El especial por el 50 aniversario de Saturday Night Live no solo fue una celebración de cinco décadas de comedia, sino también una autocrítica mordaz sobre los sketches y personajes que, con el paso del tiempo, han quedado fuera de lugar. Durante la gala, Tom Hanks presentó un inesperado segmento de “in memoriam” que, en lugar de honrar a miembros fallecidos del elenco, rindió tributo a las bromas y personajes que hoy serían considerados inaceptables. Con su característico tono serio, el actor ironizó sobre los cambios en el humor televisivo y responsabilizó al público: “Si estos personajes eran de mal gusto, ¿no deberían ser ustedes, la audiencia, los cancelados?”.
La sensibilidad ha evolucionado
El video recopilatorio incluyó una amplia gama de categorías que reflejan cómo ha evolucionado la sensibilidad social en torno a la comedia. Desde estereotipos étnicos hasta chistes sobre acoso sexual, pasando por sketches de “gay panic” o maquillaje cuestionable, el repaso dejó claro que muchas de las bromas que hicieron reír a generaciones hoy serían imposibles de emitir sin generar controversia. Algunas secciones llevaron títulos elocuentes como “Yikes” o “Woah”, señalando momentos particularmente incómodos, como la aparición de Adrien Brody con rastas falsas o el infame sketch de Mike Myers y Macaulay Culkin en una bañera.

Además de los personajes y situaciones ficticias, el montaje no dejó fuera a invitados problemáticos que pasaron por el programa, entre ellos O. J. Simpson, R. Kelly y Diddy, figuras envueltas en escándalos que, en retrospectiva, empañan su participación en el show. El especial también resaltó escenas de discriminación hacia personas con discapacidad, la cosificación de las mujeres en la comedia de antaño y el uso de insultos raciales en diferentes etapas del programa.
Más allá de la sátira, el segmento sirvió como un ejercicio de reflexión sobre la evolución de la industria del entretenimiento y los cambios en el humor televisivo. En sus primeros años, SNL no tenía las mismas restricciones ni la misma consciencia social que hoy domina el discurso público. Lo que en su momento parecía irreverente y transgresor, ahora se mira con una óptica crítica, demostrando cómo el estándar de lo aceptable ha cambiado drásticamente en medio siglo.