Hace casi diez años, Mark Zuckerberg y su esposa, Priscilla Chan, decidieron canalizar parte de los beneficios de Meta en un ambicioso proyecto educativo. En plena ola de reivindicaciones sobre diversidad, equidad e inclusión, la Chan Zuckerberg Initiative lanzó The Primary School, un colegio que prometía transformar las vidas de los niños más vulnerables de Palo Alto. Sin embargo, ninguno de los alumnos que comenzaron sus estudios allí logrará graduarse en esta institución.
Mark Zuckerberg impulsa un 'colegio ideal' que fracasa rotundamente: ni un solo alumno se graduará antes de su cierre.
A solo una década desde su fundación como una ONG orientada a apoyar a comunidades desfavorecidas en Silicon Valley, The Primary School anuncia su cierre definitivo. En un comunicado oficial, sus responsables admiten que ha sido una “decisión muy difícil”, aunque nada se ha mencionado sobre la caída en las donaciones ni la aparente retirada de Zuckerberg y Meta de cualquier compromiso real con las políticas DEI.
El llamado “colegio ideal” de Zuckerberg resultó insostenible. Desde su apertura en 2016, The Primary School se erigió como una esperanza para cientos de niños, llegando a atender a 443 alumnos en su punto más alto. Su propuesta educativa incluía profesores bilingües para una comunidad mayoritariamente latina, horarios flexibles para apoyar a las familias trabajadoras, subsidios para viviendas asequibles y servicios dentales gratuitos para los niños.
Pero la realidad económica terminó por pasar factura: las donaciones cayeron en picado, de 8 millones de dólares en 2022 a solo 3,7 millones en 2023, mientras que los costos operativos superaban los 12 millones anuales. Sin apoyo gubernamental adicional, el proyecto fue insostenible. En abril pasado, Zuckerberg y Chan confirmaron que cerrarían el centro. Paralelamente, en Estados Unidos se observa un retroceso en el discurso oficial sobre diversidad e inclusión, y la Chan Zuckerberg Initiative ha redirigido su foco hacia áreas más lucrativas como la biomedicina y la inteligencia artificial.
Las familias afectadas, que recibieron compensaciones económicas entre 1000 y 10.000 dólares, se enfrentan ahora a la angustiosa búsqueda de un nuevo hogar y colegio para sus hijos. “Teníamos todo aquí, y ahora debemos empezar desde cero”, confesó a San Francisco Chronicle una madre con dos hijas inscritas en la escuela.
Lejos de ser un proyecto altruista, el cierre de The Primary School evidencia que para Zuckerberg y su esposa no era más que otra startup financiada con fines cuestionables. Un negocio que, al igual que otros de su cartera, se abandona sin remordimientos cuando las dificultades asoman, dejando tras de sí un rastro de promesas incumplidas y familias desamparadas.
