Parecía que Estragos, el nuevo thriller de acción de Tom Hardy, iba a ser un éxito rotundo. En cierta manera lo ha sido, pero con grandes matices. La crítica apoyó la vuelta de el protagonista de Venom a un género que se le da muy bien, pero el público no ha tenido la misma paciencia tras su estreno en Netflix el pasado 25 de abril. La cinta se ha desplomado entre los espectadores, que critican duramente su calidad.
La nueva película de acción de Tom Hardy decepciona: el público le da la espalda y se desploma en Rotten Tomatoes
Con un 65% de aprobación por parte de la crítica especializada en Rotten Tomatoes, la película parecía arrancar con cierto respaldo. Pero como suele ocurrir en estos casos, la audiencia ha sido mucho más severa, otorgándole apenas un 39% en el momento de escribir estas líneas.

Entre las principales quejas destacan un desarrollo de personajes muy pobre y un abuso evidente de efectos generados por ordenador, que lastra cualquier intento de darle peso emocional a la historia. Y hablamos de un problema que se está repitiendo mucho en los últimos tiempos.
Lejos de ser un caso aislado, Estragos confirma una vieja tendencia de Netflix: la de producir películas que dividen radicalmente a crítica y público, o que simplemente encuentran éxito a base de inercia pese a las malas valoraciones. Y es que, a pesar del aluvión de críticas negativas, lo nuevo de Tom Hardy ha logrado situarse como número 1 en el ranking global de la plataforma durante todo el fin de semana.
Las diferencias entre la crítica especializada y el público en Netflix, cada vez más distantes y contrapuestas, reflejan la complejidad del consumo del entretenimiento actual. Y vamos a peor, pues esta brecha se amplía en un ecosistema donde la cantidad de estrenos semanales es abrumadora. En última instancia, el éxito en Netflix no siempre depende del reconocimiento crítico, sino de la capacidad de una obra para conectar con una audiencia cada vez más global y fragmentada.