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Hideo Kojima, genio y figura. Sus detalles menos conocidos

De los 36 años de trayectoria de Hideo Kojima se conoce casi cada detalle de sus obras, pero apenas sobre su vida personal y como esta ha impregnado muchas de ellas. Repasamos algunos de los detalles menos conocidos de este diseñador de videojuegos

Para algunos, Hideo Kojima es sinónimo de Metal Gear, para otros, de Silent Hills, aunque casi de una forma romántica, ya que el proyecto nunca vio la luz, pero sigue alimentando rumores desde 2014 (sobre todo los días de niebla, cuando Silent Hill se convierte trending en Twitter).

Abarcar la historia de uno de los mejores creadores de videojuegos, que lleva en activo desde 1987, es decir, que lleva más de la mitad de su vida creando videojuegos, es complicado, incluso contando con el espacio casi infinito que brindan las publicaciones digitales, así que en esta ocasión centraremos la atención en los detalles más curiosos sobre su vida y su carrera. Aprovechando que la semana pasada Kojima recibió un prestigioso premio en su país natal por su contribución a las Bellas Artes, siguiendo los pasos de Shigeru Miyamoto de Nintendo, quien recibió el mismo honor en 2010, aunque no es el único galardón que ha recibido, ya que acumula varios títulos honorífico, incluyendo un BAFTA.

Estudió económicas

Al igual que Miyazaki, en un principio, Hideo Kojima no orientó su carrera profesional hacia los videojuegos, aunque sí comenzó trabajando en un estudio mucho más temprano, cuando con 23 años, entró a formar parte de Konami. En aquel entonces, trabajar en la industria no se consideraba una salida seria y según confiesa el propio Kojima en una entrevista, mentía en las fiestas diciendo a la gente que trabajaba en una firma financiera.

"Cuando anuncié mi decisión, todos mis amigos y profesores me suplicaron que lo reconsiderara. Pensaron que estaba loco. Solo mi madre me dijo que podía hacer lo que quisiera en la vida. Ella era la única", señalaba en el mismo encuentro. Kojima se decidió por Konami no por sus juegos sino porque cotizaba en bolsa, ya que pensaba que de esa forma no sería tanta vergüenza para su entorno dedicarse al sector de los videojuegos.

"Pensaron que estaba loco. Solo mi madre me dijo que podía hacer lo que quisiera en la vida"

Estudió económicas, pero el ser un narrador nato le llevó a intentar orientar su carrera hacia la producción de películas o novelas. Una virtud que aprovechó a la hora de hacer su tesis de economía, incluyendo así una historia corta en la misma con la que intentó sorprender a su profesor, aunque como él mismo desveló durante un evento en la Universidad Sur de California, su profesor sí se sorprendió pero su narración no ayudó mucho a su calificación.

Jardinero y cámara de bodas

Antes de crear Metal Gear, una saga cuya fórmula bebe mucho del mundo cinematográfico, Hideo Kojiam grababa celebraciones y eventos nupciales, una faceta desconocida de su vida que reveló durante un preguntas y respuestas en Twitter celebrado por motivo del estreno de Death Stranding.

Al considerar que no estaba suficientemente remunerado lo dejó y comenzó a trabajar como jardinero en periodos vacacionales. Durante esta labor aprendió a plantar, diseñar jardines y construir vallas de bambú, pero no todo fue tan tranquilo. Desempeñando su trabajo fue picado por más de 10 abejas a la vez, otro de esos eventos que en el futuro le inspirarían para diseñar jefes finales para sus videojuegos. También se envenenó con laca y llegó a caerse de un árbol, unos comienzos modestos para el genio que acabó convirtiéndose en el vicepresidente de Konami Digital Entertainment y fundador y director de su propia compañía, Kojima Productions.

Promocionaba en tiendas sus propios juegos

Ya formando parte del sector, tras la publicación de su primer juego, Metal Gear, para MSX 2, al ver que en las tiendas ocupaba un sitio bastante apartado de los juegos para NES, cada día cogía panfletos del juego y los entregaba a la gente que pasaba por allí, incluso llegó a comprar tres copias de su propio juego.

Aunque las anécdotas sobre cómo Kojima promocionaba sus primeros juegos no acaban aquí, cuando publicó su segundo juego, Snatcher, al ser también para ordenadores, a penas tenía promoción. Para impulsar las ventas y llamar la atención de los consumidores que entraran a las tiendas, un Kojima de 25 años de edad subía a hurtadillas el volumen del monitor del ordenador en donde se reproducía la demo de su juego.

