En una historia que ha dado la vuelta al mundo, Damian Gordon, un australiano de 36 años, ha conseguido reunir el dinero suficiente para el depósito de su primera vivienda reciclando latas y botellas durante siete años. A través del sistema “reverse vending” —muy extendido en países como Australia, Alemania o Noruega—, Gordon ha recolectado nada menos que 450.000 envases, lo que le ha generado cerca de 46.000 dólares australianos (unos 41.000 euros). ç
10 céntimos de dólar australiano por unidad
Un gesto de constancia y conciencia medioambiental que ha acabado con un techo propio en Central Coast, en Nueva Gales del Sur. Este sistema de reciclaje recompensado funciona mediante máquinas instaladas en supermercados y otros puntos clave del país, donde por cada lata o botella se recibe una pequeña compensación económica. En Nueva Gales del Sur, estas máquinas ofrecen 10 céntimos de dólar australiano por unidad.
Aunque la suma puede parecer modesta, el sistema “Return and Earn” gestiona entre 5 y 7 millones de envases al día, reflejando un éxito rotundo en la promoción del reciclaje a gran escala. Gordon, que trabaja a jornada completa, ha llevado su pasión por el reciclaje más allá del hábito doméstico. En su tiempo libre, se ofrece como voluntario en festivales de música donde llega a recolectar miles de envases.
En un solo festival recogió 40.000 latas
De hecho, su mayor hazaña fue en el festival Northern Rivers, donde recogió 40.000 latas en un solo día. Su compromiso le ha llevado incluso a vaciar contenedores de pisos turísticos y a cargar mochilas llenas de latas tras salidas con amigos, siempre con la vista puesta en su meta.
La educación recibida desde pequeño —marcada por una disciplina ecológica férrea— ha sido clave en su motivación. Más allá de haber cumplido su sueño de adquirir una casa, Gordon continúa buscando formas de vivir de forma sostenible. Recupera alimentos no perecederos abandonados en campings y reflexiona con claridad sobre la cultura del derroche: “Vivimos en una sociedad de usar y tirar, y a veces hay cosas muy buenas en la basura”.