James Gunn es un tipo particular. El director se estrenó en DC con la película Escuadrón Suicida (2021), una producción comiquera que no solo presentaba un espectáculo visual impresionante, sino que también reconfiguraba por completo el concepto de equipo de antihéroes que su predecesora, dirigida por David Ayer, intentó plantear en 2016 -y que no salió del todo bien-.
La comparación entre ambas versiones revela una diferencia fundamental en la comprensión del tono, el carácter y, sobre todo, la fidelidad a los cómics. Sí, casi el mismo ejemplo de Superman entre la idea de Gunn y Zack Snyder. Dos caras de la misma moneda.
Mientras que la entrega de Ayer parecía un collage de ideas sin una cohesión clara por injerencias del estudio, Escuadrón Suicida de Gunn se erige como un homenaje fiel al espíritu de los cómics, trayendo a la pantalla grande lo mejor de lo aprendido en su etapa por la Casa de las Ideas y el corazón de DC Comics.
James Gunn rescató a 'Escuadrón Suicida' y se perfila como el salvador del Universo DC en el cine: en Warner ya se frotan las manos
Gunn, conocido por su trabajo en Guardianes de la galaxia (2014), se adentra en un terreno desconocido pero familiar, introduciendo un enfoque irreverente, cargado de humor ácido, gore estilizado y personajes marginales. Estos elementos, que definieron su estilo cinematográfico, no solo aportan frescura al universo DC, sino que logran captar la esencia caótica y desestructurada de los personajes de los cómics.

En términos de tono, como hemos visto en Superman y en su serie El Pacificador, la película se desmarca radicalmente de la anterior entrega, que se vio atrapada en un tono oscuro y autocomplaciente, donde sus personajes no brillaban por sus personalidades, sino por la ejecución forzada de un drama que no calaba.

En cuanto a la fidelidad a los cómics, Escuadrón Suicida hace justicia a la naturaleza y a la gravitas de los personajes, algo que la versión de Ayer no alcanzó a hacer. Personajes como Harley Quinn, interpretada por Margot Robbie, y Rick Flag, ahora más profundizados, mantienen la esencia de sus contrapartes en las páginas. Gunn, consciente de la rica historia de estos antihéroes, se asegura de que cada uno de ellos se vea a la altura de su contraparte en los cómics, haciendo que sus tramas y sus personalidades sean más auténticas.

Harley, por ejemplo, es mucho más que una víctima del caos; es una mujer compleja, que aún conserva el carisma y la locura que tanto la caracterizan en las viñetas. Pero es la inclusión de personajes como Peacemaker (John Cena) y Bloodsport (Idris Elba) lo que realmente resalta la fidelidad al cómic. Ambos son retratados con una mezcla de brutalidad y comedia oscura, justo como en sus apariciones en los cómics de DC.
Peacemaker, con su moralidad distorsionada, es un personaje de gran complejidad, más allá de su fachada de soldado de pacotilla, mientras que Bloodsport es una figura imponente que destaca por su destreza en combate, pero también por su fragilidad emocional. Esta reinterpretación de los personajes no solo es fiel al material original, sino que ofrece una capa de profundidad que hace que el espectador se interese genuinamente por ellos.

La trama, aunque simple en su premisa de una misión suicida, sirve como vehículo para explorar estos personajes, ofreciendo un ejercicio de desenfreno visual sin perder de vista el desarrollo emocional. A diferencia de la primera película, que no terminaba de definir su propósito, el filme de Gunn no solo es entretenido, sino que tiene un alma, una que se refleja en la forma en que honra las páginas de los cómics de DC, especialmente en el estilo de los más oscuros y excéntricos relatos de la editorial.
James Gunn tiene todas las herramientas para salvar a Warner y al universo DC con su visión de Superman. Su trayectoria lo respalda: convirtió a los desconocidos Guardianes de la Galaxia en una de las sagas más queridas del UCM y revitalizó El Escuadrón Suicida con estilo, humor y corazón. Gunn entiende cómo equilibrar lo absurdo y lo épico, lo íntimo y lo espectacular, sin perder el alma de los personajes.

Escuadrón Suicida de James Gunn es una declaración de amor al cómic. No solo reinventa al equipo de antihéroes, sino que lo hace con una fidelidad que se extiende desde el guion hasta la ejecución visual, uniendo lo mejor del cómic con una de las voces más prometedoras del cine de acción contemporáneo. Su enfoque autoral, cargado de sensibilidad y energía, es justo lo que DC necesita para renacer. Si alguien puede devolverle la esperanza al Hombre de Acero, es él.