China se prepara para el futuro. El próximo 3 de septiembre, la plaza de Tiananmen se convertirá en el escenario de un espectáculo militar sin precedentes. Pekín, que atraviesa una dura recesión inmobiliaria, tiene previsto un desfile de dimensiones colosales para conmemorar el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, detrás de la solemnidad histórica se esconde un objetivo estratégico: mostrar a Occidente hasta dónde ha llegado la modernización del Ejército Popular de Liberación bajo Xi Jinping, enseñando al mundo los últimos avances realizados en este campo.
El régimen chino prepara un espectáculo bélico sin precedentes como advertencia al resto del mundo
La magnitud del evento será extraordinaria. Más de 10.000 soldados, alrededor de un centenar de aeronaves y varios centenares de vehículos blindados desfilarán durante 70 minutos en lo que promete ser la mayor exhibición de armamento chino desde 2019. Se espera la participación de 45 formaciones distintas y la presentación de más de 100 tipos de equipos militares, todos de fabricación nacional y en servicio activo.
Según las autoridades chinas, gran parte del armamento será completamente nuevo. Entre las novedades destacan misiles hipersónicos capaces de alcanzar cinco veces la velocidad del sonido, sistemas de defensa antimisiles, armas de energía dirigida, drones de combate autónomos y avanzados sistemas de guerra electrónica. El mayor general Wu Zeke, subdirector del desfile, asegura que estas tecnologías “demuestran la capacidad de nuestro ejército para adaptarse a los avances tecnológicos y ganar conflictos futuros”.
Aunque oficialmente el desfile celebra la victoria sobre Japón, el mensaje implícito apunta a Estados Unidos y sus aliados en el Pacífico. Los analistas esperan ver nuevos misiles anti-buque, como los modelos YJ-15, YJ-17, YJ-19 y YJ-20, diseñados para amenazar portaaviones y dificultar la proyección de fuerza occidental en la región.
Taiwán también se encuentra en el foco del espectáculo. El arsenal presentado, que incluye tanques con torretas no tripuladas y sistemas de protección activa, complicaría significativamente la estrategia defensiva de la isla, basada en armamento antitanque ligero y móvil. Sheu Jyh-Shyang, del Instituto de Investigación de Defensa y Seguridad Nacional de Taiwán, advierte: “Esto no son buenas noticias para Taiwán”.
La ceremonia contará con un invitado de alto perfil: Vladimir Putin. Su presencia junto a Xi Jinping refuerza la percepción de una alianza estratégica entre Moscú y Pekín frente a Occidente. Putin ya asistió al desfile de 2015, en el que la mayoría de líderes occidentales declinaron participar, y su regreso subraya la continuidad de esta relación geopolítica.
El desfile llega en un contexto de máxima tensión en el Pacífico. El Ejército Popular de Liberación ha intensificado sus maniobras simulando bloqueos y ataques contra Taiwán, mientras desafía la capacidad de intervención estadounidense en la región. Pekín promete revelar más detalles sobre el armamento específico en las próximas semanas, consolidando un despliegue que combina espectáculo histórico y demostración de fuerza militar sin precedentes.
