Es una película incómoda y está disponible en streaming. Hablamos de Black Box Diaries, una producción que está en el catálogo de Filmin y que ha vuelto a poner de relieve el cine japonés y sus tabúes más profundos. Dirigida por Shiori Ito, esta obra fue una de las candidatas al Oscar en la categoría de documental.
Aunque finalmente la estatuilla se la llevó No Other Land, el impacto del testimonio de Ito sigue dando mucho que hablar, no solo en los ojos del público internacional, sino también en su país natal, Japón, donde la película ha reabierto viejas polémicas que la propia cineasta había deseado cerrar.
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La película es una especie de testimonio en tiempo real de la periodista que, tras ser violada por Noriyuki Yamaguchi, un periodista de renombre cercano al primer ministro Shinzo Abe, se enfrenta a un largo y doloroso proceso judicial. La propuesta visual de Black Box Diaries es cruda y directa, una mirada casi diaria a los momentos de Ito, no solo en sus entrevistas o en el juicio, sino también en sus momentos más vulnerables.
A través de su cámara, Ito crea un relato muy personal, imbuido de una atmósfera inquietante donde la intimidad se convierte en resistencia. Lo que podría parecer un ejercicio de denuncia con repercusiones universales, se convierte en un acto de valentía para la cineasta, especialmente cuando se confronta con la tradicional reserva del cine japonés en torno a temas como el #MeToo.
Black Box Diaries no solo expone la tragedia personal de Ito, sino que se convierte en un espejo de una sociedad patriarcal y, más aún, de un sistema judicial que muchos perciben como protector de las élites y opresor de las víctimas. La sociedad japonesa, en la que las denuncias por abuso sexual siguen siendo raras, se enfrenta ahora a un dilema: reconocer la denuncia o continuar con el silencio que tan cuidadosamente se ha cultivado.
El proceso judicial de Ito, que culminó en 2019 con un veredicto favorable, fue un hito en Japón, pero no lo fue menos el modo en que Ito logró transformar su experiencia en una obra cinematográfica que, lejos de quedarse en la mera denuncia, se adentra en las sombras del sistema judicial japonés. Las imágenes de cámaras de seguridad y las declaraciones no autorizadas de testigos han sido el centro de una controversia en su país, donde algunos críticos la acusan de "falta de ética periodística".
Para los defensores de la obra, estas escenas son esenciales para mostrar la gravedad del caso y el sufrimiento al que Ito fue sometida. Por supuesto, no han faltado voces críticas dentro de Japón, que aún ven a Shiori Ito como una "extranjera" por su visión internacional de los problemas que aborda. Según Eric Nyari, productor de la película, este resentimiento tiene mucho que ver con la percepción de que Ito, al haber vivido fuera de Japón, no representa a la sociedad nipona de manera auténtica, lo que convierte su testimonio en algo ajeno a su cultura.
Esta visión ha alimentado una creciente desconfianza hacia ella, algo que se refleja en su reciente cancelación de una proyección en Tokio, citando "problemas de salud". Además, Ito ha pedido disculpas públicamente por no haber obtenido permisos para algunas declaraciones utilizadas en el documental, comprometiéndose a reeditar la película para proteger las identidades involucradas. Aún hoy, a pesar de su éxito internacional y su presencia en los Oscars, el documental sigue sin tener una fecha de estreno en Japón.
La historia de Shiori Ito, al igual que su película, sigue siendo un testimonio de la lucha por la justicia en un país que aún parece no estar listo para enfrentarse completamente a sus sombras.















