1. Vandal Random
  2. Noticias
  3. Madre e hija construyen una casa de 7 habitaciones sin ladrillos ni madera, 'solo' con 8.000 botellas de plástico

Madre e hija construyen una casa de 7 habitaciones sin ladrillos ni madera, 'solo' con 8.000 botellas de plástico

Hoy, la Casa de Sal se ha convertido en algo más que una vivienda alternativa. Es un símbolo cultural y ambiental, inspirado tanto por la tradición quilombola e indígena de la familia como por la urgencia climática del presente.
Madre e hija construyen una casa de 7 habitaciones sin ladrillos ni madera, 'solo' con 8.000 botellas de plástico
·
Actualizado: 9:30 23/8/2025
botellas
casa
reciclaje
vivienda

En la isla brasileña de Itamaracá, donde conviven playas paradisíacas con una creciente presión turística, se alza una construcción que ha desafiado las convenciones de la arquitectura y del consumo.

La Casa de Sal, levantada con más de 8.000 botellas de vidrio recogidas de las playas y calles, se ha convertido en un símbolo de resistencia ambiental y social. La iniciativa fue ideada y ejecutada por Edna Dantas, educadora socioambiental de 55 años, y su hija Maria Gabrielly, diseñadora de moda sostenible de 27, quienes en apenas dos años transformaron los desechos en una vivienda de siete habitaciones.

PUBLICIDAD

Una casa pensada durante la pandemia

El proyecto nació en plena pandemia, cuando ambas observaban con frustración la acumulación de basura en la costa. “Quiero construir una casa con botellas de vidrio”, se dijo Edna, que había crecido en el árido Agreste brasileño acostumbrada a reciclar por necesidad. Lo que parecía un gesto simbólico acabó convirtiéndose en una vivienda real, hecha de madera recuperada, palets reutilizados y hasta tejas fabricadas con tubos de pasta de dientes, uniendo creatividad con una visión clara: mostrar que lo que se desecha puede tener un nuevo propósito.

La construcción no fue sencilla. Durante los primeros meses, madre e hija convivieron en un espacio mínimo, sin baño ni cocina convencionales, mientras avanzaban en el ensamblaje de los muros de vidrio y las estructuras internas. “El primer año y medio fue puro ingenio. Lavábamos los platos en una palangana, pero no perdimos de vista nuestra visión”, recuerda Gabrielly. El resultado es una casa que no solo es habitable, sino que combina estética, funcionalidad y una narrativa de resistencia frente a la cultura del descarte.

Más allá de lo material, la Casa de Sal encierra un fuerte mensaje social. En Brasil, donde más de 5,8 millones de personas carecen de vivienda digna, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, proyectos como este plantean un debate urgente: cómo garantizar el derecho a techo en un país marcado por la desigualdad y, al mismo tiempo, qué hacer con los millones de toneladas de residuos que genera el consumo masivo. “Estas botellas no van a desaparecer solas. Si nadie regula su producción ni castiga su abandono, lo mínimo es pensar en cómo reutilizarlas”, denuncia Edna.

Un proyecto feminista

El proceso de construcción también sacó a la luz las barreras de género en un ámbito todavía dominado por hombres, tal y como revelaron a algunos medios. “Queríamos contratar mano de obra solo en tareas puntuales, pero siempre opinaban o intentaban corregirnos, como si no supiéramos lo que hacíamos”, explica Gabrielly. Para ellas, la vivienda es también una declaración feminista: un espacio edificado con paciencia y técnica por dos mujeres que decidieron tomar el control de la obra, desafiando prejuicios y demostrando capacidad en cada detalle.

Comentarios: 3

En forosComentar en nuestros foros

Más sobre Viral

RANDOM
Flecha subir