Al contrario que otros artistas, Kojima no siente vergüenza al mirar al pasado y comparar sus primeras obras con las actuales, de hecho, un tweet del verano pasado define muy bien la relación que tiene el diseñador con sus propias obras y carrera profesional: "He analizado los tráileres que he hecho en el pasado y tengo que decir que está todo muy bien hecho. lol".

Su imaginación le absorbe

No es casualidad que haya sido capaz de crear todo el universo Metal Gear y aún siga con imaginación suficiente como para seguir creando mundos en su propia compañía, Kojima Productions, que desde 2015 va por libre tras la dolorosa (y silenciosa por ambas partes) separación de Konami. Desde pequeño ha contado con sueños vívidos en los que imagina la historia de cualquier cosa que tiene a su alrededor, unas visiones que lo atrapan hasta el punto de caerse, en más de una ocasión, a una zanja mientras caminaba o de ser un peligro al volante.

Una película al día

Su padre. Kingo Kojima, un farmacéutico cuyo amor a las artes como la escultura y el cine transmitió a su hijo, instauró una tradición familiar cuando se mudaron a Osaka, ver una película juntos todas las noches. A la edad de cuatro años, en una nueva ciudad, Hideo pasaba mucho tiempo en casa, viendo a la televisión o haciendo figuritas o maquetas (afición que compartía con su padre), y esta tradición familiar avivó aún más sus ansias de crear y contar historias.

"No me dejaban acostarme hasta que la película había terminado: al contrario de lo que ocurre con la mayoría de los niños.", explicaba el propio Kojima en una entrevista. Sus padres eran grandes fanáticos de los westerns, el cine europeo y el horror, por lo que visionaban películas de todo tipo con sus hijos. "Incluso veía las escenas de sexo", añade Kojima.

Ya con diez años, sus padres le daban dinero para que fuera solo al cine, obligándole después a que mantuviera con ellos un debate reflexionando sobre lo visto, una costumbre que a día de hoy sigue manteniendo, de hecho, es muy común verle en sus redes sociales reflexionando sobre lo visualizado el día anterior.

Un director prematuro

Durante la escuela secundaria, Kojima escribió cinco novelas de ciencia ficción de 600 páginas y poco después, cuando un amigo llevó a la escuela una cámara Super 8, decidió dirigir sus propios films y cobrar a los niños del vecindario 50 yenes para ver sus películas. "Pensé que sería como Sylvester Stallone con Rocky. Escribiría algo grandioso y lo convertiría en una película", señalaba a Newsweek en 2001.

"Todos los años había un festival cultural en nuestra escuela. Mi idea era hacer una película de zombis, mostrarla allí y vender entradas para ganar algo de dinero con el que pudiéramos comprar más películas para ver. Vendimos entradas por unos 50 peniques, pero no ganamos suficiente dinero para comprar ni una sola película", añadía en otra entrevista para The Guardian.

La ambición por hacer algo más grande a pesar de su corta edad, Kojima llegó a pedir a sus padres que le financiaran un viaje a la isla de enfrente sin decirles que lo que pretendía era filmar allí, una película sobre estudiantes de secundaria naufragados. Sin embargo, a última hora tuvo que cambiar la trama.

"Conseguimos engañar a nuestros padres para que nos dieran el dinero para hacer un viaje de cuatro días a una isla exótica frente a la costa de Japón, pero cuando llegamos, pasamos los primeros tres días nadando en el mar. El último día nos dimos cuenta del poco tiempo nos quedaba, así que cambié la trama a una película de zombis", añadía Kojima.

La muerte de su padre influye toda su obra

Cuando Kojima tenía trece años, su padre falleció, un hecho trágico que le animó aún más a convertirse en cineasta y que empapa su obra desde entonces. "He estado atrapado con algo así como un complejo paterno desde entonces. Todos los juegos de Metal Gear hasta ahora han sido historias paternas", comentaba durante una entrevista.

En el Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots, Solid Snake se reúne con Big Boss, un encuentro que para los conocedores de la vida de Hideo Kojima, estaba cargado de simbolismo, como un último cara a cara con el padre que había perdido antes de tiempo. Junto a la tumba de The Boss, Kojima rinde homenaje a su padre, como un hijo que se acerca a prender el cigarro de su padre, con el privilegio y la responsabilidad de cargar su legado a las espaldas.

La influencia de este momento doloroso también impregna la trama de Death Stranding, desde la figura del protagonista, Sam Porter (interpretado por Norman Reedus), cargando, en una perfecta simbiosis, con un BBPod durante la mayor parte del juego (un dispositivo con un nonato que ayuda al protagonista a percibir la presencia de los EV’s), pasando por la propia historia de Cliff (interpretado por Mads Mikkelsen) y el mismo final del título.

