La rutina diaria, las responsabilidades laborales y la crianza de los hijos son elementos que pueden desgastar cualquier relación de pareja, convirtiendo una convivencia íntima y satisfactoria en una mera coexistencia funcional. Esta etapa, conocida como la fase de "compañeros de habitación", describe ese momento en el que la relación parece reducirse exclusivamente a tareas logísticas, dejando de lado la conexión emocional y física. Según la terapeuta Jill Dzadey, este fenómeno es más común de lo que parece y, si no se aborda a tiempo, puede derivar en sentimientos de resentimiento y distancia emocional.
Durante esta fase, las conversaciones entre la pareja giran únicamente en torno a temas prácticos: la organización del hogar, el cuidado de los hijos o las tareas pendientes. Se pierde el espacio para el disfrute mutuo, la complicidad y la pasión. Dzadey señala que esta desconexión suele surgir en momentos clave de la vida, como el nacimiento de un hijo o el cambio de empleo, cuando las prioridades cambian de forma inconsciente y se descuida la relación, según recoge La Vanguardia. "Es importante nombrar y reconocer esta fase para poder actuar", afirma Dzadey.
Hay que moverse antes de que sea tarde
Enfrentar esta etapa requiere ser proactivo y consciente. La clave, según los expertos, está en dedicar tiempo de calidad a la pareja, buscar actividades conjuntas y reavivar la chispa con pequeños gestos que rompan la monotonía. Sonia Encinas, sexóloga española, recalca que el deseo y la pasión no son automáticos ni lineales: "El placer y la intimidad toman muchas formas, y la clave está en mantener la conexión emocional". Según Encinas, lo que realmente "mata" el deseo es la falta de comunicación, la ausencia de afecto y la desconexión emocional.
El desequilibrio en la repartición de tareas, el cansancio acumulado y la falta de atención mutua son algunos de los factores que contribuyen a esta desconexión. Encinas insiste en que el primer paso para salir de esta fase es la comunicación sincera y el compromiso de ambos para reconstruir el vínculo: "Expresarse sin juicio, dedicar tiempo a mirarse, reconocerse y compartir experiencias nuevas es esencial".

Yasmina Elmerkaoui, creadora de contenido y madre de dos hijos, compartió su experiencia personal en redes sociales para visibilizar esta realidad y normalizarla. "Hay momentos en los que te sientes atascada en la rutina y terminas coexistiendo con tu pareja, como si fuera un compañero de piso", comenta. Para Yasmina, la clave está en mantener una comunicación abierta y en hacer preguntas semanales a su pareja, como "¿qué cosas hice esta semana que te hicieron sentir amado?".
Finalmente, los expertos coinciden en que la fase de "compañeros de cuarto" no es el fin de la relación, sino una etapa que puede superarse con intención y creatividad. "No hay nada de malo en pedir ayuda si es necesario", concluye Yasmina. El reto está en identificar el problema, buscar soluciones juntos y recordar que cada relación evoluciona, enfrentando momentos de mayor o menor conexión, pero siempre con la posibilidad de reencontrarse.