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Ya hemos visto la temporada 5 de 'Stranger Things': la serie de Netflix deslumbra pero se enreda y ahoga en sus propias sombras

La serie estrella de Netflix vuelve con más presupuesto, más intensidad y más oscuridad, pero su arranque deja claro que la épica no basta para tapar las grietas de una fórmula cada vez más agotada.
Ya hemos visto la temporada 5 de 'Stranger Things': la serie de Netflix deslumbra pero se enreda y ahoga en sus propias sombras
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Actualizado: 15:06 28/11/2025

La quinta y última temporada de Stranger Things llega como un coloso dispuesto a echar el resto, un despliegue donde Netflix parece empeñada en demostrar que su serie insignia aún puede mover montañas. Y sí, las mueve aunque a veces parezca que las arrastra. Este primer volumen, más ambicioso y denso que nunca, exhibe músculo presupuestario desde el primer fotograma, pero también evidencia con claridad que la fórmula empieza a mostrar una fatiga estructural imposible de disimular.

Netflix lo apuesta todo, pero Stranger Things 5 demuestra que la nostalgia también tiene un límite

Los hermanos Duffer construyen un Hawkins sitiado, casi en estado de excepción, donde el gobierno militar se ha apropiado de cada rincón y la presión narrativa recae sobre un reparto que, por edad y por desgaste, ya ha dejado atrás la frescura de sus primeras aventuras. Uno de los errores más comunes de las series actuales es la manía de destrozar el status quo en cada final de temporada para, por conveniencias del guion, volver al punto de partida con todo aquellos problemas que acuciaban los protagonistas arreglados.

Stranger Things Temporada 5 de Netflix

Y así ha sido en la última temporada de Stranger Things, una serie evento con más de 500 millones de dólares de presupuesto sobre sus espaldas. Los hermanos Duffer, sin caer en los errores de Juego de tronos, hacen y deshacen mucho de lo que vimos en los últimos minutos de la cuarta tanda de episodios emitida en 2022. Poco importan la casi destrucción de la localidad entre temblores o las ominosas nubes tóxicas, pues en apenas unas rápidas secuencias de introducción y unos diálogos forzados -verbalizados por el personaje de Maya Hawke-, volvemos al idílico Hawkins, sin apenas consecuencias. Todo intenta ser como antes en una serie que cada vez es más consciente de sus fortalezas -para bien y para mal-.

Stranger Things Temporada 5 de Netflix

El reparto, uno de los mayores pilares de Stranger Things desde su debut, vuelve a cargar aquí con el enorme peso emocional de la temporada. Millie Bobby Brown ofrece una interpretación algo más contenida y madura, intentando encarnar una complicada transición de Eleven hacia un papel casi mesiánico dentro del conflicto. Bobby Brown, la niña mimada de Netflix -y la responsable de varios de sus grandes éxitos en streaming-, no está a la altura de las circunstancias y muy pronto se pierde, opacada por unos compañeros de casting mucho más solventes.

Stranger Things Temporada 5 de Netflix

David Harbour, por su parte, firma algunos de los momentos más humanos del volumen, demostrando que Hopper sigue siendo el corazón áspero y vulnerable de la serie. Winona Ryder mantiene su magnetismo, aunque su personaje navegue entre las mismas obsesiones de siempre, mientras que Finn Wolfhard, Gaten Matarazzo y Caleb McLaughlin muestran un crecimiento palpable, incluso si la narrativa no siempre les acompaña. Y aquí encontramos uno de los grandes problemas de la serie: los contrastes.

Stranger Things Temporada 5 de Netflix

Stranger Things se vuelve más claustrofóbica, más operística -con todo lo malo que eso implica- y, a la postre, mucho más ruidosa. Las criaturas del Upside Down, como los Demogorgon, ya no son amenazas aisladas, apareciendo para aterrar a los protagonistas en sus propias casas, un recordatorio de que la serie está empeñada en que el apocalipsis se sienta y parezca inevitable. No siempre funciona, pues este contraste entre el fin inevitable y lo cotidiano de las vidas de los habitantes de este pequeño pueblo estadounidense, acaba por resultar muy poco creíble. Quizás los Duffer apostaron excesivamente fuerte en los últimos compases de la cuarta temporada y ahora pagan con creces su farol.

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En lo visual, el resultado es admirable: planos largos que buscan tensión, set pieces construidas con bastante gusto y un episodio cuatro que funciona como clímax anticipado, una batalla que combina terror físico, caos sobrenatural y un sentido del peligro que recuerda por qué Stranger Things se convirtió, en su día, en fenómeno global. En esos momentos, la serie recupera su magia, apelando a esa mezcla de adrenalina juvenil y terror con sabor a VHS desgastado e historias creepy.

Un arranque tan espectacular como irregular, tan emocionante como agotado

Pero seres honestos: la excelencia convive con una sensación crónica de déjà vu. Las dinámicas emocionales vuelven a tropezar en los mismos conflictos vistos en el pasado. No faltarán diálogos -un tanto torpes- en los que se enfatizan una y otra vez las amistades rotas, culpas acumuladas y un montón de traumas reciclados. Nada termina de avanzar. La mitología se expande, sí, pero lo hace hacia caminos ya explorados y trillados, como si la serie temiera cerrarse puertas. Incluso Vecna, encarnado a la perfección por un brillante, Jamie Campbell Bower, y cuyo regreso pretende aportar peso dramático, acaba atrapado en un molde que la ficción de Netflix ya exprimió en exceso en la cuarta temporada.

Stranger Things Temporada 5 de Netflix

Curiosamente, otro síntoma de desgaste es la pérdida progresiva del tono ochentero que caracterizaba al proyecto. Lo que antes era un homenaje fresco y juguetón en las dos primeras temporadas se ha transformado en un envoltorio más oscuro, menos lúdico y más solemne por motivos estructurales, pero mucho menos disfrutable. La serie ahora quiere y necesita ser “grande”. Y lo es, pero al intentar crecer, corre el riesgo de olvidar su identidad. Y eso ha ocurrido.

Aun así, sería injusto negar lo que funciona: el reparto sigue entregado, los momentos de terror son notablemente efectivos y los Duffer demuestran que, cuando quieren, dominan la gramática del blockbuster televisivo mejor que casi nadie en la industria. Stranger Things 5 no es un desastre ni un canto del cisne; es una obra monumental en la historia de la televisión que lucha consigo misma, atrapada entre la nostalgia que la hizo inmensa y la épica que ahora exige cerrar su historia.

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