En la época en la que Kojima tuvo que decidir hacia donde orientar su futuro profesional, las películas japonesas no contaban con grandes presupuestos y esto preocupaba a Kojima, que ya empezaba a ser bastante perfeccionista con cómo quería contar las historias que creaba. Ver por primera vez la Famicom de Nintendo le hizo darse cuenta de que en los videojuegos podría encontrar esa forma de crear historias a su manera y además ofrecer interactividad con la audiencia, algo que también le obsesionaba entonces y ahora. "Inmediatamente me di cuenta de que esta podría ser otra ruta para crear experiencias similares a las de una película", señalaba a The Guardian.

Duerme cuarto horas y dedica el fin de semana a su familia

Es bien conocido que los japoneses tienden a ser bastante recelosos de su vida privada, Kojima no es una excepción. Habla mucho de sus aficiones, sus influencias, sus obras y su trabajo, pero poco de cómo se reparte el tiempo, teniendo en cuenta que no ha parado desde 1986, algo que le convierte en toda una ’rara avis’. Todos los días, Kojima se levanta a las seis y media de la mañana tras dormir sólo cuatro horas. Tras una hora de meditación sobre su vida y alguna que otra reflexión en sus redes sociales, procede a asumir un día cargado de trabajo entre reuniones y trabajo creativo.

Todos los días, sin importar cuán ocupada esté su agenda y pase lo que pase, el diseñador reserva alrededor de 90 minutos (aunque hace excepciones para filmes largos como la última entrega de Batman) para ver una película en su escritorio. Un hábito que heredó de su padre y que le ayuda en su proceso creativo, ya que todas sus obras están muy influenciadas por el cine (desde John Carpenter hasta Alfred Hitchcock).

Poco se sabe de su familia, según The Creative Gene tiene al menos un hijo, un detalle que se puede atisbar en algunos encuentros como el que tuvo lugar en la Universidad Sur de California en 2011, donde se atrevió a hablar sobre el equilibrio de su vida personal y profesional. Mencionando sus extraños hábitos de sueño, un rasgo común en otras personalidades como Margaret Thatcher, Winston Churchill y ejecutivos de alto nivel.

También lamentó el estar lejos de su familia, aunque trata de tener los fines de semana libres para estar con los suyos. Incluso llegó a compartir una anécdota personal, cuando su hijo fue a la oficina con él cuando diseñaba Metal Gear Solid. En aquel entonces, algunos diseñadores usaban piezas de Lego para diseñar niveles, por lo que el niño, al regresar a casa confesó a su madre que su padre jugaba todo el día con Legos en el trabajo.

No quiere retirarse

Que Kojima no haya parado desde que empezó en esto es una rareza y al parecer, su propia familia le intenta convencer para que ceda el relevo. "Me estoy haciendo viejo y mi familia no ha parado de decirme que me retire y que haga lo que quiera, pero al fin y al cabo, lo que quiero es seguir haciendo juegos, realizando cosas divertidas y compartiéndolas con los jugadores. Después de todo, he sido capaz de volver, y creo que he tomado la decisión correcta", explica en una entrevista para Gamespot.

Kojima ha repetido esta idea en multitud de ocasiones en los últimos años. Por ejemplo, en su Twitter, el año pasado en su 58 cumpleaños, reflexionó de nuevo sobre el tema: "He cumplido 58 años hoy. Aunque mi cuerpo me está fallando, mi creatividad todavía no se ha visto reducida. Hasta que mi cerebro pierda su poder creativo, seguiré esforzándome por crear cosas. Ese es mi instinto y eso es lo que me encanta hacer", aseguraba en la publicación, añadiendo que tiene la misma edad que Brad Pitt y un año menos que Tom Cruise, haciendo uso del humor que tanto le caracteriza.

La lista de curiosidades y anécdotas sobre la vida y trayectoria de Hideo Kojima podría llenar una biblioteca, desde salir en la serie Too old to die young de Nicolas Winding Refn , ganar dos premios Guinness por ser el director de videojuegos más seguido en Twitter e Instagram, escribir en la Rolling Stone, intentar añadir un sensor de olor a un videojuego, hasta ser parado en una aduana de camino a San Diego por llevar una réplica de BB Pod (que en apariencia es un feto de plástico dentro de una cápsula) en la maleta.

También es conocida su afición por jugar al despiste con los fans y con la prensa a la hora de trabajar y anunciar el título del nuevo proyecto que está desarrollando, algo que ya se vivió con Metal Gear V: The Phantom Pain, Silent Hills e incluso Death Stranding. Solo Kojima sabe cuál será el próximo movimiento de Kojima Productions y quizás, hasta llegue a adelantarse al futuro de la industria o de los acontecimientos, como hizo con Death Stranding antes de que conociéramos en nuestras carnes lo que es una cuarentena sin poder salir de casa.