Disney está pasando una mala racha -si es que alguna vez ha habido una buena- con sus adaptaciones de acción real. El remake de 'Blancanieves' fue un fracaso histórico en la taquilla y la Casa del Ratón, que ya venía de tropezar también en crítica con 'Mufasa: El rey león' a pesar de salvar los muebles con la cartelera internacional, se vio obliga a reestructurar sus futuras producciones live-action, un formato un tanto caduco que cada vez tiene menos público.
En ese contexto convulso y cargado de turbulencias llega el remake de 'Lilo & Stitch' a cines, y a pesar de que Disney ha logrado firmar un proyecto muy superior a los anteriores mencionados, se sigue cayendo en los mismos errores y el resultado se ve lastrado por una concatenación de modificaciones y adiciones que, más que sumar, restan al conjunto.
Ya hemos visto el remake de 'Lilo & Stitch' y es mejor que 'Blancanieves', pero Disney sigue cometiendo el mismo error
'Lilo & Stitch' es uno de los mayores clásicos contemporáneos de Disney gracias al alienígena que da nombre a la película, convertido en una herramienta de marketing y merchandising que ha acabado marcando a toda una generación gracias a su carisma. En un nuevo intento de actualizar el filme original, la Casa del Ratón ha vuelto a trastocar los ingredientes que hicieron de aquella obra de 2002 una producción redonda y exitosa capaz de extenderse en su día con nuevas secuelas y películas.
Dean Fleischer-Camp, director de escaso recorrido en Hollywood con un mediometraje publicado y una breve aproximación a la animación con 'Marcel, la concha con zapatos', recoge el testigo de Chris Sanders y Dean DeBlois para trasladar la historia de Stitch a la acción real. Grosso modo, el resultado es un largometraje fallido en lo que respecta a estructura y narrativa con un montaje caótico y errante que pretende intensificar el formato cinematográfico estándar para que se asemeje lo máximo posible a la versión animada, con un resultado que no cuaja y hace aguas.

Disney suele establecer cambios en sus remakes para que estos posean cierta identidad propia frente a las cintas originales, lo que no está nada mal porque hay adiciones que pueden añadir más contexto a ciertas partes del guion, ampliando el desarrollo de personajes y sus motivaciones. Sin embargo, en 'Lilo & Stitch' se hace todo lo contrario y la Casa del Ratón se carga el elemento más característico del también conocido como Experimento 626: su ira e instintos violentos.
Es una decisión que no solamente afecta a la propia evolución del personaje, sino también al resto del elenco y sus respectivos lazos con Stitch, quien desde el principio emprende un camino de purificación para escapar de los fines de su creación para acabar conociendo el amor y lo que es una familia. Se trata de un cambio que pesa mucho y que es imposible no mencionar, puesto que desdibuja totalmente lo que era el alienígena hasta la fecha. Mantiene ciertos brotes, pero están convertidos en simples rabietas para dar paso a lo cómico.
Más que un remake, esta versión live-action de 'Lilo & Stitch' podría considerarse una especie de reinterpretación de lo que fue la historia estrenada en cines a principios de siglo. Si nos aproximamos a la producción bajo esa perspectiva, el resultado no es tan negativo y hasta funciona bien de manera independiente, pero de igual forma estamos ante un gran cambio que se alinea con 'Mufasa' y sus alteraciones de libreto.

Por suerte, Maia Kealoha y Sydney Agudong vienen con la suficiente fuerza como para recrear la esencia de los personajes de Lilo y Nani sin perder ni pizca de magia, aportando fuertes cargas emotivas y dramáticas que plasman el apartado más conmovedor del relato, con un Stitch que, si bien está muy suavizado, continúa siendo muy carismático y desprendiendo ternura. Para los más pequeños, el alienígena seguirá siendo lo mejor y lo más atractivo del live-action, y más ahora que sus escenas más feroces se han transformado en gags de comedia. Pero desde luego esta no es la película que marcó la generación de los noventa.