Josh Hutcherson ha puesto palabras a algo de lo que muchos actores jóvenes hablan solo en privado: qué pasa cuando el sueño de Hollywood se detiene en seco. En el pódcast Dinner’s On Me, presentado por Jesse Tyler Ferguson, el intérprete de Peeta Mellark confesó que pasó toda su infancia y adolescencia “conociendo solo el éxito” y que no supo lo que era el rechazo hasta después del fenómeno de Los Juegos del Hambre. La paradoja es llamativa: después de protagonizar una saga que recaudó miles de millones y le colocó junto a Jennifer Lawrence y Philip Seymour Hoffman, el teléfono dejó de sonar.
Hutcherson, quien vive con su novia en Madrid desde hace años, empezó a trabajar con apenas 9 años y encadenó proyectos de forma casi ininterrumpida: Zathura, Bridge to Terabithia, The Kids Are All Right y, finalmente, el salto definitivo con Los Juegos del Hambre en 2012, cuando tenía 18. En el podcast recuerda cómo la industria le vendió la idea de que había “llegado”: era el coprotagonista de una franquicia multimillonaria, parte de un reparto de prestigio y rostro reconocible en todo el mundo. “Te ponen en un pedestal y te hacen creer que esa posición es estable”, viene a decir, hasta que la realidad desmonta el relato.
Del pedestal al silencio
Esa realidad llegó hacia los 25 años, una vez cerrada la tetralogía con Sinsajo – Parte 2. De repente, lo que había sido una racha continua de trabajos se convirtió en “una cadena de nadie llamando, de no recibir ofertas, de hacer castings y no quedarme con los papeles”, recuerda. Para quien había crecido pensando que, si le llamaban a una prueba, lo normal era acabar en el reparto, el choque fue brutal: por primera vez experimentó decepción, sensación de rechazo y la certeza de que la fama de una saga no garantiza trabajo al día siguiente.
La historia, sin embargo, no se queda en la caída. A sus 33 años, Hutcherson está viviendo una especie de “segunda carrera”. Ha pasado por el cine de acción con The Beekeeper, donde interpreta al villano frente a Jason Statham, y se ha reconectado con el público más joven gracias al terror comercial de Five Nights at Freddy’s y su secuela, que ha llega a cines en diciembre de 2025 con él repitiendo como Mike Schmidt. En paralelo, se ha colado en el ecosistema HBO con la comedia I Love LA, donde encarna a Dylan, un interés romántico que internet ha adoptado encantada.
Regresar a Peeta… o no hacerlo
Su vínculo con Los Juegos del Hambre, no obstante, sigue intacto. En declaraciones recientes, Hutcherson ha dejado claro que volvería a la arena sin pensárselo dos veces si surgiera la oportunidad: le gustaría reencontrarse con Francis Lawrence, Jennifer Lawrence, Liam Hemsworth o Woody Harrelson “en un abrir y cerrar de ojos”. El éxito de la precuela La Balada de pájaros cantores y serpientes ha reactivado la franquicia y mantiene abierta la puerta a nuevas historias, algo que muchos fans interpretan como el contexto perfecto para recuperar, de algún modo, a Peeta.
En el fondo, su testimonio encaja con un patrón muy conocido en Hollywood: el de los niños prodigio que, al llegar a la adultez, descubren que el sistema no estaba diseñado para cuidarles a largo plazo.
