Si alguien puede hablar con autoridad sobre la inteligencia artificial, ese es Mustafa Suleyman. Co-fundador de DeepMind y figura clave en la escena tecnológica global, su trayectoria le ha llevado a moverse entre dos de los gigantes que marcan el ritmo de la innovación: Google y Microsoft.
Según recuerda Wired, Suleyman dejó Google para crear su propia empresa de asistentes de chatbot, y en marzo de 2024 asumió la dirección ejecutiva de la división de IA de Microsoft. Desde entonces, sus declaraciones sobre el futuro de la IA no han dejado indiferente a nadie, sembrando tanto admiración como preocupación.
Mustafa Suleyman, gurú de la IA, alerta: "Crear inteligencias que superen al ser humano es inmoral y arriesgado"
Uno de los temas que más ha resaltado Suleyman es la inteligencia artificial general (AGI, por sus siglas en inglés), ese tipo de IA que busca emular capacidades cognitivas humanas, algo que Sam Altman busca desesperadamente. Una idea que, a primera vista, puede resultar inquietante, especialmente cuando quien la cuestiona es alguien que conoce de primera mano los planes de las grandes tecnológicas.
"La IA todavía tiene que ser una compañera", señaló en una entrevista reciente, insistiendo en que la conexión emocional entre humanos y máquinas sigue siendo "súper importante". Y lanzó una advertencia clara. "Si llevamos esto demasiado lejos, la gente empezará a defender los derechos de las IA. Eso sería peligrosísimo y totalmente erróneo; necesitamos posicionarnos claramente en contra", concluía al respecto.
La principal preocupación de Suleyman -compartida por muchos expertos- es que los propios humanos puedan impulsar a la IA hacia una independencia que deje de servirnos. Según explica, si estas máquinas llegaran a desarrollar "sus propias motivaciones, deseos y metas", podrían dejar de ser herramientas al servicio de las personas y empezar a actuar por sí mismas.
"La tecnología debe estar para servirnos, no para tener su propia voluntad. Debe ayudarnos a ahorrar tiempo, potenciar nuestra creatividad y facilitar nuestra vida, no sustituirnos en nuestros trabajos", afirma. Y no se trata solo del ámbito laboral. Suleyman también ha señalado cómo la IA ya está afectando la manera en que nos relacionamos y cómo algunas personas la utilizan incluso para lidiar con problemas de salud mental. Microsoft, por ejemplo, ha desarrollado Copilot, su asistente de IA, para ofrecer apoyo emocional sin reemplazar la atención profesional: "No da consejo médico directo, pero ayuda a los usuarios a entender mejor la información que reciben", aclara Suleyman.
El CEO de la IA de Microsoft hace un llamamiento a todos los desarrolladores: la tecnología debe "siempre servir a la humanidad" y contribuir a que seamos mejores como individuos. Para lograrlo, sostiene que es imprescindible establecer barreras de protección y normas claras, e incluso propone la creación de un acuerdo intersectorial que defina qué está permitido y qué no con la inteligencia artificial.















