la venta en septiembre de este año. Lo cierto es que su propuesta es más que fresca: nos lleva a convertirnos en una becaria cuyo objetivo es el de luchar con hordas de enemigos utilizando todo lo que encuentre por el camino, desde una simple silla de oficina hasta una guitarra eléctrica mágica con poderes especiales. Que casi todo funcione como un arma es divertido no sólo porque dé pie a momentos hilarantes, sino también porque crea situaciones de improvisación que le añaden un extra de adrenalina al desafío. Es uno de los mejores roguelites del año y en 2020 eso es decir mucho.
Teardown
Otro de los mejores early access que ha zarpado este año es el de Teardown, un juego que se fundamenta en unas físicas espectacularmente bien simuladas. El detallismo de su motor permite juguetear con la gravedad y la destrucción de objetos, dándonos para ello una serie de herramientas que desatan la creatividad más destructiva. Todo lo que vemos en el entorno puede romperse, quebrarse, cortarse, quemarse o atravesarse con un camión, si nos ponemos. Y desde ese sistema de físicas se establecen dos acercamientos: un modo sandbox, con niveles abiertos en los que trastear libremente, y un modo historia, que nos pone en la piel del responsable de una empresa de derribos que ante una situación precaria se ve abocado a trabajos más peliagudos y menos legales. Un sorprendente título que seguirá creciendo pese a haber salido ya en acceso anticipado con unas bases más que sólidas.
Paper Beast
Por algunos motivos, como el sorprendente lanzamiento de Half-Life: Alyx o la exitosa llegada de Oculus Quest 2, este 2020 podría considerarse un buen año para la realidad virtual. Es un medio al que parece que todavía le cuesta encajar en el panorama del videojuego, pero poco a poco va afianzándose con propuestas interesantes. Una de ellas es Paper Beast, el nuevo juego de Éric Chahi, creador de Another World y Heart of Darkness. Como ya explicábamos en nuestro análisis que es un juego bastante raro, para lo bueno y para lo malo, en el que nos permiten viajar a entornos oníricos donde lo real se mezcla con lo fantástico. Disfrutarlo con VR es la manera más idónea de adentrarnos en su mundo y disfrutar de la belleza tanto de los paisajes como de los animales que habitan en ellos; por ello es uno de los juegos que no deben dejar pasar quienes dispongan de esta tecnología.
The Survivalists
Los creadores de The Escapists han publicado este año un nuevo juego ambientado en el mismo universo pero con un cambio de tono que le queda como un guante; hablamos de The Survivalists, un juego que, como podéis imaginar por su nombre, propone una experiencia de supervivencia pura. Llegamos a una isla tropical con una mano delante y otra detrás, naufragando en una playa desconocida y rodeada de cocos. Las claves básicas son las tradicionales del género: recolectar materiales, craftear herramientas y armas, construir asentamientos… Pero, además de todos esos aspectos en los que este juego no innova pero que refleja con solvencia, se le añade un componente extra que se carga todo el carisma de la obra a la espalda: los monos. Podemos tener primates como aliados, encargándoles tareas y sirviendo como acompañantes en una historia cargada de humor.
Cloudpunk
En un año en el que el cyberpunk está de moda -aunque de manera más o menos accidentada-, Cloudpunk se adelantó para proponer un acercamiento al género mucho menos violento de lo que estamos acostumbrados: somos Rania, una transportista que reparte paquetes en una ciudad futurista de estilo noir, una urbe de grandes rascacielos, neones luminosos y lluvia constante. Volamos a través de los edificios con nuestra furgoneta, realizando encargos con una regla de oro muy clara: no preguntar qué estás entregando. Exploraremos esta ciudad conociendo a toda una serie de personajes que van desde humanos hasta androides, pasando por inteligencias artificiales con conciencia propia. Quizás este punto de vista más sosegado y narrativo ha jugado en contra de cara a la repercusión de esta interesante obra, pero sin duda es un título que no hay que dejar pasar.